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Tensión en la Audiencia de San Sebastián durante el juicio a un guardia civil acusado de homicidio

Decenas de guardias civiles de paisano abarrotaron ayer la sala de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa, en la que se juzgó a un miembro de ese cuerpo, Manuel Guerrero Álvarez, acusado de un delito de homicidio del que fue víctima un antiguo pelotari, Carmelo Garciandía. La presencia masiva de guardias civiles, en una actitud corportiva, similar a la protagonizada por efectivos policiales el pasado martes en el juicio a que fue sometido el ex comisario general de Información, Manuel Ballesteros, impidió, de hecho, la asistencia de otros ciudadanos y dio motivo a algunos incidentes.

Durante el juicio, el primero que se se celebra en Guipúzcoa contra un miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado acusado de homicidio, algunos de los guardias exteriorizaron sus sentimientos solidarios con el acusado, aplaudiendo a dos testigos de la defensa, comandantes de la Guardia Civil, y carraspeando y abucheando al fiscal y al acusador particular.En un momento determinado, uno de los asistentes interrumpió al abogado de la acusación particular, el diputado Juan María Bandrés, con el grito de: "¡Tú defiendes a los asesinos!". El presidente del tribunal ordenó que el autor del grito abandonara la sala y fuese conducido al juzgado de guardia.

El fiscal solicitó para Manuel Guerrero Álvarez una pena de seis años y un día de prisión mayor, como autor de un delito de homicidio con eximentes, mientras que Juan María Bandrés pidió 12 años y un día de reclusión menor, considerando que no existe eximente alguno en la acción del acusado. La defensa pidió la libre absolución del procesado, interpretando que no existió delito y que la muerte de Carmelo Garciandía, de 37 años vecino de Tolosa, se produjo de forma accidental por el rebote de una bala.

Los hechos juzgados ayer se produjeron en las inmediaciones de Lasarte, el 16 de octubre de 1982, en la carretera nacional. Marcelo Garciandía Ayerdi, casado y con tres hijos, detuvo su vehículo en el arcén, en una zona iluminada, pasadas las dos de la madrugada, para orinar y limpiar de vaho los cristales del coche. La versión facilitada por la defensa indica que Manuel Guerrero dio el alto reiteradas veces a Carmelo Garciandía y efectuó numerosos disparos intimidatorios antes de tirotear el vehículo en el que huía el sospechoso.

Disparo a corta distancia

El fiscal considera, en base a las pruebas de balística y al testimonio de los médicos, que la herida que provocó la muerte de Carmelo Garciandía, dos días después, fue efectuada a corta distancia y de frente. Juan María Bandrés sostuvo esa misma tesis, completándola con el testimonio prestado la víspera de su muerte por el propio Garcíandía, quien señaló a sus familiares y a los médicos que le atendían que fue tiroteado cuando se encontraba fuera del vehículo.

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