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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Eureka echa a andar

LA REUNIÓN que acaba de celebrarse en París para poner en marcha el plan Eureka contrasta positivamente con otros foros europeos en los que ministros de los diversos Estados de la CEE se enzarzaban en debates trabajosos e interminables para terminar muchas veces sin ningún resultado. El lanzamiento de Eureka, mediante un acuerdo de principio de los ministros de Exteriores y de Industria e Investigación de 17 Estados europeos, puede considerarse un éxito, si bien aún quedan problemas pendientes, obstáculos no superados, concepciones diferentes que será preciso sintetizar en ulteriores reuniones y en la práctica misma de la realización del proyecto. Pero la idea de Eureka fue formulada por el presidente François Mitterrand hace escasamente cuatro meses, y hoy es posible ya perfilar planes y trabajos en diversos dominios de la alta tecnología.El primer rasgo que cumple destacar es que se ha llegado a un acuerdo sobre esta iniciativa entre todos los miembros de la Comunidad Económica Europea; en una primera etapa, esto no parecía nada probable; hubo serias reticencias en Londres, Bonn y otras capitales. Probablemente ha pesado la actitud favorable de sir Geoffrey Howe y de Hans Dietrich Genscher. En todo caso, ahora el acuerdo se ha plasmado formalmente en París. Más sorprendente aun resulta que cinco países que no pertenecen a la CEE, con distintas colocaciones internacionales, como son Austria, Finlandia, Noruega, Suecia y Suiza, hayan decidido participar en el proyecto Eureka. La idea de agrupar fuerzas europeas para hacer frente al reto de las nuevas tecnologías responde a una necesidad histórica; por eso rebasa los límites de la Comunidad. El avance hacia Europa se hace por diversos caminos; la CEE es la base fundamental pero no exclusiva; y en terrenos decisivos como el que estamos considerando, la geometría de Europa necesita asumir otras dimensiones.

Se ha subrayado desde el primer momento, por el propio Mitterrand, que Eureka no pretende ser la réplica a la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) de EE UU. Sin embargo, dicha iniciativa, lanzada por el presidente Reagan, ha contribuido poderosamente a colocar a Europa ante una encrucijada dramática: o sumarse a un proyecto norteamericano, acentuando su subordinación y renunciando, en la práctica, a estar presente en los principales progresos de nuestra época, o crear un proyecto propio susceptible de superar barreras nacionales y de conjuntar, con una dimensión europea, capacidades, inteligencias, recursos, mercados. La reunión de París significa, ni más ni menos, que se ha decidido tomar este segundo camino.

En esta reunión, celebrada en el palacio del Elíseo, han participado exclusivamente representantes de los Gobiernos. Sin embargo, una de las razones que permiten mirar con relativo optimismo al plan Eureka es que las principales empresas que intervienen en las ramas de la alta tecnología han manifestado que están decididas a tomar parte en su puesta en práctica. Eureka puede así soslayar uno de los peligros que le amenazaba: el de verse envuelto en una burocracia paralizante, como ocurre en cierto modo en la CEE. Los trabajos se van a llevar con criterios de flexibilidad y pragmatismo, buscando la eficacia. Las ideas formuladas por el Reino Unido, que insiste en la necesidad de lograr aplicaciones de alta tecnología que tengan rentabilidad en un gran mercado, como es el europeo, destacan un aspecto sustancial, si bien no es el único. La capacidad científica, la materia gris europea, no es inferior ni a la japonesa ni a la norteamericana. El problema es que se dispersa y se emplea de forma poco eficaz en gran parte como consecuencia de las barreras nacionales. Combinar el pragmatismo de las empresas con un grado de planificación que necesitan aportar los Gobiernos puede ser el camino susceptible de dar, a la larga, los mejores resultados.

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Para España, el hecho de que su incorporación a la CEE coincida con la puesta en marcha de esta iniciativa es una suerte. Permite abordar con una dinámica nueva el atraso que sufre nuestro país en ese dominio.

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