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FLAMENCO

Una dinastía histórica

Manolo Caracol fue el último genio de una dinastía que dio mucho a dos artes distintas, pero no ajenas: el flamenco y los toros. Era biznieto de Enrique Ortega, El Gordo, de quien descendían también Joselito y Rafael, El Gallo; las bailaoras Carlota y Rita Ortega; Dolores, la esposa de Ignacio Sánchez Mejías, etcétera.Biznieto también de Curro Dulce, tataranieto de El Planeta, sobrino de Enrique, El Mellizo... La historia del flamenco casi podría hacerse a través de esta dinastía.

Manuel, El del Bulto, el padre de Caracol y primero que utilizó este sobrenombre, fue también un buen cantaor. "Más que un buen cantaor", me decía el hijo, "mi padre era un buen conocedor de todos los cantes; los cantaba muy bien. Le gustaba mucho Chacón ... Pero, vamos, nunca ha sido el cantaor de fuste, el cantaor de dejar una historia". Dejó el cante para convertirse en mozo de espadas de su primo José Gómez Ortega Joselito, y con él se hallaba en la aciaga tarde de Talavera de la Reina, en 1920.

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La nostalgia de Caracol

Decía Caracol que cuando él cantaba inspirado casi ni se daba cuenta de lo que hacía, "corno le pasa a un torero que está inspirado y toreando a gusto, que ni sabe que tiene un peligro delante. Las cornadas las pegan, generalmente, los toros buenos a los toreros que están toreando bien; están anestesiados".

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