'La fille du régiment', de Donizetti, 'bel canto' a ritmo marcial

La ópera La fille du régiment, de Donizetti, se representa en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid, los días 22, 25, 28 y 31 de este mes. La dirección orquestal corre a cargo de Alain Guingal; la regia, de Giuseppe de Tonias¡, y en el reparto sobresalen June Anderson y Alfredo Kraus.Llevaba ya Donizetti 20 años de carrera a sus espaldas cuando se le presentaron tres serios contratiempos: la muerte de su amada mujer, el fracaso de María di Rudenz en Venecia y las insalvables dificultades con la censura para estrenar Poliuto en Nápoles. Tras la muerte de un hijo recién nacido y la de Virginia, el compositor se refugió totalmente en la música, pero ni Roberto Devereux ni la citada María di Rudenz conseguirían el éxito en el que ahogar sus penas.

Dejó Venecia y partió para Nápoles con las esperanzas puestas en Poliuto, una nueva ópera basada en los mártires cristianos durante la dominación romana. Junto a él también confiaba en rejuvenecer su carrera otro famoso personaje, el tenor francés Adolphe Nourrit, que había sido destronado en París por el no menos famoso Duprez. La censura prohibió la obra. Nourrit, en su desesperación, se suicidó arrojándose por una ventana, y el empresario Barbaja se las ingenió para acusar con éxito a Donizetti de ruptura de contrato.

En estas penosas circunstancias el compositor abandonó Italia y partió para París, en donde fue triunfalmente recibido. Un año después estrenaba en la ópera Cómica una obra escrita intencionadamente en francés: La fille du régiment. Se trata de una divertida y despreocupada partitura cuya inspiración francesa se denota en las elegantes melodías que se insertan entre los abundantes efectismos militares. Fueron estos precisamente los más atacados por algunos sectores de la vida musical francesa.

Sin embargo, Donizetti demuestra en ella una jovialidad y espontaneidad no exentas de una firme y profunda sabiduría musical. Arias, dúos y tríos muestran el más puro belcantismo, y si las melodías se suceden en la partitura de la soprano ligera, lo cierto es que el tenor tiene también dos momentos especialmente bellos: una delicada y breve aria y una brillante cavatina con nada menos que nueve dos.