Destino ferroviario
Enamorarse
Director: Ulu Grosbard. Intérpretes: Robert de Niro, Meryl Streep, Dianne Wlest, David Ciennon, Jane Kaczmarek, George Martin y Harvey Keitel. Guión: Michael Christopher. Música: Dave Grusin. Fotografía: Peter Suschitzky. Título original: Falling in love. Estadounidense. Cines Conde Duque, Españoleto, Vaguada, Fantasio Palace. Madrid.
Enamorarse puede valorarse desde una perspectiva sociológica que tenga en cuenta la moral de los ochenta, esa moral en la que se reivindica el amor absoluto y para toda la vida, en la que el sexo es un elemento más en las relaciones de una pareja, para la que la vida política carece de interés, excepto cuando esa política se preocupa de defender el individualismo y lo que pertenece a la esfera privada.
En ese sentido, Enamorarse es un filme que sintoniza con el clima de la época por su conformismo social y su mitificación de esa experiencia que tan bien ha descrito Francesco Alberoni en su libro Enamoramiento y amor. Pero si la película de Ulu Grosbard sólo fuera eso, una cinta más de la era Reagan, carecería de interés, y no es ese el caso.
Son poquísimos los títulos contemporáneos que han sabido resucitar la fórmula de las antiguas comedias, las de McCarey o La Cava, las de Hawks o del Lean de Breve encuentro.
Enamorarse es uno de ellos, como lo prueba el tratamiento que se da a los personajes y a la trama, protagonistas absolutos, que logran desligarse de la. imagen, a pesar del realismo de ésta.
Me explicaré. Creo que Ulu Grosbard ha logrado hacer creíble un entramado sustentado en las más improbables coincidencias, algo que sólo se consigue cuando inteligencia y estilización se dan la mano en el trabajo del guionista. Esos primeros 25 minutos magistrales se fundan en unas pocas premisas elementales: sólo existen los personajes necesarios para desarrollar el tema, el espacio físico real se reduce al que ocupan los protagonistas, de manera que .Nueva York se convierte en una estación de tren, unos grandes almacenes y una librería; el costumbrismo es expulsado de la ficción, pues ésa es la única forma de sacar adelante diálogos del tipo: "¿Trabaja en la ciudad?". "No, estoy casada", o de montar en paralelo acciones coincidentes que han de acabar chocando después de entrecruzarse en repetidas ocasiones.
Es la única manera de adaptar el destino a las características de la vida moderna, de conferir verosimilitud a los hados de las tragedias.
Película de actores
Enamorarse es, pues, una película de guionista, pero también lo es de actores. De Niro y Meryl Streep están espléndidos, muy ajustados a sus tipos. Simpático, conservador y un tanto vulgar él, reservada, sensible y frígida ella. Todos sus gestos, todos los detalles que proporcionan verdad a sus personajes han sido cuidados con acierto, desde los que corresponden a una idea muy restrictiva de la interpretación hasta los que incluyen detalles como la elección de vestuario o, el más nimio, de la mayor o menor importancia de los anillos matrimoniales según las secuencias.
Ulu Grosbard ha contado bien esta historia de amor facilitada por coincidencias ferroviarias -el tren y la estación son el lugar de encuentro privilegiado de los dos amantes- a base de renunciar a los subrayados estilísticos que estropeaban algunas de sus anteriores películas, cuando la preocupación por la autoría se convertía en un gratuito despliegue de efectos o en innecesarios subrayados destinados a dejar bien claro cuál era el pensamiento del director respecto de la historia que contaba.
Babelia
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