"La tragedia de Bhopal se podía haber evitado"
Dos expertos británicos en catástrofes hablan sobre la seguridad de las industrias químicas
"Lo más triste del accidente de Bhopal, en la India, es que en absoluto era un incidente necesario. No tenía que haber ocurrido si se siguiese mínimamente la regla de evitar riesgos innecesarios". Así lo afirma Trevor A. Kletz, profesor de Ingeniería Química en la universidad Politécnica de Loughborough (Reino Unido), quien, junto a Jack H. Burgoyne, profesor de Seguridad Industrial en la universidad de Londres, ha dictado un curso recientemente en Barcelona. Los dos están considerados como máximos expertos en el tema de grandes accidentes y catástrofes.
Jack Burgoyne fue uno de los pioneros en todo el mundo en estudiar científicamente los accidentes industriales, aunque el origen de ello hay que situarlo en la II Guerra Mundial. "En los años treinta me dedicaba a la investigación científica sobre la combustión, pero al empezar la guerra el Gobierno británico me llamó para estudíar la defensa civil en condiciones bélicas. Fue entonces cuando empecé a investigar sobre la seguri.dad del público, los riesgos y los accidentes industriales. Al acabar la guerra comencé a enseñar la asignatura Seguridad en los Procesos y Prevención de Pérdidas en el Imperial College de Londres".Desde entonces, Burgoyne ha publicado un centenar de trabajos científicos sobre el tema y ha actuado como consultor y consejero de diversas empresas, entre ellas compañías de seguros. Creó en 1964 su propia oficina, pero se jubiló en 1978, y ahora continúa dando conferencias por todo el mundo. "Cuando empecé, en 1946, a hablar sobre seguridad, era el único que lo hacía. Sin embargo, ahora todo ingeniero químico ha de seguir cursos de este tipo si quiere ser admitido en el colegio profesional correspondiente. En mi opinión, este tipo de problemas tiene que ser estudiado por los estudiantes de Química y de otras ingenierías, como la eléctrica, la industrial o la de obras públicas".
Expansión de las plantas químicas
El itinerario de Kletz va unido también a una de las grandes empresas británicas, la Imperial Chemical Industries (ICI), a la que asesoró a partir de los años sesenta, en el momento de máxima expansión de las plantas químicas. "Entonces había muchos accidentes, incendios y explosiones. Se dieron cuenta de que los trabajadores que cuidaban las plantas de producción no tenían los suficientes conocimientos técnicos, no estaban preparados para manejar peligros potenciales muy elevados. Al ser contratado estudié qué se podía hacer a nivel de diseño y de funcionamiento, para reducir los accidentes".El trabajo de Kletz no era fácilmente aceptado por parte de los directivos de las empresas. "No sólo tenía que hacer sugerencias sobre lo que había que hacer, sino que tenía que ver cómo hacer llegar a la gente el mensaje de la seguridad. Yo invertía casi más tiempo en lo segundo, en realizar interminables charlas y escritos. Lo importante es construir una manera sistemática de tratar los riesgos, detectarlos y corregirlos".
Esos principios de seguridad fueron ignorados en la planta que tenía la trasnacional norteamericana Union Carbide (UC) en la ciudad india de Bliopal. El 3 de diciembre de 1984 escapaban a la atmósfera los gases producto de la reacción del agua al entrar en contacto con el isocianato de metilo. Los sistemas de seguridad fracasaron estrepitosamente: 2.500 personas murieron y más de 25.000 resultaron heridas.
"La primera idea que hay que seguir", afirma Kletz, "es evitar al máximo los riesgos. Lo más triste de la tragedia de Bhopal es que fue un accidente totalmente innecesario. Para explicarlo pongamos el ejemplo de un parque zoológico: la química es como un león en una jaula, que alguna vez se escapa y mata a alguien. ¿Por qué hemos de tener leones en un zoo y no sólo ovejas? Para mí, en el caso de Bhopal era totalmente innecesario tener estos leones que son las sustancias químicas peligrosas. El problema no fue ni de las instalaciones ni de que hubiese casas al lado, sino que no hacía falta para nada tener tanta concentración de sustancias peligrosas".
Kletz cree que Bhopal es un buen ejemplo de la falta de flexibilidad de las legislaciones sobre el tema. "El problema de la planta india no fue carecer de tecnología adecuada, sino el no inspeccionarla. El Gobierno indio tiene una ley que establece que, después de un determinado número de años de haber construido una planta química, los expertos extranjeros deben irse y dejar paso a técnicos indios. Al parecer, el personal indio que cuidaba la planta no estaba entrenado o no tenía la suficiente experiencia. Hubiese sido mejor que los técnicos norteamericanos de Union Carbide se hubiesen quedado más tiempo. Un accidente así hubiese sido impensable en las plantas norteamericanas de UC, donde existen duchas de seguridad, sistemas de refrigeración y otros medios de seguridad".
El hecho de que este tipo de catástrofes suceda en los países del Tercer Mundo no es casual para el experto británico. "Si hubiera existido tan sólo un kilómetro de distancia" ' añade Kletz, "entre la planta de Bhopal y las viviendas, o si éstas fuesen realmente viviendas y no barracas donde se hacinaba la gente, no hubiera pasado aquella tragedia. Al menos se podrían haber cerrado las ventanas de las casas, lo que hubiera evitado muchas intoxicaciones". Y Kletz, en un claro rasgo anglosajón, aprovecha para criticar lo que él cree de terminadas frivolidades de los periódicos: "El Gobierno indio tendría que haber quitado las barracas en torno a la fábrica, pero entonces la Prensa habría criticado la expulsión de los pobres. ¿Usted, antes del accidente, a quién habría defendido, al Gobierno o a los barraquistas?".
Partidarios del modelo británico
Tanto Burgoyne como Kletz se muestran claros partidarios del modelo británico de seguridad en las industrias, contra el excesivo reglamentismo que se practica en EE UU. "En el Reino Unido", sentencia Kletz, "existen unos principios generales que cada empresa se encarga de realizar en la práctica según sus posibilidades y métodos de trabajo. La industria químíca es muy compleja y es casi imposible escribir un conjunto de reglas que sirvan para todos los casos. Los industriales norteamericanos parecen preocuparse sólo de cumplir las reglas, pero no de que haya realmente seguridad. Según lo que hemos visto y hablado, España, por desgracia, se aproxima más al modelo americano".Los dos creen también que las centrales nucleares productoras de electricidad son plantas muy seguras. Pero Kletz matiza, rápidamente, "en Europa y EE UU; otra cosa es lo que pueda pasar en países como India, Irak o Libia... Si juzgamos por su competencia en otros campos, realmente habría que preocuparse cuando los técnicos extranjeros, abandonan las centrales en manos de los naturales del país".
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