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El presidente norteamericano abandona hoy Europa

Reagan acaba en Lisboa su "Iargo pero fructífero" viaje a Europa con una exhortación al rearme moral de Occidente

El presidente estadounidense, Ronald Reagan, aprovechó el discurso de 20 minutos que pronunció ayer en el palacio de San Bento, en presencia de los miembros del Parlamento y del Gobierno portugués, para hacer una exhortación al rearme moral de Occidente y realizar un resumen de su Iargo pero fructífero" viaje a la República Federal de Alemania, España y Portugal, que incluyó también una visita al Parlamento Europeo en Estrasburgo. Según sus propias palabras, la elección de Portugal para el llamamiento a "una campaña global en favor de la libertad, una estrategia internacional para el desarrollo de la democracia", que Reagan había formulado hace tres años en el Parlamento británico, no se debe al mero capricho del calendario.

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Los 40 diputados comunistas abandonaron el hemiciclo a la entrada de Reagan para protestar contra su presencia, que consideran contraria a los intereses nacionales. Los tres diputados socialistas de izquierda no asistieron al acto, y el único diputado verde, Antonio González, de origen español, tuvo que abandonar el Parlamento porque los social demócratas no permitieron su protesta silenciosa, simbolizada por una paloma blanca dentro de una jaula.La experiencia portuguesa de los últimos 10 años, según Reagan, ilustra la historia de este siglo: "De la pérdida del imperio colonial y la caída de la dictadura, a la victoria sobre el totalitarismo comunista y la consolidación del régimen democrático y de una economía que reconoce los valores del liberalismo y de la iniciativa privada, Portugal ha vivido una aventura que sirve de ejemplo para todos, especialmente para los países del Tercer Mundo, pero también para sus compatriotas y otros muchos millones en la lucha por la libertad".

"No basta desear la paz"

La primera lección es que "no basta desear la paz", y Reagan prometió en Lisboa que Estados Unidos "no repetirá el error de épocas anteriores, que llevó a la guerra mundial". "Tomamos en serio aquellos que amenazan la independencia de nuestras naciones y de nuestros pueblos", por eso "nos juntamos en una gran alianza y nos armamos para nunca más ser forzados a recurrir a la violencia", dijo.La segunda lección, según la explicación de Reagan, es la superioridad de la libertad (económica y política) sobre el colectivismo para asegurar el progreso material y el bienestar social de los pueblos.

El jefe de la Casa Blanca dedicó gran parte de su discurso a la "dimensión espiritual", al hecho de que el pueblo portugués no tenga "miedo a aceptar a Dios, la fe revelada, como fuente trascendental de la libertad y de los derechos inalienables del hombre".

Reagan citó el ejemplo de Benjamín Franklin, de quien dijo que obligó a todos los delegados al Congreso de Estados Unidos a rezar para que Dios les inspirase para redactar la Constitución de la que "nació una gran democracia".

En Portugal, añadió, está naciendo una "gran democracia" de un pueblo que ha conservado la fe de los "pastorcitos de Fátima", y recordó también al papa Juan Pablo II, que también vino a Portugal a rezar en Fátima "por la paz y la dignidad del hombre en todo el mundo".

[Posteriormente, durante una breve conversación con los periodistas, Reagan dijo que no le había extrañado el viaje del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, a la Unión Soviética. "Yo esperaba que fuera, allí es donde está su santo patrón".]

El malestar causado por las referencias de Reagan al poder de la oración, "mayor que todos los grandes ejércitos y hombres de Estado del mundo", y a la fe del pueblo portugués era visible en el rostro del primer ministro, Mario Soares, y de los miembros socialistas del Gobierno portugués. La Iglesia portuguesa no ha sido últimamente muy favorable al Gobierno de Soares.

Las referencias al próximo ingreso de Portugal en la CEE y a su "papel vital" en la Alianza Atlántica han estado llenas de alusiones a la vieja alianza luso-británica y a la historia portuguesa del siglo XV, en que "una pequeña nación se negó a seguir a otras naciones europeas devastadas por la guerra para dirigir sus aptitudes hacia la exploración, la aventura en otras regiones".

La impresión que ayer dominaba entre los círculos era la de que si Mario Soares esperaba sacar dividendos políticos de la visita de Reagan a Portugal para su próxima campaña presidencial, los resultados pueden ser más bien negativos. Aparentemente, Soares ni siquiera fue reconocido por Reagan en la recepción oficial ofrecida al jefe de la Casa Blanca, y fue necesaria una llamada de atención del presidente Antonio Rarnalho Eanes para que Reagan reparase en la presencia del primer ministro, junto al que había pasado sin estrecharle la mano.

Reagan compensó ayer el lapso en los dos encuentros que mantuvo con el primer ministro. Durante el almuerzo que ambos mantuvieron en Sintra, el presidente norteamericano se deshizo en elogios al jefe del Gobierno portugués, y en la declaración pronunciada al término de su encuentro privado en la residencia del primer ministro, Reagan se volvió a referir a Soares como "mi buen amigo".

Por la tarde, en el palacio de Queluz, el presidente estadounidense recibió al líder de la oposición democristiana, Francisco Lucas Pires, presidente del Centro Democrático Social (CDS).

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