_
_
_
_

El amor por lo imposible de José Tamayo

La 'Antología de la zarzuela' se presentará en el Madison Square Garden tras su éxito en Japón

La vitalidad casi infantil de José Tamayo es uno de los síntomas de esa enfermedad llamada triunfo. Él se siente un triunfador, y una infalible sonrisa siempre fotogénica asoma a su rostro con una frecuencia inusitada. Su voz quebrada pone el acento en el gesto, y cada palabra suya adquiere un énfasis apasionado. Quizá esa energía y ese optimismo hayan sido los primeros impulsos que guiaron su carrera.Convencido desde su primera juventud de su vocación teatral, Tamayo supo ver el anquilosamiento en el que se encontraba el arte dramático en la España de los años cuarenta. Había una repetición tradicional de los movimientos en escena que le explicaron que se hacía "porque así lo estrenaron", recuerda él ahora. Después de fundar la compañía de teatro universitario de Granada crea la suya propia, a la que pone el nombre de Lope de Vega. Más de 40 años después, el retrato del dramaturgo cuelga en la pared tras su escritorio y bajo' él un pequeño cuadrito con el escudo de la compañía. Una leyenda se retuerce como una cinta de seda en el escudo: Camina mejor quien va mirando las estrellas.

Más información
Plácido Domingo vuelve a la zarzuela

"Escogí el nombre de Lope de Vega porque él representa para mí la audacia, la altura, lo popular y la fertilidad creativa", afirma espontáneamente Tamayo. Luego, sosteniendo el pequeño escudo verde y blanco de la compañía, concluye su descripción sin poder evitar pronunciar con deleite una palabra: Granada. "Yo pienso, sin la menor presunción, que veo el teatro con los ojos de Granada", dice.

"De muchacho me recuerdo en Sierra Nevada viendo el color del amanecer, del atardecer, de las luces, de la luz pequeña en la calle larga y oscura. Los claroscuros de esa ciudad tienen el embrujo y la alegría y el sol. La Alhambra es el sitio más maravilloso con sol y el sitio más triste del mundo con niebla. Ahí descubrí la luz. Yo no lo sabía, pero la escenografia es la luz. Lo demás son aditamentos de los que se puede prescindir", afirma un enérgico Tamayo.La escasez

Director del Teatro Español de 1954 a 1962 y propietario de su compañía de teatro, Tamayo sostiene la opinión de que la única diferencia importante entre poner una obra en un teatro nacional y otro privado es la diferencia de medios y la forma de utilizarlos. Él es partidario, en ambos casos, de la economía de medios. "Yo me he formado en la escasez y eso me ha enseñado mucho", dice, y se dibuja en su rostro por primera vez un gesto serio.

Y hablar de la escasez le trae a sus inicios y a recuerdos más gratos. En 1946 estrena en la ciudad de Valencia Romeo y, Julieta. "Recuerdo todavía que entonces estaba en Valencia La cotorra va al mercat. Era un teatro barato en el que se hacían obras ligeras y a donde iban principalmente artesanos, porque los valencianos, hay que decirlo, son todos artesanos. Querían un teatro que les hiciera olvidar las preocupaciones en esa época. El único plato que tenían entonces, aunque sabían prepararlo siempre de distinta manera".

"Era un riesgo muy grande traer un tipo de obras como las que traíamos para un público no habituado a ellas. Quizá por eso fue que poco a poco, eso sí, poco a poco, empezó a crecer el interés por lo que llamábamos entonces buen teatro". Era el 10 de octubre de 1946 y José Tamayo tenía 25 años. Él y sus compañeros habían tomado una posición crítica en contra del teatro estático e inexpresivo de la época.

"A pesar de las dificultades empezamos a obtener nuestros primeros éxitos. Fue con Otelo, en diciembre de ese mismo año, con la que logramos por fin nuestro primer éxito de clamor, ¡de clamor!", dice exaltado. "Ese Otelo despertó el sentimiento de un público popular con algo que no había visto nunca, hasta el punto que después de los 10 días que teníamos contratado el teatro, tuvimos que pagarle a otro grupo para que no actuara en los próximos días y poder quedarnos. Dimos 25 representaciones en el teatro Principal de Zaragoza. Una anécdota: las mujeres del mercado, cuando vieron al actor que hacía Yago, estuvieron a punto de tirarle tomates y frutas a la cabeza. Era un gran actor, Alfonso Muñoz".

Aquel muchacho de Granada, como dice Tamayo que le decían entonces, había llegado unos meses antes a casa de Alfonso Muñoz y, sin mayor preámbulo, le había pedido a este actor del Teatro Español, que actuara con su recién formada compañía. "Llegué de Granada a las ocho y a las diez estaba llamando a la puerta de su casa".

Su audacia partía de una extrafía filosofia personal que le había llevado a aplicar un principio de la aerodinámica para conseguir el éxito de su empresa teatral. "Asistiendo una vez a una clase de aerodinámica nos expusieron el principio que explicaba cómo un cuerpo grande puede atravesar el aire de la manera más fácil: chocando lo menos posible con el aire para penetrar más profundamente".

Su interpretación de este principio le llevó a pensar en la eficacia de incorporar cuatro o cinco nombres importantes en el reparto de su compañía "para vencer la resistencia", no ya del aire, sino de un medio dificil e indiferente. "Después de Otelo los empresarios nos abrieron las puertas y nuestras giras se fueron ampliando. Luego obtuvimos el premio a la mejor compañía en provincias y después a la mejor compañía del territorio nacional". DesahuciadosA partir de entonces Tamayo se dedicó al deporte de las empresas desahuciadas. Por ejemplo, Valle-Inclán estaba tan desahuciado que fue un esfuerzo tremendo, una gran lucha llegar a redimirlo. Con Nati Mistral en Divinas palabras (1961), Tamayo logra vencer el escepticismo que rodeaba a la representación dramática de las obras de Valle-Inclán. Su propio hijo, Carlos Valle-Inclán, expresó a Tamayo su pesimismo sobre la permanencia de esta obra en cartelera por más de un mes. "Yo quería hacer 100 representaciones, si no, no valdría la pena hacerse", afirma Tamayo.

"Yo creo que Valle-Inclán era consciente de que no escribía para las limitaciones de un escenario. No pensó nunca en la mecánica de un escenario. Escribía: campo abierto, camino de maizales. Lo que él pedía era atmósfera, no escenografía. El buen resultado de una obra quizá no se da desde un principio, pero en todo caso hay que contar con el público. El teatro que yo he hecho ha contado siempre con el respaldo popular, aunque he contado también con el público entendido. Pienso que no hay teatro sin público, como no hay vida sin amor". ¿Cuál es el secreto de los éxitos que he tenido? Sigue siendo el mismo: un amor sin límites y al que se entrega la vida, al teatro. Esto es algo que puedo reconocer ahora y que durante muchos años no supe explicarme a mí mismo", reconoce.

Los últimos 18 años los ha dedicado casi plenamente a la Antología de la zarzuela. Desde su primera presentación, en 1967, en Barcelona, ha tenido ese tipo de aceptación masiva a la que alude Tamayo. Sus giras ofrecieron desde entonces, hasta fines de 1983, 1.500 representaciones, y se han contabilizado más de seis millones de espectadores en toda América y en los principales festivales de teatro en Europa.

El espectáculo fue ideado por Tamayo en Suiza, durante un año sabático, en el que retazos de zarzuelas recurrían en su memoria. Pueden distinguirse tres etapas en su evolución. La primera sería desde 1966 a 1967, en que es representada en La Cascada, de la Ciudadela de Barcelona, durante 15 días y con la asistencia de 30.000 espectadores. En 1967 se presenta en la plaza Mayor de Madrid.

La segunda etapa sería desde 1970 a 1980. José Tamayo es nombrado director de la nueva Compañía Lírica Nacional y realiza una nueva producción más rica en elementos escénicos. La tercera etapa se desarrolla a partir de 1982, cuando se introducen nuevos números y la escenografía se modifica con recursos más modernos.

El contenido esencial de la primera versión es la base del espectáculo que hoy sigue recorriendo el mundo. De los 20 números que se incluyen en la versión actual, 12 estaban ya en la primera. El Ministerio de Cultura ha contribuido a la difusión de esta obra haciéndose cargo del transporte de las ocho toneladas de equipaje.

Indudablemente, José Tamayo tiene una desarrollada noción del espectáculo. En los 20 números de la Antología de la zarzuela, que incluye fragmentos desde el siglo XVII al actual, se presenta prácticamente un museo del traje típico español de Salamanca, Andalucía, Madrid, País Vasco, Murcia, Navarra y Aragón, con 800 trajes. Japón

El pasado mes de junio estuvieron en Tokio (Japón) y fueron vistos por 54.040 espectadores, según las escrupulosas estadísticas niponas. Las entradas a este espectáculo llevaban los colores de la bandera de España, para sorpresa hasta de los mismos actores. La españolidad del espectáculo es uno de los aspectos que más impacto han causado en el extranjero.

¿Quién se atreve a presentar un ballet de toreros como el que se presenta en El gato montés, o a sacar al escenario a la mismísima Virgen del Pilar sobre un fondo estrellado, tal como se ve en La Dolores? El tópico parece merodear a este espectáculo. "En España tienen demasiado miedo a eso de los tópicos", explica Tamayo, aunque aclara que hay tópicos y tópicos.

Este montaje, con más de 80 intérpretes, se presentará en Barcelona del 19 al 29 de julio en la plaza de toros. Luego, los días 7 y 8 de agosto se presentará en el Madison Square Garden de Nueva York, con un reparto encabezado por Plácido Domingo, cumbre de una carrera que ha conseguido presentar el primer espectáculo español en este palacio internacional del arte escénico.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_