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La concesión de fondos por el Congreso no despeja el peligro de invasión de Nicaragua

Francisco G. Basterra

El presidente Ronald Reagan se manifestó ayer "muy feliz" por la luz verde dada por el Congreso para su política de presión dirigida a lograr un cambio de Gobierno en Nicaragua. Pero la victoria parlamentaria no despeja las dudas sobre si 27 millones de dólares (unos 4.500 millones de pesetas) para los contra serán suficientes o simplemente presagian una acción que puede acabar con algún tipo de intervención directa estadounidense. Para los 184 representantes que se opusieron al presidente, el voto "abre la puerta a una implicación militar más profunda".El presidente ha logrado que la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas, cambie radicalmente de opinión, en sólo un mes, tras prometer que no persigue el derrocamiento de los sandinistas mediante una intervención militar y que desea reanudar el diálogo con Managua. Reagan, al menos sobre el papel, parece haber olvidado que hace sólo unos meses afirmó que los sandinistas debían "rendirse". El presidente de la Cámara de Representantes, el demócrata Tip O'Neill, dijo que "el presidente ha repudiado su propia política hacia Nicaragua" y el Congreso hará lo necesario para que no vuelva a, desdecirse. Para O'Neill, sin embargo, "Reagan no descansará hasta que nuestros marines logren una victoria completa en Nicaragua". "Él (Reagan) se ve desfilando por Broadway, con el confeti cayendo desde los rascacielos, con una gran sonrisa, como un actor de la serie B, volviendo a casa como un héroe", dijo O'Neill.

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La Administración estima ahora que la presión de los rebeldes sobre el Gobierno nicaragüense será suficiente para que Daniel Ortega ceda y acepte compartir el poder con las fuerzas que tratan de derribarle por las armas. Esta visión optimista no es compartida por el Pentágono, cuyos expertos no creen posible que los contra tengan la capacidad para inquietar seriamente a los sandinistas y, mucho menos, para obligarles a dejar el poder.

Aún es necesario que una conferencia Senado-Cámara de Representantes llegue a un acuerdo entre sus dos propuestas, que difieren en la intervención o no de la CIA en el proceso.

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