Los 'fanzinerosos' del mundo editorial
Autores-editores de publicaciones marginales intentan canalizar sus ansias creativas sin sucumbir a la implacable lógica del mercado
Están, si es que la modernidad y la marginalidad tienen direcciones, a la izquierda de La Luna ("esos no han sido marginales en su vida", dicen). Se consideran, algunos, hijos espúrios de El Víbora, señalando, eso sí, que "Makoki es hoy el Pato Donald de los modernos". Otros no se casan con nadie. Otros incluso pegan a los demás. Forman un abigarrado conjunto de grupos y tribus endógamos que realizan y editan primitivamente sus propias publicaciones, de aspecto lamentable, ínfimo precio y corta vida, porque no encuentran en el mercado nada que les satisfaga. Neoácratas, rockers, estudiantes, squatters, mods, dibujantes desesperados, poetas de a pie... Todos malditos, estridentes, rebeldes, confusos, provocadores y, por encima de todo, idealistas. Se han reunido varios en Barcelona con motivo del Salón del Comic y ocupan una caseta. Son los autores de fanzines. Los fanzinerosos.
En el recinto de la Feria Internacional de Muestras de Barcelona, más allá de la formal parada -con guardias de gala y lujosas azafatas incluidos- que atiende con respetuosa inmovilidad el acto de izar la bandera de Paraguay; más allá de las enmoquetados casetas folklórico-nacionales deslumbrantes de tecnología y aluminio, pero más acá de la exposición de tractores, se ubica, para sorpresa de todos, el Salón del Comic. Cerca del vídeo donde Conan el cimerio masacra incesantemente enemigos termina, de forma brusca, el orden y la asepsia feriales que reinan, por ósmosis, en las casetas de libros y tebeos. La relajante música ambiental desaparece bajo una estridencia de guitarras y el caos decorativo señala al visitante que se encuentra cerca del puesto de los fanzines.Las publicaciones, unas 400, provenientes de toda España, se amontonan sobre los mostradores. El feo y monótono aspecto general de sus portadas, realizadas en su mayoría mediante procedimientos que fascinarían por su primitividad a Gutemberg, contrasta con la ordenada orgía polícroma que exhiben en sus casetas las editoriales comerciales. El decorado del puesto y sus alrededores no desentona en absoluto con la mercancía. Ha sido realizado por simple acumulación: pintadas, carteles recogidos, materiales de desecho, una pancarta que anuncia clases de baile, los sillones del puesto de Holanda...
En un rincón se apilan mochilas y prendas de vestir: "Son de unos tipos de Valencia, los que editan Pant-Pant, duermen en los parques o en la playa de la Barceloneta. Han venido a hacer la presentación oficial del número 1 de su publicación", explica Lluís Tusell, editor del insólito y bastante mísero Microbius, "un comic para enanos" que va ya por el número 8, del que se han realizado 500 ejemplares. Microbius, una serie de tiras grapadas, admite en su último número una viñeta de publicidad de una casa de compra-venta de comics.
'El Watikano Informa'
"Puedes ir a ciertas tiendas que se enrollan y pedir una ayuda a cambio de publicidad", dice Delfín Ramírez, uno de los responsables de El Watikano Informa y miembro del desconocido grupo musical Así no hay manera. La financiación de los fanzines se realiza generalmente por medio de los peculios de los propios autores-editores-distribuidores, que en los casos óptimos amortizan su desembolso con las ventas.
"Un sistema para poder realizar algo fuera de lo común", apunta un segundo miembro del colectivo editorial, un individuo alto, de pelo a cepillo y botas militares que responde al improbable nombre de Sirio del Valle, "es conseguir una subvención de algún organismo oficial, como los de 1 de kallos. El antro del desausio, de Sants (Barcelona), que le han desfalcado el dinero al Área de Juventud. Por supuesto, siempre diciendo que vas a hacer una cosa, y sacando en realidad otra. En el momento en que quieren ver lo que haces esto de la subvención ya no interesa".
El Waticano Informa, que debe vender los 200 ejemplares que edita para recuperar las 18.000 pesetas invertidas, es una publicación dedicada a música, comics y fotografía. Fiel a la línea de los fanzines, su contenido, escrito a máquina y fotocopiado, es a menudo casi ilegible. Las fotos aparecen generalmente como manchas indescifrables. Se ha lanzado recientemente el número 2, con el cual, por razones algo confusas, se regala la Hoja Dominical del arzobispado de Barcelona. Dicho número incluye entrevistas a los grupos Los Desechables, La Polla Records. y De Tacón. "¿Qué gente no se enrolla?", preguntan los de la publicación a Los Desechables. Respuesta: "¿Conoces el Grazia?, fuimos allá y el tío no nos dejó entrar por la chupas que flevabamos, nos metirnos en el coche y el tipo comenzó a darle pa.tadas. Salí y le di unas hostias, yo también recibí". (...) "Studio 54 es una mierda, un gorila me echó a patadas por hacerme un porro". Otra pregunta: "Vimos en el concierto que Tere actuaba como Nina Hagen". Respuesta (de Tere): "¡Eso es que no te enteras de nada! ¡Parecerme yo a esa hortera...!". Pregunta a las féminas de De Tacón: .¿Qué opináis de lo que en el primer número dijo Miguel, de Decibelios, sobre que si actuáis es porque enseñáis las piernas". Respuesta: "Es un mamón y un imbécil".
"Con los fanzines te informas mucho mejor que con las revistas especializadas, corrompidas ya por el lenguaje periodístico", explica Ramírez. "El sello de autenticidad de un fanzine es que nunca lo verás en un kiosco", continúa el autor-editor, que parece tener bastante teorizado el asunto.
"Podríamos decir que fanzine es cualquier publicación no comercial, realizada sin afán de lucro, marginal. Los hay de comics (suponen un 60%, aunque hay que tener en cuenta que prácticamente todos los fanzines presentan algún comic en sus páginas), música (un 30%), literatura y poesía (10%), de fotografía, de ciencia-ficción y hasta de filosofía". Destaca en tan fas cinante panorama Editorial el futuro método, de Madrid, "el mejor fanzine que se ha hecho nunca", según todas las fuentes consultadas por este diario. La publicación, ya fallecida, estaba dedicada a la música; "tiraban 2.000 ejemplares y los vendían todos". Intenta seguir sus pasos la también madrileña Garageland, ex Bop a lula, que cambió su nombre porque era, según el editorial del último número, "excesivamente unidireccional'" (?). Otro fanzine admirado, al tanto por su contenido cultural como por la pulcritud comparativamente asombrosa de su presentación, es Tzara, que cuenta con el soporte de la Diputación de Tarragona. Por otras causas sobresalen publicaciones como Oh! (fanzine de fotografía), Frenzy (portadas pintadas a mano), o Troya (abundantes páginas en árabe).
La distribución de los fanzines se realiza generalmente a través de un reducido numero de tiendas (vinculadas a menudo a las propias publicaciones) en las que los editores dejan su mercancía en depósito. A veces estas tiendas se cobran un tanto por ciento por venta realizada, arruinando las frágiles economías de los editores marginales. También se puede vender a mano, en conciertos o bares.
"Movida anárquica"
Pese a que se trata de "una movida bastanta anárquica" y de que "cada fanzine es un mundo", puede observarse que la vida y muerte de estas publicaciones siguen una cierta pauta: "Los numeros 0 están llenos de ilusión, los realizan gente que coincide en unos planteamientos o que van de lo mismo. Después comienzan las tensiones: que si 'me caes gordo, que si has puesto menos pasta que yo'. Generalmente son los problemas económicos los responsables de todo, los que hacen que el fanzine se rompa por dentro y desaparezca". Otra grave amenaza es, paradójicamente, un éxito excesivo, que podría motivar el paso del fanzine a revista, su engranaje. en los circuitos comerciales, y "el estancamiento definitivo".
La relación entre fanzines y revistas no es, generalmente, buena. "Nos tratan más como aprendices que como gente que puede pensar y realizar cosas alternativas a las suyas", afirman los editores de fanzines. "Por otro lado, no nos gusta cómo están hechas, se han cerrado a nuevas formas de expresión". Consideran los editores marginales que "si tuvieramos un poco de apoyo desbancaríamos a muchas revistas, sobre todo a las musicales, que están todas vendidas a las casas discográficas".
Fanzine de obligada mención es El papel de la merienda, verdadero gigante del sector que edita pequeños libros y, según uno de sus responsables, Arturo Rios, "distribuye material fanzinero de toda España". Del último número (el 11), un especial sobre Parálisis Permanente, se han tirado 600 ejemplares, que se venden a 250 pesetas. El papel de la merienda, de pequeño formato, se acompaña de una casete ("fanzine sonoro para escuchar a oscuras") con actuaciones piratas y entrevistas.
Babelia
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