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Hacienda se inclina por limitar a 140.000 millones de pesetas la baja de retenciones fiscales durante 12 meses

Hacienda ultimaba anoche su propuesta de baja en la tabla de retenciones sobre la renta, dentro de un paquete de medidas que el ministro Miguel Boyer expuso ayer al equipo económico del Gobierno y que hoy explicará en las Cortes. Entre ellas figuran el fomento del empleo juvenil, con nuevas bonificaciones en la cuota empresarial a la Seguridad Social, y actuaciones para liberalizar los mercados. De la media docena de tablas estudiadas, se ha optado por la más moderada, que disminuiría los ingresos en 140.000 millones al año. El aplicar la reducción desde abril y el acompañarla con menores tipos del impuesto desde 1985 seguían sin decidir.

Los estudios sobre la nueva tabla de retenciones -principal medida en estudio, junto a un plan para fomentar la construcción y acelerar las inversiones públicas generadoras de empleo- se centraron ayer, por indicaciones de Boyer, en el supuesto de que la medida reduzca los ingresos fiscales un máximo anual de 140.000 millones de pesetas. Las cinco hipótesis manejadas la semana pasada situaban la mayor disponibilidad para el consumo entre 150.000 y 200.000 millones de pesetas.El nuevo supuesto aproxima algo la cuantía de las reducciones. En el de 200.000 millones las escalas mínimas bajaban hasta siete puntos, aunque beneficiarían a una minoría de contribuyentes. Pero persiste la impresión de que la mayoría de las bajas serán de tres, dos y un punto, pues el número de las escalas que se mantienen (los estudios apuntan a partir del 27%) suponen también una exigua minoría.

Todavía está sin decidir, por un lado, el aplicar la medida desde abril. Como las empresas liquidan a Hacienda por trimestre y los meses de abril, mayo y junio no los pagan hasta julio, no habría grandes inconvenientes. Por otro, el enviar a las Cortes un proyecto de ley que reduzca desde este mismo año los tipos más bajos del impuesto, para que los contribuyentes tengan que pagar lo mínimo a mediados, de 1986.

Miguel Boyer presentó ayer a la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, reunida en el Palacio de la Moncloa, el paquete de medidas para reactivar la actividad desde la demanda interna (consumo privado e inversión) y preparar la entrada en vigor del impuesto sobre el valor añadido (IVA).

Su comparecencia, hoy, en la Comisión de Economía del Congreso está motivada por las respectivas peticiones de los grupos conservador y socialista para que explicara los resultados de 1984 y las perspectivas de 1985, así como por una solicitud del propio Boyer cuando las estimaciones oficiales sobre el balance de 1984 impregnaban de mayor optimismo las perspectivas del presente ejercicio. Pero los datos conocidos en los dos últimos meses han aplacado los ánimos y, desde la presunción de que se escapó de las manos el ajuste esperado en 1984, han aconsejado medidas correctoras.

El diagnóstico en el sentido de que el crecimiento económico se ha desacelerado por el frenazo de las exportaciones y porque el rebrote inflacionista mantiene en 1985 la depresión del consumo privado que se inició el pasado ejercicio ha calado en el Ministerio de Economía y Hacienda. Como en otras esferas del Gobierno, ya se descarta el conseguir en 1985 el objetivo de crecimiento del 3% para la economía española, lo que suscita preocupación por el efecto de esta rebaja en los niveles de empleo.

Pesimismo privado

En el sector privado, el pesimismo se ha manifestado con mayor claridad. El Instituto de Estudios Económicos, entidad promovida por empresarios y sociedades de los sectores más potentes, difundió ayer las conclusiones de una veintena de expertos en coyuntura, entre ellos los responsables de los servicios de estudios de CEOE, grandes bancos, las cajas de ahorro y catedráticos de diversas universidades. En síntesis, consideran que el crecimiento económico podría quedar este año en la mitad del 3% fijado como objetivo.Una primera razón dada es que resultará "prácticamente imposible" alcanzar el modesto 7,6% de aumento real perseguido en las exportaciones (porque en Estados Unidos la recuperación pierde fuerza y aumenta, el proteccionismo, el comercio mundial desacelerará su expansión desde el 9% al 5%, el dólar debe tender a depreciarse y no hay base para la promoción exterior).

El segundo motivo es que el objetivo de inversión (5,5%) quedará en tomo al 2%, porque las empresas tienden a aprovechar los excedentes para su ajuste financiero y han aumentado las incertidumbres ante los cambios.

Según dichos expertos, "el consumo seguirá deprimido, salvo que se practique alguna acción estimuladora de rápido efecto". Pero dudan que la reducción de retenciones se plasme en un significativo incremento del mismo y opinan que sería una medida necesitada de actuaciones más amplias para no poner en peligro la corrección del déficit público y no tener que reducir la oferta monetaria.

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