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Reportaje:

Las 'vagineras' de Algeciras

Más de 200 mujeres han ingresado en prisión preventiva en la cárcel de Algeciras durante la primera quincena del mes de Julio. Son las denominadas vagineras, mujeres que bajan del barco que hace la línea de Ceuta a Algeciras portando bolas de hachís en la vagina y que, si pasan la aduana, ganan entre 30.000 y 45.000 pesetas por viaje. La mayor parte de ellas ha sido trasladada a otras cárceles de Andalucía o Extremadura por incapacidad física del centro penitenciario algecireño. Desde que en 1983 fueron instalados los rayos X en la aduana han crecido enormemente en número, en sustitución de los culeros, sobre los que gozan de la ventaja de aducir embarazo para no pasar los rayos X.

La mayoría de estas vaginera procede de la provincia de Granada, seguida de las de Sevilla y Córdoba. Se está detectando un aumento de esta actividad en mujeres de Huelva, Campo de Gibraltar y Jerez.Un gran porcentaje de ella pertenece a la raza gitana, y su nivel cultural es muy bajo. "Al contrario de lo que ocurre con los varones, entre los que el traficante suele ser toxicómano, estas mujeres no prueban el hachís, ni siquiera beben", señala Juan Acuña, médico de la prisión de Algeciras. "Para ellas la droga no sería ningún mal a no ser porque su original forma de transporte produce un elevado porcentaje de infecciones de tipo ginecológico. Tienen micosis u hongos vaginales que suelen degenerar en crónicos, ya que al marcharse de la prisión dejan el tratamiento correspondiente".

El relevo de los 'culeros'

El aumento espectacular de las vagineras en los últimos tiempos responde a la retirada de los culeros, hombres que transportaban el hachís en el recto y que tras la implantación de los rayos X han visto impedida en la práctica su actividad. Las mujeres recurren al ardid de declararse embarazadas, o algunas realmente lo están, para así esquivar el control de los rayos X.

Esta nueva modalidad de tráfico de hachís ha desbordado todas las previsiones, y el gobernador civil de Cádiz, Mariano Baquedano, tras una cumbre celebrada en Algeciras el pasado día 27 con los responsables de todos los organismos implicados en el tema, anunció la intención de endurecer las medidas para su represión. En la actualidad, la media de detenciones diarias en la aduana es de 15 personas, pero a menudo las cifras se disparan hasta llegar al récord de 258 en una sola tarde. Por sistema, las vagineras se niegan a ser reconocidas por rayos X o por la doctora especialista habilitada al efecto en la propia aduana para reconocer a las que alegan embarazo.

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Entonces son detenidas por desacato y desobediencia y, tras la orden judicial correspondiente, ingresan en la prisión de la ciudad, las que caben, o esperan en dependencias de la Guardia Civil a ser trasladadas a otras cárceles.

"Nos hemos tenido que dedicar a resolver, como problemas más importantes, la alimentación, higiene y sanidad, para evitar infecciones en el establecimiento", dice el director de la prisión, mientras que se acumulan los expedientes y el trabajo en sus oficinas de registro y administración.

Niños menores

El departamento femenino ha sido objeto de una pequeña ampliación. Se intenta recuperar huecos, pero el mayor número de internas que puede albergar es de 40.

A ello se ha unido un nuevo problema, el de los niños menores de seis años que acompañan a estas mujeres. Antes, el máximo de pequeños que esporádicamente pasaban por la prisión era de cuatro, pero con las últimas detenciones han llegado a tener hasta 26 en una semana.

Usados como chantaje psicológico o como camuflaje, los funcionarios de la prisión dudan en muchos casos de que sean hijos propios de la mujer que los lleva, y se ha dado el caso de preguntar a una madre por el nombre del pequeño y que ésta no lo supiera. Se ha comprobado en ocasione que los niños son prestados o incluso alquilados.

Su caso es motivo de preocupación especial en el centro penitenciario, sobre todo para el médico, ya que "con el fuerte calor de estos días vienen medio deshidratados".

Además, no cuentan con una guardería o algún lugar adecua do donde tenerlos, y lo único que pueden hacer por ellos en la cárcel es mejorar su alimentación y extremar los cuidados médicos.

Hasta ahora no ha habido altercados dentro de la prisión. "No colaboran, pero tampoco crean disturbios, porque saben que van a estar sólo unos días", señala Francisco Fernández, director del centro. Unos días que ahora oscilan entre los 10, para las detenidas por primera vez, y los 15. En ese período de tiempo suelen tener la droga en el interior del cuerpo, en unas cantidades que van desde los 200 gramos hasta el máximo de un kilo. Vienen a ganar por viaje entre 30.000 y 45.000 pesetas.

Se calcula que son alrededor de 800 las mujeres que se dedican a este negocio, y una gran parte de ellas ya está fichada. Las caras suelen repetirse en la prisión, y hay algunas que han estado hasta 15 veces detenidas en una especie de rueda que muestra cómo su actividad se ha convertido en profesión.

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