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El indulto a una terrorista provoca un escándalo político en Italia que salpica a Pertini

Juan Arias

El indulto concedido por Sandro Pertini a Fiora Pirri Ardizzone, la condesa roja, condenada por actividades terroristas, ha suscitado en Italia un escándalo político en el que se mezclan acusaciones de tráfico de influencias, incapacidad política y favores personales. Pertini -a sólo dos semanas de que el Parlamento emprenda la difícil tarea de buscarle un sucesor y después de una larga serie de manifestaciones contra el terrorismo- se ha visto sorprendido por el caso. "No sabía que fuera una ex terrorista", ha dicho.

Cuando hace unos días se supo que el presidente de la República había concedido el indulto a la antigua terrorista Fiora Pirri Ardizzone, ex mujer del famoso supuesto terrorista refugiado en Canadá Franco Piperno -considerado, junto con Toni Negri, una de las mentes más lúcidas del extremismo izquierdista ítaliano-, parte de la clase política romana comenzó a afilar sus armas. Se le recordó a Pertini que había jurado que jamás concedería el indulto a una persona acusada de actividades terroristas. Se insinuó incluso la existencia de favoritismo, porque Fiora Pirri, que ha pasado siete años en prisión, es una joven de la buena sociedad de Calabria y porque además es hijastra del líder comunista Emanuele Macaluso, actual director del órgano oficial del Partido Comunista Italiano (PCI), L'Unitá.Otros temieron que el indulto de la condesa roja, acusada de pertenecer a una banda armada, aunque no se había manchado con ningún delito de sangre, pudiese significar el primer paso hacia una amnistía para los centenares de terroristas que están en sus mismas condiciones.

Éste es un problema muy delicado, ya que para muchos, empezando por el partido socialista de Pertini, Aldo Moro fue sacrificado sólo por la firmeza de quienes en aquel momento no quisieron aceptar la más mínima negociación con las Brigadas Rojas -entre ellos, el PCI- para salvaguardar la buena imagen del Estado.

Lo que ha dejado más estupefacto al italiano ante este caso ha sido que el propio Pertini, que acaba de manifestar que concedió el indulto "sin saber que se trataba de una ex terrorista". Al parecer, su secretario general y brazo derecho, el republicano Antonio Maccanico, el personaje más poderoso del Quirinal después de Pertíni, no le "había informado a fondo del caso".

Por su parte, el director de L'Unitá, Macaluso, escribió ayer un durísimo artículo contra quienes insinúan que se ha tratado de un favor arrancado por el PCI a Pertini. Macaluso sostiene que nadie podrá jamás probar que su partido ha movido un solo dedo para que se indultara a la hija de su mujer.

La pregunta que se hacen muchos observadores es si la historia es como aparece. Si la confesión de Maccanico no será más bien un expediente para cubrir a Sandro Pertini. O, de lo contrario, si no se tratará de que alguien ha tendido una trampa al anciano presidente para, a los 88 años, empañar su limpia imagen y quitarle la posibilidad de una reelección.

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