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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Piquetes contra la libertad

UNA VEZ más se utiliza el nombre de la libertad para luchar contra ella; y una vez más son viejos rostros de guerrilleros silvestres los que arengan a la gente contra un derecho a la expresión. Los de siempre.La película de Godard Yo te saludo, María, o Dios te salve, María, en su traducción correcta, ya fue atacada en Barcelona; ahora el pequeño cine de Madrid donde se exhibe está siendo cercado y amenazado, acordonado -entre oraciones y porrazos- por los fanáticos que se hacen eco de una campaña internacional, para impedir que otras personas tengan acceso a él. Además de la irritación que produce esta actitud de energúmenos hay una indignación mayor por la imagen de la operación: se pretende que la proyección de la película ataca la libertad de los practicantes de la religión católica, cuando en realidad cualquiera tiene la libertad de no verla.

El contenido de esta película ha sido elogiado por determinados medios católicos, pero el Papa y la Conferencia Episcopal Española están en contra. No es ésa la cuestión: la película podría tener contenidos directamente agresivos hacia el contenido de cualquier religión, ideología o contemplación de la historia sin que por ello tenga que ser apartada de las pantallas. Por ello tratar de impedir su proyección es clamar contra la libertad y la dignidad del hombre, hacer bandera de la intransigencia y el fanatismo. Otras obras con contenido más sarcástico han pasado por las pantallas españolas sin ninguna atención por parte de la aguerrida caverna, aunque ahí está el caso infame de la persecución a Els Joglars por Teledeum.

En este caso los manifestantes y alborotadores toman la fuerza de una acción comenzada en el extranjero y la utilizan para una acción política. Se trata de demostrar que hay un exceso de libertades en el país, que este exceso procede del Gobierno actual y, en el fondo, de la democracia. Es una añoranza de la censura. El integrismo católico ofrece las mismas características que el fundamentalismo islámico, y la guerra santa no es de ninguna manera una exclusiva de los seguidores de Mahoma. Muchos católicos, entre los cuales estarán los que ni siquiera van a ir a ver la película o la verán sin interés, no olvidan el daño que hizo a su Iglesia sumarse a unas actitudes de represión y de cohibición de las libertades públicas. Volver a esgrimirlas para desestabilizar un sistema de libertades de expresión tiene claramente un aspecto muy negativo.

El espectáculo que están dando en Barcelona, en Madrid y en otras ciudades es penoso. Afortunadamente, la policía parece practicar en la disolución de estas manifestaciones unas maneras suaves y evita toda la violencia que muestra en otras ocasiones y frente a otros manifestantes. Es de desear que esta actitud continúe así en el futuro y se extienda a los demás casos, pero que simultáneamente sea capaz de mostrar toda la autoridad necesaria para mantener abiertos los accesos de los cines y para proteger la seguridad de todos aquellos que quieran ver la película, sin tener que enfrentarse a las coacciones de los piquetes.

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