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El secuestro del avión de la TWA

Reagan quiere evitar convertirse en un rehén de la situación

Francisco G. Basterra

La Casa Blanca teme que la crisis de los aproximadamente 40 norteamericanos secuestrados en Beirut se prolongue, pero Ronald Reagan está decidido a no convertirse en un rehén de la situación, como le ocurrió a su antecesor, Jimmy Carter, con la toma de la Embajada de EE UU en Teherán.En una conferencia de prensa televisada, Reagan manifestó anoche que Estados Unidos está bajo el ataque de guerrilleros internacionales y anunció medidas para prevenir la piratería aérea. Repitió que EE UU rehusa hacer concesiones a los terroristas.

En una dura declaración sobre el secuestro del avión de la TWA, Reagan hizo recaer gran parte de culpa sobre Grecia por no haber establecido suficientes medidas de seguridad en el aeropuerto de Atenas. Terminó condenando a los secuestradores y declaró que no pactaría con ellos. "Una vez que comenzásemos por ese camino no habría fin para el rescate sangriento que las naciones civilizadas tendrían que pagar".

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Con anterioridad a la rueda de prensa de Reagan, el portavoz presidencial, Larry Speakes, había manifestado: "Estamos haciendo un esfuerzo por no repetir la experiencia de Carter". La Administración aumentó ayer su presión sobre Israel para que libere a los 766 shiíes que tiene en su poder, sin llegar a realizar una petición formal, que podría hacer la Cruz Roja. Speakes afirmó que "esos shiíes deben ser liberados" porque quizá están presos en violación del derecho internacional.

[Los medios políticos israelíes creen, según informa nuestro corresponsal Víctor Cygielman, que se están estudiando dos fórmulas de negociación: una es la liberación de los rehenes a cambio de una promesa formal de Israel de dejar en libertad a los prisioneros shiíes; la otra es la puesta de los pasajeros a disposición de la Cruz Roja a cambio de la misma promesa israelí. Las dos propuestas son descartadas oficialmente en Te¡ Aviv. "Israel no está implicado en este asunto. No mantenemos contactos con nadie", declaró ayer el primer ministro israelí, Simón Peres.]

"Estamos siendo arrastrados a una lucha política interna en Líbano", según David Aaron, subdirector del Consejo Nacional de Seguridad con Carter. "Esto ocurrió también en Irán. Tenemos que tener una extraordinaria paciencia y prepararnos para una situación prolongada".

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Reagan y sus colaboradores están conduciendo la situación con gran prudencia y evitando medidas de fuerza, a pesar de que el presidente prometió en 1981 que la política de su Gobierno contra el terrorismo consistiría en "represalias inmediatas y efectivas".

La reacción al secuestro durante los cinco primeros días ha sido elogiada por el ex consejero de seguridad nacional de Carter y su principal asesor durante la crisis iraní, Zbigniew Brzezinski, que ha sugerido, sin embargo, que se busque una solución rápida y no se deje pudrir la situación como ocurrió en los años 1979 y 1980. El Congreso, hasta el momento, está callado y apoya a Reagan.

La opinión pública se está pronunciando continuamente a través de la televisión; incluso alguna cadena ha abierto líneas telefónicas especiales para pulsar la opinión de la calle. Son bastantes los que desearían ver acciones de castigo contra los terroristas, pero casi siempre después de que los secuestrados sean liberados. Henry Kissinger, el ex secretario de Estado de Nixon, también se ha manifestado sobre el asunto y se declara partidario de continuar la vía del diálogo para resolver la crisis. Pero en unas declaraciones a la cadena de televisión ABC, afirmó que cuando esto acabe Estados Unidos debe tomar represalias.

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