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Un estudio de los conflictos entre las lenguas peninsulares gana el Premio Anagrama

' El rumor de los desarraigados', obra del catedrático Ángel López García

Tomàs Delclós

El catedrático de Lingüística General de la universidad valenciana Ángel López García obtuvo ayer la decimotercera edición del Premio Anagrama de Ensayo, con la obra El rumor de los desarraigados (Conflictos de lenguas en la Península). Su ensayo analiza el origen del idioma castellano y su posterior pérdida del sentido originario en beneficio de una operación política. La investigación que apoya el ensayo ganador se inició hace cinco años. La obra Adiós al progreso, de Antonio Campillo, quedó finalista. Ángel López García rechaza la denominación de castellano y propone la de "koiné peninsular". "El ensayo parte de la verificación de que el llamado idioma castellano ni es castellano ni fue engendrado sólo por los castellanos. La investigación de su origen y estructura gramatical demuestra que esta lengua se origina en el alto valle del Ebro cuando los vascos intentan hablar latín. Este idioma es, pues, un derivado del vasco y del latín. Se trata de una tesis admitida desde hace cinco o seis años que hallamos, por ejemplo, en los trabajos de Emilio Alarcos. Lo que llamamos castellano es un idioma latino-vasco".

La 'koiné' peninsular

El origen del llamado idioma castellano es, según López García, meramente instrumental. "Es una lengua de intercambio comercial, de comunicación peninsular que en su origen no definía a ningún colectivo nacional. Es a partir el siglo XVI, con la aparición del Estado peninsular cuando se impone políticamente a zonas con otra lengua materna y pierde su sentido inicial de lengua de intercomunicación peninsular".El análisis de la aparición de la koiné peninsular, señala el autor, no sería un problema actual si la evolución histórica no hubiera desvirtuado su función.

"Cuando se divide administrativamente o políticamente la península con criterios de predominio actual de una lengua se procede a parcelaciones falsas. Incluso cuando se reivindica políticamente el concepto de Países Catalanes en función de este criterio lingüístico se asume una idea restrictiva porque todo Aragón debería pertenecer al mismo ámbito histórico-cultural que Cataluña, el País Valenciano o las Baleares. Esta afirmación deriva de un análisis científico, al margen de que, salvo una pequeña minoría, el pueblo de Zaragoza se identifique de manera casi automática con la cultura castellana", afirma López García.

Hay un hecho evidente y es que la lengua sirve habitualmente de factor definitorio de una identidad nacional y en función de ello se plantea el problema en la zona geográfica castellana cuyo origen como tierra de frontera y uso de un idioma inicialmente neutro, de intercambio peninsular, no permite científicamente el uso del fetiche lingüístico como elemento de identidad nacional. Siempre según López García, la alternativa que se plantea es la de que cada ciudadano peninsular sea bilingüe.

"La condición propia del peninsular es ser bilingüe. Hemos de conocer la koiné peninsular como lengua de intercambio común y, además, la lengua materna, la lengua de vinculo histórico. En el caso de Madrid, por ejemplo, además del llamado castellano, se debería estudiar el vasco ya que ésta es su lengua histórica, el origen de la koiné peninsular". López García es consciente de las reticencias, "por ambas partes", que puede levantar una propuesta semejante y destaca como hecho natural que Barcelona, por ejemplo, sea la capital de la edición "en la llamada lengua castellana".

"La koiné como lengua de uso no debe implicar arraigo a una determinada cultura ni vía de inscripción a una determinada nacionalidad.

López García destaca que debe desvincularse el uso de una lengua a la adscripción nacional. "Obviamente, la koiné peninsular sustenta una cultura importante, pero es una operación ideológica el identificar, en una operación vertebradora, en una misma comunidad nacional a aquellos que sienten la koiné peninsular como lengua materna y quienes la utilizan como lengua de intercambio peninsular. De ahí el sentido del título del ensayo".

Lingüista

López García nació en Zaragoza en 1949 y es catedrático de Lingüística General en Valencia. El inicio de la investigación reflejada en el ensayo ganador del premio Anagrama data de hace unos cinco años, cuando se planteó aplicar la metodología de la gramática liminar a una lengua no indoeuropea e inició el estudio del vasco.López García conoce las cuatro lenguas peninsulares, es director de la revista Cuadernos de Filología y coordinador del programa Hispanic Studies de la universidad de Virginia.

Al premio se presentaron 38 originales de los que pasaron a la final cinco. Adiós al progreso, de Antonio Campillo y La definición en la cultura y el poder, de Serafín Vegas González, fueron los ensayos que, junto a la obra ganadora, pasaron a la última deliberación. Antonio Campillo, doctor en Filosofía, quedó finalista.

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