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LA CAÍDA DE NUMEIRI

Los golpistas quieren que Sudán siga en la órbita occidental

El general Abderrahman Sewar ad Dahab, artífice del golpe militar que derrocó el sábado al presidente de Sudán, Yaafar el Numeiri, quiere mantener al país dentro de la esfera occidental y ha expresado su voluntad de liberalizar la vida política y religiosa. En un comunicado oficial difundido el sábado por Radio Omdurmán, Sewar ad Dahab reafirmó la adhesión de Sudán a sus lazos árabes, africanos e islámicos, y rechazó toda intervención extranjera. Tanto Estados Unidos como Egipto, aliados tradicionales de Sudán, han aceptado al nuevo régimen.

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Los nuevos dirigentes sudaneses han pedido también a todas las naciones y organizaciones que mantengan su ayuda al país, azotado por la sequía, de acuerdo con la nota oficial recogida por la agencia egipcia Mena. Las Fuerzas Armadas de Sudán, asegura el comunicado, "se niegan a sustituir el antiguo régimen por otro militar que confisque los derechos políticos del pueblo sudanés".El ideario de los nuevos dirigentes, que se hizo público a través de la citada agencia egipcia afirma que la soberanía sudanesa reside en el pueblo, que se respetarán los tratados tanto bilaterales y regionales como internacionales, así como los principios de la Carta de las Naciones Unidas, especialmente los referentes a la soberanía de las naciones, la no intervención y la solución de conflictos internacionales mediante el diálogo.

De acuerdo con las informaciones de la agencia Mena, va a formarse en breve un Gobierno provisional, compuesto por nueve militares y tres civiles, cuyos nombres no facilitó.

También se pronunciaron los nuevos dirigentes sudaneses en favor del pluralismo político y las elecciones libres, y dijeron que supervisarán un período transitorio de cambios democráticos. Este período, según los militares que se han hecho con el poder, comprenderá el establecimiento de organizaciones democráticas, políticas y cooperativas y la creación de un espacio democrático neutro, que garantice comicios libres e imparciales.

En política exterior, el nuevo régimen de Jartum, pretende mantener los principios de no alineamiento político y permanecer fuera de pactos y alianzas militares. Según un grupo de oficiales próximos al general Sewar ad Dahad, citados ayer por Mena, se intentará "reforzar las relaciones entre Egipto y Sudán, relaciones estables a las que no se puede renunciar". Ambos países mantienen tratados de defensa mutua y un proyecto de integración política con un Parlamento del Nilo que se reúne periódicamente.

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De hecho, Sewar ad Dahab, soldado de carrera y con escasa experiencia en la política, pertenece a la hermandad políticorreligiosa de los Jatmia, tradicionalmente próxima a Egipto y contraria a la de los Hermanos Musulmanes, apartados del poder hace un mes por el mariscal Numeiri. El nuevo hombre fuerte del régimen sudanés, que tiene 51 años y es padre de dos niños y tres niñas, se formó como oficial en las academias militares del Reino Unido y Jordania y estuvo destacado en Uganda como agregado militar.

Estas primeras tomas de posición han encontrado un eco favorable en Egipto y en Estados Unidos, que siempre han visto a Sudán como una pieza muy importante para sus intereses en África y en Oriente Próximo, no sólo por su situación geopolítica, sino también por su oposición al máximo dirigente libio, Muammar el Gaddafi.

La actitud de EE UU

Larry Speakes, portavoz del presidente Ronald Reagan, dijo el sábado que Estados Unidos acoge al nuevo Gobierno como unacontinuación de sus buenas relaciones con Sudán. "La política de Estados Unidos hacia Sudán no ha cambiado, y seguiremos tratando al nuevo Gobierno como lo hicimos hasta ahora", aseguró también el portavoz presidencial.Por su parte, el portavoz del Departamento norteamericano de Estado, Bert Carlsson, señaló que Washington "sigue de cerca" los acontecimientos en el país africano y precisó que la Administración de Ronald Reagan no había recibido aún peticiones para el reconocimiento del nuevo Gobierno.

Mientras tanto, la vida vuelve a la normalidad en Sudán. Las tiendas de Jartum abrieron de nuevo ayer, y la mayor parte de la población respondió al llamamiento de vuelta al trabajo, con lo que terminaron las huelgas y manifestaciones, que paralizaron el país durante una semana. Las líneas telefónicas y telegráficas continuaban cortadas, pero, según fuentes diplomáticas, el nuevo gobernante controla totalmente la situación.

La agencia de prensa libia Jana informó de que miles de sudaneses se concentraron ayer ante la Embajada egipcia en Jartum. para exigir la entrega de Numeiri a las autoridades sudanesas para que pueda ser juzgado por su pueblo.

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