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Washington considera que el golpe contra el general Numeiri pretendía evitar otro más radical

Los nuevos dirigentes militares de Sudán derrocaron a Yaafar Mohamed el Numeiri para evitar un golpe por parte de oficiales más jóvenes que estaban conspirando para purgar a la clase dirigente del país, según funcionarios estadounidenses."A nuestro entender", manifestó el lunes un fuincionario de la Administración Reagan, "los miembros más veteranos de la oficialidad militar, los tres o cuatro altos oficiales, estaban preocupados porque temían que sus subordinados (coroneles y comandantes) actuarían si ellos no lo hacían".

Los funcionarios estadounidenses no desvelaron su fuente informativa sobre el golpe de Estado dado el sábado en Sudán bajo la dirección del general Abderrahman Sewaradahab, hasta entonces ininistro de Defensa y jefe de las fuerzas armadas. No obstante, manifestaron que, como el impulso para el derrocamiento de Numeiri vino desde abajo, los Gobierrios occidentales se estaban pregiIntando por la estabilidad del nuevo Gobierno militar.

"Este golpe tiene todos los indiciosde ser un golpe preventivo en el que un brazo ha venido, desde arriba, a salvar sus propias pieles", dijo un funcionario estadounidense. "Esto suscita una pregunta importante. Si el general Sewaradahab clesplazó a Numeiri sólo antes de que lo hicieran otros militares, ¿con qué respaldo cuenta?".

Otro funcionario aseguró que la cúpula militar tiambién estaba preocupada porque, debido a que las cada vez más numerosas manifestaciones públicas contra Numeiri se estaban generalizando, la anarquía podía estallar en cualquier momento si no se le eliminaba.

Algunos de los más altos funcionarios del Gobierno de Numeiri han estado detenidos desde el sábado, según las fuentes estadounidenses. Entre ellos se encuentran incluso miembros clave del aparato de seguridad y altos consejeros económicos y políticos.

Las fuentes estadounidenses dijeron que ahora se esperaba que los funcionarios más jóvenes pidieran el relevo de algunos de los altos mandos militares que, como el general Sewaradahab, estaban muy vinculados con Numeiri.

El nuevo Gobierno militar ha nombrado un Ejecutivo interino hasta que se devuelva el poder a los civiles. Sin embargo, algunos funcionarios en Washington manifestaron que no tenían demasiada confianza en que fuera posible una transición incruenta.

El general Numeiri salió hacia Washington el 27 de marzo, cuando estallaron las manifestaciones contra él debido a que levantó subsidios a los precios de los productos básicos. Estuvo en Washington durante la semana pasada. Mientras tanto, el movimiento para su sustitución crecía en Sudán, con los principales servicios públicos paralizados por una huelga general que las fuerzas de seguridad no podían controlar.

De acuerdo con los funcionarios estadounidenses, Numeiri sabía que cuanto más tiempo estuviera en Washington, menos probable era que sobreviviera políticamente. "Sin embargo, no quería aparentar que volvía bajo presiones", dijo uno de los funcionarios.

Por otra parte, según informa Reuter, los nuevos dirigentes sudaneses rechazaron ayer un ultimátum lanzado por el coronel John Garang para que entregaran el poder a un Gobierno civil en el plazo de una semana.

Fuentes diplomáticas occidentales en Jartum manifestaron que el alto mando militar había dicho que no recibiría órdenes de Garang, que dirige una guerrilla secesionista en el Sur, de creencias mayoritariamente animistas y cristianas, contra el Norte, predominantemente musulmán.

Mientras tanto, el nuevo régimen continúa su afianzamiento internacional. El rey Fahd de Arabia Saudí recibió ayer al general Yusef Hasan al Hadj, emisario del general Sewaradahab.

No obstante, ayer se temía que se hubiera reanudado la huelga, puesto que todas las comunicaciones con el exterior quedaron interrumpidas a las 10 de la mañana sin que se diera ninguna explicación, según informó la agencia France Presse.

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