Los partidos de la coalición italiana estudian la revisión del programa de gobierno

Los cinco partidos que forman el actual Gabinete italiano, el primero presidido por un socialista -Bettino Craxi- y que se está revelando el más largo de la historia de la República, se reunieron ayer a puerta cerrada para revisar a fondo el programa de gobierno.

Los puntos más importantes sometidos a discusión son tres: la economía, ya que el déficit público sigue creciendo sin que sea posible frenarlo; la nueva reglamentación de la radio y la televisión pública (RAI-TV) y la privada; y los Gobiernos de regiones, provincias y ciudades. Es este último punto el que podría haber llegado a provocar . una crisis de Gobierno si no se estuviese ya en plenas vacaciones de verano.El problema consiste en que el secretario de la Democracia Cristiana, Ciriaco de Mita, pide que se creen Gobiernos de pentapartido, siguiendo la línea del Gobierno central, en todos los lugares donde esto sea posible. Los socialistas están de acuerdo, pero sólo por lo que se refiere a las grandes ciudades, donde hasta ayer gobernaban con los comunistas, y quieren reservarse un cierto margen de acción para no romper demasiado con sus antiguos aliados en las localidades más pequeñas.

Pero la Democracia Cristiana parece que no quiere ceder. Ya está confirmado que ciudades como Turín, Roma, Nápoles, Florencia, Milán y probablemente Génova y Venecia contarán con Gobiernos de pentapartidos. Es como un adiós a las alcaldías de izquierdas. Y lo mismo se avecina en Parma, Piacenza y Vicenza donde, como en esta última, después de 40 años, los socialistas volverían a gobernar sin los comunistas.

Además de la economía, hay otro problema que divide a fondo a democristianos y socialistas: la radio y la televisión. Los socialistas piden mayor espacio y mayor publicidad para las cadenas privadas. De Mita, por el contrario, quiere seguir privilegiando a la RAI-TV como servicio público. Tampoco aquí la batalla será fácil.

Sin embargo, ninguno de los cinco partidos quiere hoy una crisis de Gobierno. Quizá Craxi lo hubiese deseado, porque un Craxi bis podría haber seguido tranquilo al menos por otro año. Pero De Mita, se afirmaba ayer, es lo que no quiere para dejarse la puerta abierta ante una eventual y cercana caída de Craxi.