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Entrevista:A la búsqueda de la reconciliación

Manuel Chaves teme que las diferencias entre el Gobierno, el PSOE y la UGT no se borren

"Hubiera sido mejor que el partido y el Ejecutivo hubieran soportado en exclusiva la reforma de las pensiones"

Manuel Chaves, diputado socialista por Cádiz, miembro de las ejecutivas de UGT y del PSOE, fue el encargado, con Alejandro Cercas, de intentar un acuerdo definitivo con UGT sobre la reforma de las pensiones. Las negociaciones finalizaron sin que se produjera el entendimiento en la familia socialista. Chaves, hoy, ahora, cuando el proceso aparece definitivamente cerrado, reflexiona sobre un intento que tal vez nunca debió producirse. Está convencido, además, de que el intento ha merecido la pena, aunque teme que en el futuro las relaciones entre sindicato, partido y Gobierno no sean tan buenas.

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Chaves lamenta la falta de sensibilidad sindical demostrada desde algunas áreas del Gobierno porque cree que sólo con esa sensibilidad puede reiniciarse la política de concertación. Ha soportado con un cierto estoicismo las contradicciones de su doble responsabilidad en la dirección de UGT y en la del PSOE. Para Manuel Chaves -que, como en la canción, "tiene entre dos amores su corazón repartido"-, el debate de la doble militancia, de la duplicidad de cargos está cerrado hace tiempo en el sindicato. Este hombre está convencido que el corazón puede albergar dos amores. Sobre todo cuando, como en este caso, son amores afines.Pregunta. El proyecto de reforma de pensiones ha supuesto el enfrentamiento más fuerte entre UGT y el PSOE y el Gobierno. Usted, que ocupa cargos de responsabilidad en el partido y en el sindicato, ¿cómo ha soportado esas tensiones?

Respuesta. La verdad es que en esta doble responsabilidad se da una cierta esquizofrenia que se acentúa en momentos como los sufridos en el tema de las pensiones, pero que es lógica en organizaciones como las nuestras. La existencia de una persona que estuviera en ambas direcciones responde a una voluntad del PSOE y de UGT de establecer un sistema continuo de comunicación. La tarea de intermediación es fácil cuando la relación es fluida y complicada cuando surgen situaciones como ésta.

P. Ha sido, entonces, una tarea difícil hacer de puente en esta ocasión.

R. En ésta y en otras. Tampoco fue fácil la intermediación en la jornada de 40 horas ni en la reconversión. En la reforma de pensiones el comité federal de partido toma la decisión de recomponer el acuerdo entre los socialistas y se considera necesario que se desplacen las negociaciones desde el Gobierno al PSOE. Me toca a mí esta tarea porque se piensa que los contactos debe llevarlos una persona que esté en las dos ejecutivas. El presidente del Gobierno, además, tenía un gran interés en que las discrepancias no se convirtieran en problemas organizativos graves. Y de ahí sale la resolución para reabrir el diálogo con UGT.

P. Hay sindicalistas que piensan que a lo mejor ha llegado el momento de replantearse las relaciones entre UGT y el PSOE. Y quien asegura que la doble militancia plantea demasiados problemas y demasiadas contradicciones. Que, en definitiva, no debería darse una duplicidad de cargos, como en su caso, por ejemplo.

R. Ni el PSOE ni UGT habían tenido diferencias cuando el partido estaba en la oposición. Cuando sube al Gobierno se plantea una situación nueva con efectos que no estaban previstos entre ambas organizaciones. Y con una situación de crisis económica que proporciona un estrecho margen de actuación al Gobierno, aunque sea socialista. A partir de ahí se abre una dinámica nueva que supone entender cuál es el papel de cada uno y las diferentes lógicas por las que se mueve el Gobierno y el sindicato. Esta nueva situación yo. creo que. no debe llevar, como algunos pretenden, a replantearse las relaciones entre el partido y la UGT, no debe llevar a establecer un modelo sindical distinto. La tradición sindical española es de vinculación ideológica y política entre partido y sindicato, guardando sus respectivas autonomías. Y así debe seguir. En este sentido, sería un error plantearse la incompatibilidad de cargos, debate ya superado en UGT, aunque algunos quieran resucitarlo. Plantear el problema de la doble militancia al mismo nivel sólo puede llevar a la incompatibilidad, y de ahí a un modelo distinto. Y en líneas generales, ni el PSOE ni UGT están por esa labor. Lo que ocurre en mi caso son problemas puntuales que no pueden resolverse estatutariamente.

Coincidencia ideológica

P. ¿Pero no cree usted que las diferencias son algo más que puntuales, que lo que parece que enfrenta a UGT y PSOE es la aplicación de una determinada política?

R. Yo creo, estoy convencido, que hay una coincidencia ideológica en el proyecto global. En la hipótesis de que esa coincidencia se rompiera, el proyecto socialista se iría al traste tanto en su vertiente política como sindical.

P. Tal vez hubiera sido mejor, una vez que se comprobó la imposibilidad de UGT de asumir el proyecto de pensiones, que el Gobierno y el PSOE hubieran afrontado en solitario la reforma y no forzar una prolongación de las negociaciones que, aparentemente, han profundizado las discrepancias.

R. Yo también estoy convencido de que era muy difícil que UGT asumiera la reforma por el coste social y sindical que implicaba. Y ahora creo que hubiera sido mejor que el PSOE y el Gobierno hubieran soportado exclusivamente el peso de la reforma y que los efectos a medio plazo compensaran este coste inicial. Pero es el sindicato quien pide, de una forma legítima, intervenir, porque la lógica sindical hace que en éste, como en otros temas, UGT plantee la necesidad de hacer sentir su peso para modificar las decisiones del Gobierno y orientarlas en el sentido que cree más favorable para el conjunto de los trabajadores. Si hubiera habido acuerdo, posiblemente usted no me haría esta pregunta. A toro pasado es más fácil ver lo que no se tenía que haber hecho.

P. ¿Ha merecido la pena el esfuerzo? Quiero decir si, al final, el proyecto de reforma de pensiones ha sufrido mejoras sustanciales que enjuguen la amargura de los enfrentamientos.

R. Yo creo que sí. Que ha habido mejoras importantes. Si miramos el proyecto inicial y el que ha salido del Senado, se han registrado modificaciones que, en parte, recogen reivindicaciones de UGT. Pero subsiste una cuestión fundamental que ha motivado el desacuerdo: la disminución inicial de las futuras pensiones.

P. Es de las pocas veces que alguien del PSOE reconoce una disminución inicial de las pensiones.

Retrasar la reforma

R. Es que yo creo que existe una disminución no estructural, pero que queda compensada con el montante global que el pensionista recibe a lo largo de su vida como consecuencia de la revalorización anual. Además, el proceso gradual que se ha introducido en el proyecto para determinar la base de cálculo suaviza esa disminución inicial. Hay otras mejoras, como la revalorización, los períodos de carencia en la invalidez y la amortiguación del proceso de expulsión. También se asume el compromiso de mejorar las pensiones asistenciales y modificar determinados regímenes especiales.

P. Dada la respuesta social al proyecto del Gobierno, ¿no pensaron en alguna ocasión retrasar la reforma?

R. La reforma era necesaria por razones de pura supervivencia del sistema de Seguridad Social. Por razones exclusivamente políticas podría haberse adoptado la decisión de retrasar la reforma. Hubiera sido una estrategia de avestruz. Se hubiera retrasado el problema y su coste social y político. Yo creo que el PSOE ha tomado decisiones que han tenido costes inmediatos, pero que a medio plazo, a medida que los afectados han ido asumiendo la necesidad de esas decisiones, los costes se han compensado. Yo creo que en la reforma ocurrirá lo mismo.

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