El misterio de las plumas fósiles
Un grupo de científicos pone en duda la autenticidad del arqueopterix del Museo Británico
Un grupo de seis científicos afirma que uno de los fósiles más importantes del mundo es una falsificación, lo que ha dado lugar a una de las más encendidas polémicas de la historia del Museo Británico. El centro de la disputa es un valiosísimo espécimen considerado desde hace mucho tiempo como el primer pájaro conocido, el arqueopterix. El fósil, guardado bajo llave en el Museo Británico de Historia Natural, está siendo sometido a una larga serie de análisis por los científicos del museo para demostrar su autenticidad.La controversia se inició cuando seis científicos, incluido sir Fred Hoyle, un astrónomo británico, afirmaron en un artículo científico publicado el pasado mes de marzo que las impresiones de las plumas del espécimen del museo fueron falsificadas en el siglo XIX.
"Es una estupidez", ha dicho sobre la afirmación de Hoyle el doctor Ciryl A. Walker, paleontólogo del museo. "Totalmente absurdo", añade la doctora Angela C. Milner, científica jefá del departamento de anfibios, reptiles y aves fósiles del museo.
Los científicos del museo dicen que no hubieran hecho caso de tal suposición de no ser por el espectro de un viejo escándalo. En 1953 se descubrió que el cráneo del hombre de Piltdown, después de haber honrado las vitrinas del museo durante casi medio siglo, era una falsificación. Los ecos de ese escándalo todavía inquietan al museo. Más recientemente, sir Arthur Conan Doyle, creador del maestro de detectives, Sherlock Holmes, fue citado como el principal sospechoso de este caso no resuelto. Se dice que Doyle enterró los huesos del Piltdown para desacreditar a los científicos británicos, que le habían ridiculizado por su creencia en el espiritismo.
Demasiado tiempo mirando a las estrellas
En el caso actual, el museo tiene poco que temer, dice la mayor autoridad en arqueopterix. "Me pregunto cuáles serán las razones de los acusadores para ponerse en ridículo", ha dicho en una entrevista el doctor John Ostrom, experto de la universidad norteamericana de Yale. "Probablemente se debe a que sir Fred ha estado mirando demasiado tiempo a las estrellas".El arqueopterix (alas antiguas) es uno de los fósiles más famosos del mundo, al haber sido presentado en el siglo XIX como demostración de la teoría de la evolución de Darwin. Al tener el cuerpo y la dentadura de un pequeño dinosaurio y las alas emplumadas de un pájaro, el fósil fue considerado como un eslabón evolutivo perdido entre los reptiles y las aves.
En 1861, justo dos años después de la publicación de El origen de las especies, de Darwin, se descubrió el primer espécimen de arqueopterix en una cantera alemana, en Solnhofen, donde la piedra caliza tenía una antigüedad de unos 150 millones de años. El Museo Británico añadió orgullosamente el ejemplar a su colección en 1862. Desde ese momento adquirió la consideración de pieza más apreciada.
El valor del fósil es realmente inapreciable, aunque ciertas estimaciones lo tasan en varios millones de dólares. Está custodiado bajo las más estrictas medidas de seguridad en un edificio centenario erizado de chapiteles y gárgolas. El arqueopterix fósil que se exhibe al público en Londres es una réplica de fibra de cristal.
Las acusaciones sobre el fósil fueron divulgadas por Hoyle y sus colegas en el British Journal of Photography. Citando evidencia procedente de fotografías recientes del fósil, los autores, casi todos del colegio universitario de Cardiff (Gales), afirman que las impresiones de las plumas se encuentran sobre un material de grano mucho más fino que el lecho rocoso, y que algunas impresiones parecen "trozos de chicle aplastado".
Uno de los autores, el doctor Chandra Wickramasinghe, un astrofísico, ha sido citado por un periódico británico manifestando que la falsificación fue realizada por alguien que "hizo una pasta de roca caliza pulverizada del mismo período, recubrió un fósil auténtico y después imprimió las plumas".
Los seis acusadores afirman que otra prueba más de la falsificación es que las dos mitades del fósil no son simétricas. (Las dos partes del fósil fueron hechas por los obreros de la cantera alemana, que partieron en dos una losa de roca y encontraron dentro al arqueopterix.)
Para defender al fósil, los científicos del museo dicen que están preparando un informe detallado, que publicarán, con nuevas fotografías, en Science, una prestigiosa publicación científica norteamericana, o en Nature, su equivalente británico. Las acusaciones quedarán totalmente refutadas por la evidencia de análisis químicos y de otros tipos, dicen.
Según Walker, la autenticidad del fósil es evidente incluso sin análisis químicos. Dice también que ninguno de los argumentos presentados como prueba de la falsificación suponía amenaza alguna, recalcando el hecho de que muchos especímenes fósiles suelen presentar diferencias en la tesitura de sus superficies y que si las dos secciones no son simétricas se debe a que el fósil no estaba partido exactamente por la mitad.
Un factor decisivo, dice Walker, es que los acusadores solamente citan dos especímenes de arqueopterix en su artículo (uno, encontrado en 1861, y el otro, en 1877), cuando lo cierto es que se han encontrado cinco esqueletos en distintos lugares durante un período de más de 100 años.
El espécimen más reciente fue identificado por Ostrom en 1972. Los que creen en la autenticidad del arqueopterix señalan a este ejemplar como una prueba especialmente significativa, ya que fue originalmente descubierto en 1855, pero se identificó erróneamente como un pterodáctilo, un reptil volador extinto sin plumas. Pero una inspección más detenida llevada a cabo por Ostrom descubrió débiles impresiones de plumas que hacen más probable que se trate de un arqueopterix.
Ningún paleontólogo acusa
Se descubrió, señala Walker, seis años antes que la supuesta falsificación y cuatro años antes de la publicación de la teoría de Darwin. Ninguno de los acusadores es paleontólogo, recuerda Walker, quien añade que eso puede explicar el que algunas de sus observaciones estén totalmente fuera de lugar.En cuanto a la supuesta eviden cia fotográfica de falsificación, Timothy W. Parmenter, un fotógrafo del Museo Británico, ha dicho que ninguna de las fotografias de lo acusadores muestra nada nueve. También dice que una de las fotografias del artículo original estaba impresa al revés, con la parte superior abajo. "Un prueba más de su ignorancia".
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