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Reportaje:

Polonia, bajo la fiebre del dólar

El viajero recién llegado al aeropuerto de Varsovia tiene bastantes probabilidades de cambiar con un ciudadano polaco unas palabras en inglés. El viajero ha rebasado las barreras policial y aduanera, superado ya el proceloso trámite de entrada, y deambula por la sala del aeropuerto en busca de la salida. Muy pronto se le aproxima un ciudadano polaco, que le chapurrea en inglés: "Will you change money, mister?" (¿quiere usted cambiar?). La fonética inglesa ha servido para introducir en el lenguaje coloquial polaco una nueva palabra, que designa una insólita profesión: chincha, el cambista ilegal de divisas. Chincha procede de change, el verbo inglés que significa cambiar."Aquí con dólares se consigue todo", comenta con un suspiro una joven varsoviana, que se lamenta de las dificultades que encuentra para decorar su apartamento, al no encontrar artesanosque presten sus servicios contra el pago en la moneda local, el zloty. En dólares, y a precios no excesivos según los expertos, alquilan sus cuerpos las mercenarias del sexo , que pululan en torno a los grandes hoteles de Varsovia.

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Zygmunt K., de profesión 'chincha'

El dólar abre las puertas de centenares de tiendas pewex, donde se pueden adquirir todos los artículos que en los comercios normales brillan por su ausencia. En pewex se puede comprar desde dispositivos intrauterinos para controlar la natalidad al último alarido, en forma de disco, de Julio Iglesias, o un coche Opel. La única condición es disponer de los dólares necesarios, sin que importe su procedencia. El tráfico de divisas está naturalmente penado por la ley, pero el mercado negro florece y año tras año es posible encontrar a la puerta de los hoteles a los mismos chinchas, que repiten invariables la cantine la del "¿quiere usted cambiar?" en toda una amplia gama idiomática.

Los dólares entran en Polonia por múltiples vías, más o menos legales. Muchos polacos residen en el extranjero. Se dice que Chicago es la segunda ciudad polaca, en número de habitantes, después de Varsovia. Estos polacos de América envían con frecuencia dólares a sus familiares en Polonia. Muchas veces, simplemente metidos en un sobre. Un billete de 100 dólares, cambiado en el mercado negro, se traduce en más de 60.000 zlotys, cantidad superior al sueldo mensual del primer ministro y primer secretario del partido, general Wojciech Jaruzelski.

Dinero postal

Cuando a raíz de la declaración de la ley marcial, el 13 de diciembre de 1981, se introdujo una rigurosa censura de correspondencia y se abrían todas las cartas, las autoridades quedaron asombradas del volumen de dólares que entraba en Polonia por la vía del sobre enviado desde el extranjero para ayudar a un familiar. Esta forma de envío contraviene las disposiciones postales y de divisas, pero parece que se dio la orden de hacer la vista gorda. Estos envíos tienen un factor estabilizador en la sociedad polaca. Muchas familias quedarían reducidas a una situación próxima a la pobreza sin esos envíos del extranjero.

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Otros dólares son ganados por los polacos, en sus viajes al. extranjero, con el sudor de su frente. En Polonia la concesión de pasaporte para salir al extranjero es bastante liberal, comparada con otros países del Este. Muchos polacos aprovechan esos viajes como turistas para ganar fuera en unos meses, con trabajo negro, unas divisas que luego sirveil para comprar un coche en Polonia o instalar una casa. Otra vía de acceso de dólares son los turistas extranjeros que cambian ilegalmente dólares con los chinchas. Entre estos profesionales del mercado negro hay gente honesta y también ovejas negras, que se dedican a robar a los turistas.

El truco de los ladrones es refinado. Ofrecen un cambio muy atractivo, por encima del normal del mercado negro. El turista cree que ha encontrado una ganga. El cambista ilegal pide que le acompañen a una esquina aislada o a los servicios de un hotel, para contar el dinero. Allí saca del bolsillo un fajo grande de billetes con muchos de poco valor y los más valiosos al final. En la maniobra de contar, por medio de un truco de juego de manos, el cambista se queda con los zlotys de más valor y los dólares, mientras que el turista recibe un fajo de billetes: pequeflos. Con los nervios por, la ilegalidad de la transacción, o la advertencia de que va a llegar la policía, el turista pierde el controlde la situación y los dólares y se queda con un fajo de zlotys de poco valor.

La existencia del mercado negro del dólar se debe a la dilferencia entre el cambio oficial y la cotización real de la moneda norteamericana. El tipo de cambio oficial era la semana pasada de 700 zlotys por dólar, y en el mercado negro "llegó a subir a 700 zlotys para caer luego hasta 630. ¿Quién podrá adivinar por qué?", se pregunta el semanario oficial del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), Polityka, en un artículo.

El tema es tan del dominio pú- blico que un semanario de consumidores, Veto, publica semana tras semana la cotización de los bonos, que coincide con la del dólar en el mercado negro. Los bonos son unos sucedáneos del dólar, que sirven para comprar en las tiendas pewex. Los bonos se compran, en una relación de uno a uno con el dólar, en los bancos o las tiendas pewex. Con esos bonos se pueden pagar las compras en las tiendas de divisas.

La venta de dólares está prohibida, pero no así la de bonos, que se ofrecen en decenas de anuncios por palabras en las páginas del periódico Zycie Warszawy con la frase: "Urgentemente, compro bonos" y un número de teléfono. El bono se cotiza casi al mismo precio que el dólar del mercado negro.

Bloqueo de cuentas

Con la implantación de la ley marcial, en diciembre de 1981, el Gobierno bloqueó todas las cuentas en dólares y sólo ocho meses después los depositarios pudieron recuperar sus dólares en forma de bonos. Entré las peculiaridades de la economía polaca figura el caso, insólito en casi todos los países del mundo, de que los ciudadanos pueden abrir libremente cuentas en divisas extranjeras.

Un ciudadano polaco puede tener su cuenta en dólares y retirar dólares en efectivo del banco. Estos reintegros quedaron limitados con el bloqueo impuesto por la ley marcial, pero la prohibición fue levantada. La confianza de los cuentacorrentistas en dólares también quedó dañada por las disposiciones restrictivas y desde aquel día muchos polacos sólo guardaron sus dólares en el calcetín sin llevarlos al banco. Para tratar de recuperar esos dólares y solucionar en parte la penuria crónica de divisas, el Gobierno polaco introdujo el pasado noviembre una doble modalidad en las cuentas de dólares: A y, N. A los polacos se les concedió de plazo hasta el pasado 31 de marzo para ingresar en las cuentas A sus dólares, que recibirán un interés del 5% a la vista y algo más, si hacen un depósito a plazo fijo. El polaco que quiera viajar al extranjero podrá sacar sus dólares y no tendrá ningún problema para justificar, con una tarjeta roja del banco, la procedencia de las divisas que lleva consigo. SI las divisas proceden de otra fuente, el polaco que viaja al extranjero corre el riesgo de ser descubierto y tendrá dificultades.

Las cuentas en divisas N están previstas para recoger el "dinero de procedencia desconocida". Los polacos pueden llevar a una cuenta N sus dólares conseguidos ilegalmente. Para blanquearse del todo y poder ser sacados legalmente al extranjero, tendrán que padecer una cuarentena de un año sin intereses en una cuenta N antes de poder ser transferidos a una cuenta A, que permite la libre disposición de las divisas depositadas. Para ingresar dólares en las cuentas A desde el 1 de abril habrá que justificar su origen legal.

La acción del Gobierno, encaminada a recuperar los dólares del calcetín, parece haber tenido éxito. Los últimos días de marzo registraron una avalancha de gente que quería depositar sus dólares en las cuentas A. Un mes antes de finalizar el plazo, ya se habían ingresado en los bancos 1.100 millones de dólares, (casi 200.000 millones de pesetas). Las cifras definitivas serán publicadas en breve, anuncia la Prensa.

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