El canciller Kohl define sus condiciones para la participación de la RFA en la 'guerra de las galaxias'
El debate parlamentario de ayer en el Bundestag sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) del presidente Ronald Reagan, conocida como guerra de las galaxias, puso de manifiesto las diferencias existentes entre el Gobierno de centro-derecha de la República Federal de Alemania (democristianos y liberales) y la oposición (socialdemócratas y verdes). El canciller de la RFA, Helmut Kohl, se mostró partidario de una cooperación con EE UU en la SDI, aunque condicionada, e hizo hincapié en la necesidad de una postura común de los europeos. La oposición rechazó la intervención alemana en el proyecto de Reagan por considerar que ello haría a la RFA responsable de un nuevo impulso de la carrera armamentista en el espacio.
Kohl reiteró las condiciones para una cooperación con la SDI que ya había expuesto en el Congreso de Técnica Militar celebrado el pasado mes de febrero en Múnich:1. La seguridad de Europa no puede desconectarse de la de Estados Unidos y no puede haber dentro de la OTAN zonas con diferente grado de seguridad.
2. La estrategia de la respuesta flexible de la OTAN tiene que mantener invariablemente su validez, mientras no se encuentre una alternativa que permita un mayor éxito para impedir la guerra.
3. Ha de evitarse la inestabilidad en un posible período transitorio de paso de una pura estrategia de disuasión a otra nueva forma basada más fuertemente en los sistemas defensivos.
4. Tienen que evitarse las disparidades y la aparición de nuevos campos de amenaza por debajo del umbral nuclear.
El canciller defendió la posición de que entre las fases de investigación, de producción y de estacionamiento de nuevas armas relacionadas con la SDI están claramente marcados los límites y decir sí ahora no equivale a aprobar la militarización del espacio sideral. La exposición de Kohl ante el Bundestag fue más bien voluntarista y basada en la confianza en Estados Unidos que caracteriza su política.
El diputado socialdemócrata que dio réplica al canciller, el vicepresidente del grupo parlamentario, Horst Ehmke, criticó el discurso de Kohl y lo calificó de "superficial como una serie de eslóganes publicitarios". Según Ehmke, decir sí a los planes norteamericanos de la SDI equivale a que la "RFA pase a ser responsable del nuevo impulso a la carrera de armamentos y la militarización del espacio".
Ehmke se mostró escéptico sobre las posibilidades de transferencia de tecnología que se puedan derivar de la cooperación con Estados Unidos en el programa de la guerra de las galaxias y apoyó su argumentación con las experiencias que habían tenido los europeos con las listas del Cocom (organismo que controla el comercio con los países del Este), que prohíben la exportación de muchos productos considerados sensibles a la Unión Soviética y sus aliados.
El portavoz socialdemócrata dijo que la Iniciativa de Defensa Estratégica no tiene en cuenta las necesidades de seguridad de Europa, porque no da protección contra los cohetes atómicos de corto alcance y de alcance medio (los SS-20 soviéticos), y sólo supondría una defensa para el territorio norteamericano. Además, argumentó Ehinke, la SDI incrementa el riesgo de una guerra nuclear localizada en Europa.
En un punto coincidieron al menos el Gobierno y la oposición socialdemócrata: la necesidad de forzar la cooperación europea, aunque sea fuera de la SDI. Tanto el canciller Kohl como el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, se mostraron favorables a los planes de cooperación con Francia expuestos en una carta del ministro de Relaciones Exteriores francés, Roland Dumas. Genscher acaricia la idea de que la RDA y Francia "podían ahora abrir las puertas para una Europa de la tecnología", capaz de "desarrollar las capacidades de sus gentes, la amplitud de su mercado y las fuerzas materiales de los Estados miembros".
Matices en la coalición
Dentro de las filas de la coalición gubernamental se advierten en Bonn matices ante el apoyo a la SDI. La postura de Genscher y los liberales es mucho más cautelosa que la de los democristianos de Kohl, quien tiene, además, encima la presión en este asunto de dos de los príncipes de los Estados federados del sur de la RFA, el presidente de Baviera, Franz-Josef Strauss, que ya se mostró totalmente a favor de la iniciativa del presidente Reagan, y el de Baden-Wurtemberg, Lothar Spaeth, un abanderado de la nueva tecnología, que espera atraer ésta a su región.Los verdes se opusieron completamente a la SDI. Su portavoz, Torsten Lange, que ayer debutó en el Bundestag después de la rotación, dijo que la única postura correcta para la RFA es actuar como Noruega y oponerse al proyecto. Según Lange, los planes de la SDI no son de una estrategia defensiva, sino que están orientados a conseguir una ventaja para poder dar el "primer golpe atómico".
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