UGT, contra el Gobierno

UGT ha convocado manifestaciones para que la sociedad exprese su desacuerdo con el recorte de las pensiones. Verdaderamente, el asunto es importante cuando el sindicato socialista tiene que adoptar una medida de esta naturaleza frente al Gobierno socialista. Se ha demostrado hasta la saciedad el talante negociador de UGT. La reconversión industrial, el AES, son casos recientes, y mucho más los esfuerzos demostrados para conseguir a través de la negociación la reforma global de la Seguridad Social. En el artículo 13 del AES se recoge la necesidad de hacer una reforma global de la Seguridad Social, y en ese tema, UGT es consciente de la necesidad; más aún, UGT se manifiesta porque no se hace la reforma global y se tergiversa la misma con un recorte de pensiones que obedece a necesidades pura y exclusivamente de ahorro.Si ésa es la razón, cuando menos es chocante que se tomen medidas contradictorias en un momento en que se desea aumentar la demanda interna., Si se bajan las retenciones del IRPF para aumentar la propensión al consumo, parece lógico que el consumo disminuirá con el recorte de pensiones, y esto no se quiere, a no ser que se piense que los jubilados ya no pueden gastar menos. Por otra parte, se toman medidas de desgravación fiscal, se bajan las cotizaciones a la Seguridad Social con el fin de estimular la actividad económica y favorecer el excedente empresarial en la creencia de que se utilizará para crear empleo, cuando en muchos casos se utiliza para amortizar puestos de trabajo. No se lucha con firmeza contra la economía sumergida. Los beneficios empresariales también

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son empleados de forma implacable para sustituir a los trabajadores por máquinas, logrando aumentar la productividad y obtener más beneficios, que se destinan al círculo infernal descrito. No es tan sólo reduciendo gastos a través de las pensiones, sin contemplar en su conjunto los mismos, como se arreglan los problemas financieros, sino considerando las fuentes de financiación existentes y potenciales.

Quizá se deba cotizar a la Seguridad Social en base al aumento de productividad; de alguna manera, la máquina debería pagar. De lo contrario, las empresas grandes o con capacidad están reduciendo absoluta y relativamente su contribución a la Seguridad Social, en detrimento de las pequeñas, que no pueden hacer esa sustitución ni contratar a más personas. Una reforma fiscal progresista está pendiente de realizar. La política fiscal que se lleva cabo está basada en la reforma de 1977, a todas luces insuficiente y desproporcionada en la carga tributaria que soportan las rentas bajas. Siguen existiendo bolsas de fraude, que el Ministerio de Economía y Hacienda reconoce. ¿Acaso da menos reparo arremeter contra una dispersada masa de jubilados que contra el corporativismo?

Se carece de una política que tenga claros los objetivos, que compatibilice el progreso social con el económico. UGT ha demostrado, con esta postura, una sensibilidad hacia los más necesitados. Quizá sorprenda a una sociedad culturalmente insolidaria que menosprecia la acción sindical, incluso desde las mismas filas de la llamada familia socialista, salvo honrosas excepciones.-

Secretario de imagen de la Federación Estatal de Madera, Construcción y Afines de UGT (FEMCA-UGT).