Ex presidentes latinoamericanos expresan su apoyo al Grupo de Contadora
El encuentro de Guadalupe, que durante tres días ha reunido en esta ciudad española a 18 ex presidentes constitucionales de países de América Latina, de España y Portugal, concluyó ayer con una declaración de apoyo a los esfuerzos de paz del Grupo de Contadora.La declaración final de la reunión, organizada por la Oficina de Educación Iberoamericana (OEI) y la Junta de Extremadura, será entregada mañana, viernes, por los ex presidentes al rey Juan Carlos y al jefe del Gobierno español, Felipe González. Los ex presidentes hacen en el documento final una defensa del principio de no intervención y formulan sus "mejores votos para que el Grupo de Contadora alcance sus nobles propósitos orientados a la consecución de la paz y la democracia en América Latina".
Entre los asistentes al encuentro de Guadalupe, celebrado en el famoso monasterio fundado en el siglo XIV por los jerónimos, se encontraban, por parte española, Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo; el argentino Arturo Frondizi, acusado por el Gobierno de su país de estar implicado en maniobras desestabilizadoras; el venezolano Luis Herrera Campins, uno de los fundadores del Grupo de Contadora; el colombiano Julio César Turbay Ayala, del Partido Liberal, y los portugueses Francisco Pinto Balsemáo y María Lourdes Pintassilgo.
El tema político más polémico de la reunión, dedicada esencialmente a analizar los problemas de la educación, la ciencia y la cultura en América Latina y la península Ibérica, fue el papel de las fuerzas armadas en los países representados en Guadalupe.
Dos ex presidentes bolivianos, Walter Guevara, uno de los fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario, y Lydia Gueiler, aportaron sus experiencias en este sentido, ya que ambos fueron derrocados por golpes militares. La declaración final destaca la importancia de que la formación de las fuerzas armadas de los países latinoamericanos se haga "en la conciencia institucional".
La reunión, que por su propio carácter y la personalidad de los asistentes no pudo pasar de ser un cambio de impresiones, pretende servir, sin embargo, para la reactivación de la OEI, una organización internacional fundada en 1955 y cuya sede está en Madrid.
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