Carlos Solchaga promete a los presidentes de los 'siete grandes' la continuidad de la política económica de Boyer
"Estuve presente en la reunión con Carlos Solchaga y me consta que el nuevo ministro de Economía y Hacienda está en la misma línea que Miguel Boyer" afirmó ayer el presidente de la patronal bancaria, Rafael Termes, en Santander. Por otra parte, en el mismo acto se puso de manifiesto que la deuda acumulada por el sector público durante los dos últimos años amenaza con elevar la inflación a corto plazo hacia el 15%, según han estimado varios expertos del Banco de España, dato calificado de optimista por Raimundo Ortega.
ENVIADO ESPECIAL, La solución estudiada por la banca y las autoridades pasa por acompañar el control monetario con drásticos recortes del déficit, sobre todo en la Seguridad Social y en las empresas públicas. Esta política fue prometida en la madrugada del miércoles por Carlos Solchaga, a los presidentes de los siete grandes bancos."Estuve presente en la reunión con Carlos Solchaga" declaró ayer en Santander Rafael Termes, "y me consta que el nuevo ministro de Economía está en la misma línea que Miguel Boyer. Puso interés en decirnos que no hay ningún cambio; yo deseo fervientemente que así sea. Nos dio algún test de inmediata aparición. Pero lo importante son los hechos. Por eso esperamos que haya reducción del gasto público, así como reajustes en otros elementos ya enunciados de política económica".
Preguntado sobre las señales que espera la banca para considerar o no cumplidas dichas promesas, el presidente de la Asociación Española de la Banca Privada (AEB) se limitó a decir: "Una prueba a contrario sería, por ejemplo, que la ley de pensiones saliera del Senado muy distinta de cómo entró en las Cortes". No obstante, otras fuentes indicaron que hubo un compromiso de controlar la cantidad de dinero en circulación para no arriesgar los equilibrios macroeconómicos logrados en los dos últimos años. "En la primera parte del año", afirmó Termes, "el sector privado no ha demandado tanto crédito como se ponía a su disposición (el objetivo de aumento anual era un 8%), y el Banco de España nos decía: tenéis que alentar la inversión, dar más crédito u os inundaremos de liquidez. Seis meses después nos dice: dais demasiado crédito, las magnitudes están desbordadas y esto porque el sector público no se contiene".
El cáncer del sistema
Las declaraciones de Termes fueron realizadas en el curso del seminario sobre El déficit público, que se está celebrando en Santander. Al plantear los problemas que presenta el financiar la parte de los gastos que exceden a los ingresos públicos, los principales oradores -el profesor Fuentes Quintana, el director general del Tesoro y Política Financiera, Raimundo Ortega y el ya presidente de la AEB- coincidieron en calificar este fenómeno corno el mayor problema actual del país. Otro punto de consenso se centró en señalar como consecuencias alternativas el rebrote de los precios o un mayor intervencionismo en el sistema financiero vía aumento de coeficientes para inmovilizar el dinero, y lema similar al surgido en el verano de 1983, cuando las tensiones monetarias se decantaron hacia la segunda solución, con la negativa del Banco de España a pagar más del 23% por retirar dinero libre del sistema y con la invitación a la banca de que comprara pagarés del tesoro al 16% y no emitiera nuevos activos financieros. Pero ahora apuntaron un agravante y lo achacaron al déficit: la capacidad de la política monetaria está bastante mermada.Raimundo Ortega -presentado por el profesor Fuentes Quintana como el hombre que liberó al Banco de España de la servidumbre de ocultar el coste de un déficit público cubierto hasta 1982 en un 94% con la máquina de hacer billetes- dijo que el pago de intereses por la deuda pública en circulación supone ya más de la mitad del déficit anual del Estado y dificulta mucho el control de la cantidad de dinero y de los tipos de interés. Para afrontar el problema, aconsejó dotar de autonomía al banco emisor y reducir decididamente el déficit público.
Uno de los últimos estudios del Banco de España señala que la actividad económica habría crecido desde 1985 al doble del 1,7% registrado sí el crédito al sector público sólo hubiera aumentado al mismo ritmo que el privado. Otro, que "serán necesarias tasas de inflación cercanas al 15% para financiar a corto plazo las necesidades de endeudamiento derivadas del déficit en los dos últimos años". Al comentar esta conclusión, Ortega la consideró "incluso optimista" y reiteró que si el Gobierno decidiese mantener un objetivo de inflación del 8%, su único remedio sería reducir al 1,3% del Producto Interior Bruto (1,3 de cada 100 pesetas de valor añadido generadas al año) el componente estructural del déficit público, situado en la actualidad al triple sobre una magnitud total que se aproxima al 5%.
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