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El director general de Armamento señala el interés español por participar en las tecnologías de la 'guerra de las galaxias'

Carlos Yárnoz

El director general de Armamento y Material del Ministerio de Defensa, general José de Andrés Jiménez, ha declarado que España, como otros países europeos, tiene interés en participar en el desarrollo de las tecnologías de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) o guerra de las galaxias. "En qué porcentaje estará España en este tema dependerá de nuestros esfuerzos. Cierto es que tenemos que estar con los pies en el suelo y debemos avanzar por terrenos tecnológicos que sean capaces de proporcionarnos líneas de producciones en los próximos años", ha precisado.

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El director general de Armamento y Material, que periódicamente participa en las reuniones de directores europeos de armamento y en las reuniones del Grupo Independiente de Programas (IEPG) de la OTAN, opina que "la SDI forma parte del futuro, por lo que algunos países europeos están trabajando en estos temas desde hace años y en esas tecnologías de futuro estamos interesados todos los países. No sólo el Ministerio de Defensa sino todos los ministerios están interesados en que el desarrallo tecnológico que pueda derivarse de la industria de armamento repercuta en la industria civil".Actualmente, España dedica unos 2.000 millones de pesetas anuales en investigaciones de proyectos militares, frente a los cerca de 1.000 que se dedicaban en los años setenta y los 300 en los sesenta. "El dinero que destinemos a la investigación aplicada debe ser un dinero rentable qué revierta en la industria y la economía española, y por eso estamos muy interesados en esas tecnologías de futuro".

El general recuerda que Europa y EE UU son aliados, pero que, "en todo caso, deben surgir proyectos tecnológicos europeos que puedan servir como bagaje negociador ante EE UU". "Europa", afirma, "debe tener iniciativas para tener un diálogo directo con EE UU. Nada es excluyente, y la SDI y el Eureka -el proyecto tecnológico propuesto por Francia- no lo son, sino que pueden llegar a ser complementarios".

El objetivo del actual Gobierno de contar con avanzado armamento de tecnología propia -ya se investiga el desarrollo de un misil español que se llamará Toledo- coincide con la política de los países europeos de realizar avanzados programas propios de armamento frente a la fuerte competencia estadounidense. En 1983, Europa compró a EE UU seis veces más armas que las que vendió a Washington. Para el general De Andrés, es necesario "establecer un diálogo transatlántico en el terreno de las compras y ventas de armamento". "EE UU es el país más potente de Occidente, y creo que es favorable a este despertar de Europa a nivel tecnológico y económico, porque no desea una Europa débil", afirma.

Medidas anficorrupción

El desarrollo de una política armamentista ha originado la creación de asociaciones de empresas del sector, como la Asociación de Fabricantes de Armamento y Material de Defensa (AFARMADE), la proliferación de oficinas de intermediarias -hay 97 registradas y el movimiento de miles de millones de pesetas anuales. Sólo el pasado año se exportaron armas valoradas en unos 130.000 millones de pesetas.

El Gobierno ha anunciado que en breve elaborará un real decreto para elevar el control del mercado de armamento. Cualquier empresa, que se dedique a estas labores deberá crear un mínimo de puestos establecido en el decreto, tendrá que disponer de una tecnología propia elevada y demostrar una solvencia económica. El director general de Armamento de Material opina que España no se ha distinguido por la existencia de comisiones ilegales o corruptelas, y añade que ahora se han establecido "unos mecanismos que impiden totalmente las corrupciones. Todas las personas relacionadas con el mercado de armamento están sometidas a un control que hace imposible la corrupción".

En los últimos años, los principales clientes de armas españolas han sido Arabia Saudí y Egipto entre los países árabes, Argentina y Venezuela entre los latinoameri canos, Francia entre los europeos y Nigeria y Marruecos en África.

"La política española de armamento tiene unos principios éticos que no nos los saltamos", asegura el general De Andrés. "No se trata de vender a toda costa. Para que se pueda desarrollar una buena industria de armamento es evidente que no basta con el mercado español, y hay que exportar. Pero hay unos principios elementales que en España son bastante rigurosos: acatamos las resoluciones de organizaciones internacionales a las que pertenece España sobre embargos de ventas de armas, y tam poco exportamos a zonas calientes. Quienes, dentro de la Administración, estamos en estos puestos, no somos compradores y vendedores de armas, sino gestores de una política del Gobierno" asegura el general.

Ventas a Irán e Irak

De Andrés, sin embargo, dice que .no tiene respuesta" al hecho de que lleguen armas españolas a países en guerra como Irán o Irak. "Cuando se da un permiso de exportación de armas, a través de la comisión interministerial responsable, se respetan unas reglas de juego éticas. Exigimos, por ejemplo, certificados de último destino, y estamos dispuestos a que esas reglas de juego sean cada vez más duras". Reconoce que algunos cerfificados de último destino no son absolutamente verdaderos, "dando lugar a caminos a través de los cuales se salte la política gubernamental; nosotros encontraremos los medios para que esto no sea posible". "Es difícil, pero no imposible. Estamos dispuestos a cortar un comercio de armas que no esté de acuerdo con la voluntad de un Parlamento o de un Gobierno", precisa.

En el mismo sentido, el general De Andrés señala que se favorece todo el potencial defensivo del país, que "pasa por tener tecnología e industria, no por tener comerciantes de, armamentos". El general agrega que "fomentar la industria de armamento favorece el nivel tecnológico de otras empresas y eleva el nivel de vida de un país, pero fomentar la compraventa de armamento a secas no eleva el nivel de vida de la población, sino el de unos pocos".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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