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Entrevista:

Rodríguez de la Borbolla: "El Estado de las autonomías es o un proceso que marcha hacia un modelo federal"

"Nunca tuve la intención de echarle un pulso a Alfonso Guerra" - "Escuredo dimitió porque quiso"

José Rodríguez de la Borbolla ha llegado a acumular todo el poder político en la comunidad autónoma. Su fuerza es tal que le permite desoír indicaciones de Alfonso Guerra, como ocurrió en el reciente congreso regional, en el que decidió relevar a Luis Yáñez de la presidencia, contra el criterio del propio Guerra. No obstante, niega que tuviera intención de echar ningúnpulso con el vicepresidente del Gobierno, y afirma: "No me vale que se haga lo que quiero si no se comparte".

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Rodríguez de la Borbolla cree que en un futuro catalanes y vascos se conformarán con el rnismo nivel de autogobierno que los demás, dentro de una estructura federalista: "El derecho a la diferencia no tiene que basarse en el. derecho a la desigualdad". Y tiene: una queja: "Los intelectuales no se: han hecho a la idea de que el poder pueda ser progresista".Pregunta. El IV Congreso Regional del PSOE ha sido visto como un desario por su parte a Alfonso Guerra, cuyo criterio acerca de quién debía ocupar la presidencia del partido usted desoyó. ¿Qué consecuencias puede tener eso?

Respuesta. No me gusta esa versión del congreso. En iningún caso yo tuve la intención de echarle un pulso a Alfonso Guerra, ni creo que él a mí. Si la cosa se complicó fue quizá por intervenciones de terceras personas. Yo me encontraba ante el congreso en la necesidad de conceder la vicesecretaría general a una persona que pudiera estar muy enciffia de: ella. Eso creaba la necesidad de darle una plaza de importancia en la ejecutiva al hasta entonces vIcesecretario, Antonio Ojeda, presidente del Parlamento. Ese puesto tenía que ser la presidencia del partido. A esa decisión llegué trasconsultarla con otros compañeros,, a quienes pareció que eso sería lo más eficaz.

P. En cualquier caso, Alfonso Guerra queda desairado, y con la salida de Luis Yáñez usted se desvincula simbólicamente del primitivo grupo sevillano. Jue esa su intención?

R. En absoluto. Respecto a lo primero, no creo que sea cierto. Hay que distinguir entre las imágenes coyunturales y las imágenes en profundidad. Yo creo que con el paso del tiempo las cosas se verán tal y como son. Y lo segundo, mi presunto intento de desvincularme de ese grupo matriz del PSOE actual también es fácilmente desmentible. Yo estoy en un equipo liderado por Felipe González y Alfonso Guerra, y creo que eso quedó bien probado en el XXX Congreso Federal del partido.

P. ¿Se trataba entonces, como también se ha apuntado, de crear una ejecutiva andaluza dividida entre fieles y fidelísimos?

R. Esa es otra lectura que tengo que rechazar. Ahí hay, personas, como Nono Amate, Curro Valls, García Arreciado y José Ramón Troncoso, con las que en el conjunto de mi vida no habré hablado más de dos horas y con las que he mantenido discrepancias.

P. ¿Niega que haya acumulado un poder absoluto dentro del partido en Andalucía? ¿Cómo explica que las votaciones salieran adelante con el ciento por ciento de los votos? ¿Recuerda que el cabeza de delegación por Jaén habló de que detectaba miedo en el congreso a decir lo que se pensaba.?

R. Yo no comparto la idea del poder absoluto. No me interesa. No me vale que se haga lo que quiero si no se comparte. Si no ganas autoridad moral, tu capacidad de influir se resquebraja. Yo distingo entre el poder absoluto, la capacidad de gobernar y la capacidad de orientar, y esto último es lo que me interesa desde que llegué a cargos de responsabilidad. Aunque se diga eso de mí, no me he preocupado por acumular poder, sino que mi preocupación ha sido crear grupos de compañeros de distintas procedencias, equipos que seguirían siéndolo y funcionando aunque yo no estuviera. En ocho años que llevo como secretario de la ejecutiva sólo se ha votado dos veces. En el tiempo que llevo al frente del Gobierno andaluz no se ha votado ninguna. Siempre se ha llegado a soluciones pactadas. Respecto a la posibilidad de que alguien llegue a tener miedo a discrepar, el miedo a cualquier tipo de decisión es una característica humana. Pero yo no puedo adivinar los afanes ocultos de otras personas.

P. Pero es lógico el miedo a una persona que distribuye mucho dinero, que puede colocarle a uno más arriba o más abajo en una lista.

R. Sería lógico si fuera una actitud mía presionar con ese tipo de cosas, pero no, lo es.

P. Pasando a otro tema, ¿qué es exactamente el Estado de las autonomías para usted?

R. Es la respuesta a una doble crisis. Por una parte, es la salida o la respuesta a una falta de reconocimiento a los derechos o la ¡diosincracia específica de una serie de pueblos, concretamente Cataluña, el País Vasco y quizá Galicia. Y, de otra parte, es la respuesta a la necesidad de transformación de un Estado y de una Administración que hasta ahora servían a unos intereses no centralistas, como suele decirse, pero sí a unos intereses sociales dominantes que se configuraban en torno a una estructura centralista. El caso concreto de Andalucía es que se había sometido a determinada relación de fuerzas, porque las clases dominantes de Andalucía eran partidarias de aquel status y se habían

aliado con las clases poseedoras en Castilla y con las clases innovadoras e industriales en Cataluña y el País Vasco.

Diferencia y desigualdad

P. ¿Existen entonces dos tipos de autonomías?

R. Hay comunidades dirigidas por nacionalistas: Cataluña y el País Vasco, que quizá se legitiman más por su misma existencia, que sienten menos la necesidad de legitimarse por la gestión que hagan de sus competencias, pero el paso del tiempo va acercando a aquéllas y a éstas. Creo que el Estado de las autonomías es un proceso, un impulso, digamos mejor, que marcha hacía un modelo similar al de los Estados de corte federal, como Alemania, más que a los de tipo regional, como Italia.

P. ¿Usted cree que los catalanes y los vascos se conformarán con un nivel de autogobierno idéntico al de las demás comunidades?

R. El derecho a la diferencia no tiene que basarse en el derecho a la desigualdad. Creo que sí, que el futuro es que todas las autonomías terminen alcanzando un nivel de autogobierno similar o idéntico, y que nadie debe preocuparse por ello, que siempre podrá haber matices que diferencien a unas de otras. Por poner el caso más claro, hoy por hoy es una necesidad sentida y real la de que el Gobierno vasco asuma las responsabilidades del orden público dentro de su comunidad. Esa necesidad no la tienen otras comunidades, pero en el futuro quizá desaparezca hasta esa necesidad.

P. ¿Y hacían falta 17? El mapa autonómico actual es el que debe ser?

R. Hay que pensar, por ejemplo, que Europa es lo que es porque personas concretas pintarón un mapa en un momento concreto. Yugoslavia no existía hace no muchos años, y Checoslovaquia tampoco. Nadie discute ahora su condición de naciones. El mapa autonómico es el que es, y no veo razones para discutirlo. Con el paso del tiempo, y si se legitiman por la gestión, nadie discutirá el derecho de nuestras comunidades autónomas a existir como tales.

P. ¿Y qué tal están gestionando, las comunidades autónomas?

R. Ése es el gran reto. No sólo gestionar, sino gestionar alternativamente. Ir transformando la realidad social sin deterioro del servicio que se ofrece al administrado. Creo que no lo estamos haciendo mal hasta ahora. Se apuntan muchos defectos en las administraciones autónomas, pero creo que eso no es justo. Un estudio en profundidad revela que la mayoría de los servicios se cubre ahora con menos funcionarios que los que la Administración central tenía adjudicados a sus servicios periféricos.

P. Pero el Gobierno que usted dirige tuvo el año pasado un fracaso con las obras del plan de empleo rural. Las confiadas a la Junta tuvieron un nivel de realización muy inferior al de las adjudicadas a organismos aún dependientes de la Administración central.

R. En eso se manejaron datos equivocados. Se consideran, por ejemplo, Administración central al IRYDA y al Icona, que en julio fueron transferidos y mantuvieron su alto nivel de realización, un nivel más fácil, por otra parte, porque ese tipo de obras es más fácil de plantear y de ejecutar. Es mucho más fácil, por ejemplo, limpiar un bosque que hacer una carretera. Por otra parte, el presupuesto de la comunidad autónoma no se pudo terminar hasta septiembre por una serie de causas, algunas localizables en Andalucía, como la dimisión de Rafael Escuredo, y otras, fuera, como la tardía concreción del porcentaje de participación de las comunidades autónomas en los ingresos del Estado.

P. Por cierto, ¿por qué dimitió Escuredo?

R. Porque quiso. Una persona que está en un cargo voluntariamente tiene derecho también a dejarlo voluntariamente. Él lo ha explicado, aunque no se lo han querido creer. Circunstancias de índole personal y político, más importantes las primeras, le llevaron a dimitir.

P. Volviendo a la construcción de un nuevo aparato administrativo, ¿está claro el papel de las diputaciones? ¿No se está trazando el modelo administrativo de acuerdo a las relaciones de fuerzas y a las ambiciones de poder dentro del PSOE?

R. En ese sentido, estamos actuando con un criterio abierto. No hay un libro, un manual al que referirse para decidir qué competencias tiénen que quedar en las diputaciones y cuáles deben ser gestionadas por la comunidad autónoma. En el partido hay gente con experiencia autonomista, gente con experiencia municipalista y gente con experiencia en las diputaciones. Entre todos estamos buscando el modelo mejor poco a poco, pero no está cerrado y no lo podemos cerrar en un congreso ni en una discusión en unas jornadas. Habrá que cerrarlo poco a poco, área por área.

P. Y mientras se llega al modelo se está incrementando el gasto con una especie de administración paralela.

R. No. Se está llegando a acuerdos y convenios de áreas entre organismos de la Junta y diputaciones para gestionar las competencias de aquéllos a través de éstas. El incremento del gasto público no hay que buscarlo ahí, sino quizá en hechos como el de que en la delegación de Trabajo, con el 50% de sus funciones transferidas, se haya duplicado últimamente el número de jefes de sección.

El poder

P. ¿Cuál es, a su juicio, la imagen de su partido hoy?

R. El PSOE es el mediador social y político de unos sectores que acceden a responsabilidades por primera vez en siglos. Me parece que eso justificaría que tuviera una buena imagen. Pero estamos acostumbrados a que todo poder se vea como nocivo. Los intelectuales aún no se han hecho a la idea de que el poder pueda ser progresista.

P. Sobre todo si repite usos como el pagar 90 millones porque se le haga publicidad encubierta en una cadena de radio, como ha hecho la Junta aquí.

R. La Junta ha firmado un convenio para dar a conocer a sus administrados la nueva oferta administrativa. El convenio no dice por ningún lado que la Junta exija que se disimule el patrocinio de los programas. Si no se decía que estaban patrocinados, eso era cosa de la cadena de radio, no nuestra.

P. En cualquier caso, se firmó un contrato por encima del límite económico permitido para adjudicaciones directas.

R. Se equivoca. No es un contrato, es un convenio. Bajo la figura de convenio es posible llegar a esa cantidad sin concurso.

P. El PSOE también participa en la propiedad de cinco periódicos andaluces, e incluso tiene como gerente de uno de ellos a un diputado a Cortes recién incluido en la ejecutiva regional.

R. No es el PSOE como tal quien participa en esas empresas periodísticas, sino personas del PSOE o próximas a él, y lo hacen a título individual. A mí no me parece mal que personas con mentalidad progresista tengan acceso a la propiedad de ese tipo de empresas, tradicionalmente coto privado de las ideologías más conservadoras.

El futuro

P. ¿Es usted andalucista?

R. Yo soy español, andaluz y socialista, y no renuncio a ninguna de las tres cosas.

P. ¿Qué fue el 28-F?

R. Fue la eclosión de una sociedad que se sentía marginada y vejada, y que en esas fechas encontró su voluntad de ser. Fue el gran salto adelante en la creación de la conciencia andaluza.

P. ¿Y adónde va Andalucía?

R. Tiene ventajas que explotar de su posición. Es una encrucijada entre Europa, África, América y el mundo mediterráneo. Tiene posibilidades de desarrollo en las nuevas tecnologías. Tiene la perspectiva de la Expo 92 como motor de desarrollo. Tiene ventajas a la vista con la entrada de España en la CEE.

P. ¿Realmente se hará la Expo 92?

R. Desde luego, y con la dimensión pensada. Y servirá de motor de arrastre para una mejora de las infraestructuras y como plataforma de lanzamiento.

P. ¿Cree realmente que las cosas marchan en Andalucía?

R. Una prueba de que el ciudadano va estando conforme con nosotros es que ha disminuido la crispación social.

P. Sin embargo, los jóvenes de la Universidad vuelven a agitarse.

R. Y es importante eso, porque esa generación supone un punto de referencia necesario. Pero el movimiento universitario está en un punto crucial, en el que temo que pueda confundir los objetivos y desautorizarse. Aquí, en Sevilla, y en el curso de estos últimos acontecimientos, ha habido dos ocasiones en las que el proceso se ha legitimado. Una, cuando el rector hizo una oferta de diálogo rechazada por los estudiantes; otra, cuando el claustro se reúne por fin y plantea una oferta correcta de participación de los estudiantes. Rechazando este tipo de gestos, el movimiento estudiantil se desautoriza y camina hacia la frustración.

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