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La DC italiana acoge con satisfacción la intervención del Papa en la política nacional

Juan Arias

La Democracia Cristiana italiana ha acogido favorablemente la petición papal a los católicos de que aseguren "el máximo apoyo a las fuerzas empeñadas en la defensa de los valores cristianos" y en la lucha contra el aborto. A menos de un mes de las elecciones administrativas del próximo 12 de mayo, las palabras pronunciadas la semana pasada por Juan Pablo II ante el congreso de la Iglesia italiana en Loreto han servido para caldear aún más, si cabe, una cita electoral ya por sí incandescente. El líder democristiano Ciriaco de Mita se ha hecho eco de las palabras del Papa y ha recordado que su partido tiene "un sistema de valores que justifica nuestra lucha a favor de la vida".Estos comicios -que servirán para renovar los Gobiernos de las regiones, provincias y ayuntamientos de casi todo el país- suscitan un enorme interés por la posibilidad de que el Partido Comunista Italiano pueda convertirse, como ya acaeció en las últimas elecciones europeas, en el primer partido del país. Sobre todo, porque el nuevo líder comunista, Alessandro Natta, es más duro y decidido que su antecesor, Enrico Berlinguer, y ya ha dicho que si esto ocurre su partido exigirá que se le encargue formar Gobierno.

Con la excusa de este peligro rojo, el Papa ha tomado, increíblemente, parte en esta batalla política italiana. Y aunque el Papa no pidió explícitamente votos para la Democracia Cristiana, quedó muy clara su voluntad de que, frente al peligro comunista, todos los católicos deben unirse para apoyar a las fuerzas políticas que en este momento combaten la ley del aborto, obsesión del Papa polaco.

El primer partido en reaccionar a la intervención de Juan Pablo II fue el neofascista de Giorgio Almirante, a quien la víspera del discurso de Loreto el Papa recibió en audiencia, estrenchándole la mano junto con los otros diputados de la derecha europea, entre ellos Jean Marie Le Pen, Demiatridis y el español Guillermo Kirkpatrick. El Papa les elogió por su lucha contra el aborto y por su oposición "a la decadencia de Europa".

Le siguió, después, la Democracia Cristiana, que temió que los seguidores de Almirante pudieran presentarse ante el electorado como los mejores discípulos de Wojtyla. Y así, en Bari, De Mita, al clausurar la Fiesta de La Amistad, reunió el lunes el Consejo Nacional del partido para lanzar una auténtica cruzada contra el aborto y la eutanasia. De Mita dijo que un país que ha eliminado la pena de muerte no puede introducirla camufladamente en forma anticipada con el aborto o en forma diferida con la eutanasia", y reiteró que "nosotros poseemos en nuestro patrimonio cultural, como cristianos y como democristianos, un sistema de valores que justifica nuestra batalla a favor de la vida". Fue como decirle al Papa: "Somos nosotros los mejores intérpretes de su inensaje". La Republica tituló a toda página: "La DC, con Wojtyla en la cruzada antiaborto".

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