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Detenido uno de los dueños de la presa de Stava como presunto responsable de la catástrofe

Juan Arias

Giulio Rota, uno de los dos hermanos propietarios de la sociedad Prealpi Mineraria, gestionaria de la tristemente célebre presa de Stava, cerca de Tesero, al norte de Italia, cuya rotura en la tarde del pasado viernes causó cerca de 300 muertos, fue acusado ayer de "catástrofe involuntaria y homicidios involuntarios múltiples" y encarcelado en Trento.

El otro hermano, Aldo, de 62 años, copropietario con Giulio, de 58, de la citada sociedad, a la que pertenecía el embalse de Tesero, ha enfermado gravemente del corazón y está hospitalizado. Giulio Rota se presentó él mismo en la magistratura al saber que el fiscal general de Trento, Francesco Simeone, había firmado la orden de detención.De momento, Giulio Rota es la primera persona relacionada con la tragedia del llamado valle del apocalipsis que sido encarcelado, pero no se excluye que puedan seguirle personas del mundo político y administrativo. El fiscal general de Trento confirmó que existen ya indicios de culpabilidad que afectan al menos a 60 personas, a quienes se les ha pedido que preparen sus abogados defensores. Dos de ellos son los consejeros provinciales democristianos Gianni Bazzanella y Ademo lori, quienes dimitieron ayer de sus cargos.

Precisamente la oposición había denunciado ante el Parlamento y ante el Senado el hecho de que aún no hubiese sido detenido nadie por el desastre de Stava cuando el mismo Gobierno había confesado que se había tratado de una desgracia "culpable".

Los hermanos Rota

Mientras tanto, la opinión pública se pregunta quiénes son los hermanos Rota, hasta ayer desconocidos en Italia y hoy protagonistas de una triste crónica. Aldo fue partisano, cayó en manos de los alemanes y estuvo en el campo de concentración de Dachau. Gracias a su fortaleza consiguió sobrevivir y escapar. Más tarde se trasladó a Colonia y llamó a su hermano Giulio, hoy en la cárcel. Empezaron haciendo helados, fueron propietarios de hoteles y acabaron siendo propietarios de minas. En 50 años de duro trabajo lograron un pequeño imperio. Cuando llegaban a su pueblo natal cerca de Bérgamo en su flamante Mercedes, todo el mundo les reverenciaba. Hoy nadie quiere decir que les conocía o era su amigo. "En el fondo", dice la gente, "eran dos negociantes que ahora han revelado de qué tela estaban hechos".No obstante, muchos se preguntan si más que los mismos hermanos Rota los verdaderos culpables de la tragedia, aún en libertad, no habrán sido quienes les dieron permiso para agrandar el embalse sin controles, quienes les renovaban cada año el permiso sin verificar si todo funcionaba y no había peligro, y quienes permitieron que en aquel embalse se lavaran productos de otras minas, incluso llegados desde la República Federal de Alemania.

En Stava llueven las felicitaciones a los militares y voluntarios que con una increíble abnegación llevan cinco días buscando en el fango, cada vez más duro, los últimos restos mortales de las víctimas. Según datos oficiales del Ministerio de Protección Civil, aún quedan enterrados unos 52 cuerpos, ya que éste es por ahora el número de personas que, según sus familiares, estaban presentes aquel día en el valle de Fiemme y no han dado señales de vida.

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