La Casa Blanca ve en Mario Soares y Felipe González a sus principales aliados entre los socialistas europeos
ENVIADO ESPECIAL La estancia de 40 horas de Ronald Reagan en Lisboa -igual que en Madrid, y ésta es prácticamente la única similitud- confirmó que Mario Soares es el más riel y sólido aliado de EE UU en Europa, comparable incluso con la primera ministra británica, Margaret Thatcher. En la clasificación de dirigentes socialistas europeos que hace Washington, el, primer ministro Soares ocupa el primer lugar con un 10, seguido de Felipe González, Bettino Craxi y François Mitterrand. El polo opuesto de "mi amigo Mario", como le llama Reagan, sería el primer ministro griego, Andreas Papandreu.
Los dos asuntos que en Madrid resultaron polémicos en la visita del presidente estadounidense, Centroamérica y las bases, aquí no lo han sido en absoluto. Quizá ello explique que estos días de mayo de 1985 en Lisboa, en cuyas paredes ya están muy difuminados los vivas a la revolución de los claveles -que ya ha cumplido 11 años-, los comunistas hayan pintado este letrero: "Reagan, vete a casa y llévate a Soares".Pero se trata sólo de la voz de la impotencia. A pesar de haber obtenido un 18% de los votos en las últimas elecciones, el PCP de Álvaro Cunhal, que aún controla los sindicatos, no pudo llevar el miércoles más que a 1.500 personas a la plaza del Rossio para protestar contra Reagan. Sus 40 diputados abandonaron ayer el hemiciclo antes de que Reagan iniciara su discurso.
Ronald Reagan, sin cluda, valorará que Portugal le haya brindado una plácida estancia en la última escala de un viaje a Europa que ha sido bastante tormentoso. Estados Unidos está también particularmente agradecido a Soares por ser "el principal líder de la resistencia a tina toma comunista del poder tras la revolución de abril". El presidente saludó a Portugal como el "campeón de la Alianza Atlántica". A diferencia de lo ocurrido en España, Soares no plantea ningún problema con la cuestión de la presencia militar estadounidense: la base aérea de Lajes en la isla Terceira, en las Azores, y 2.700 soldados. Hasta 1983, cuando se volvió a negociar el acuerdo bilateral, Washington tenía estas instalaciones prácticamente gratis. Soares tia conseguido que Estados Unidos pague más si el acuerdo es válido hasta el año 1991.
La base de Lajes está, también a diferencia de lo que ocurre en España, para lo que quiera el Pentágono. Puede ser utilizada como punto intermedio para el salto a Oriente Próximo y otras áreas de la fuerza de despliegue rápido. Reagan calificó ayer de "estratégicamente vital" el territorio portugués, que, como España, está designado como base de retaguardia y gran almacén de pertrechos y municiones en el caso de un conflicto en Europa. A diferencia de Felipe González, Soares ha aceptado que los barcos de suministro de la fuerza de despliegue rápido utilicen como base los puertos portugueses.
Reagan no tuvo que hacer en Portugal un esfuerzo especial de explicación de su política centroamericana. La resistencia que pudo plantear Felipe González al presidente en Madrid sobre Nicaragua se convierte en Lisboa en un mero desacuerdo con el embargo comercial decretado contra los sandinistas. A Soares no le repugna en absoluto la política de presión de Washington sobre Managua. No existe una sensibilidad especial hacia Latinoamérica. Esta actitud le ha enfrentado con Felipe González, con quien nunca ha congeniado ni política ni personalmente.
En las cuestiones Este-Oeste, la convergencia es total. Prácticamente sin que nadie se lo pidiera, Soares se apresuró a manifestar su apoyo a la iniciativa de defensa estratégica (SDI). Reagan sí creyó necesario explicarlo en Madrid, donde el Gobierno de González aún no tiene una posición definida.
Sólo la difícil situación económica de Portugal puede explicar este total alineamiento con EE UU. También debe pensar Soares, que quiere culminar su carrera política como presidente de la República, que esta visita le servirá para llegar al palacio de Belem el próximo otoño.
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