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La crisis griega aumenta las reticencias de Estados Unidos hacia Papandreu

La decisión del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), del primer ministro griego Andreas Papandreu, de no apoyar la reelección de Constantino Caramanlis como presidente de la República y de presentar un candidato propio en la persona del juez progresista Christos Sartzetakis ha despertado no sólo las iras de la derecha de Nueva Democracia, sino también las reticencias de Estados Unidos, expresadas por el secretario de Defensa, Caspar Weinherger.

Poco antes de que el portavoz oficial del Gobierno griego, Dimitris Maroudas, asegurase a un grupo de periodistas extranjeros que Atenas no tiene intención de abandonar ni la Comunidad Económica Europea ni la OTAN, el jefe del Pentágono dijo en Washington que el apartamiento de Caramanlis -que dimitió el pasado domingo- de la jefatura del Estado es 'una prueba más de la naturaleza voluble y de la actitud cambiante del liderazgo griego". La rectificación posterior de un portavoz del Pentágono, en el sentido de que Weinberger no pretendía interferir en los asuntos internos griegos, llegó tarde y cuando el mal ya estaba hecho.Lo que revelan las palabras de Caspar Weinberger es la preocupación porque en el próximo futuro, sin el freno que suponía la presencia del líder carismático e histórico de la derecha, Grecia, país de importancia estratégica clave para la OTAN, se incline por la escabrosa vía del neutralismo. Pocos observadores creen, que Papandreu se atreva a llegar tan lejos, pero no es en absoluto descartable que la retórica antinorteamericana suba de tono en los próximos meses y que la independencia nacional frente a las injerencias de Estados Unidos sea una de las banderas socialistas en la próxima campaña electoral, que según todos los indicios está a la vuelta de la esquina.

El Gobierno griego acusa a EE UU y a la OTAN de favorecer con su actitud las pretensiones turcas sobre el Egeo. Maroudas ha reafirmado que sin Caramanlis, igual que con él, las cosas no van a cambiar y que la participación de Atenas en los ejercicios militares de la Alianza seguirá en suspenso tanto en el mar Egeo (la zona del litigio con Ankara) como en cualquier otro lugar. No obstante, Papandreu ha dejado una puerta abierta al solicitar que las maniobras de la organización atlántica en la zona se desarrollen no en el Egeo, sino en el Jónico. De esta forma la Alianza quedaría al margen del contencioso grecoturco.

Algunos rumores recuerdan el ruido de sables de febrero de 1983, cuando se llegó a evocar el fantasma más temido: el golpe de Estado. El peligro, si es que realmente existió, se evaporó entre algunas manifestaciones populares, un puñado de desmentidos oficiales y el relevo de 16 generales. Ahora es Evangelos Averof, ex ministro de Defensa y presidente de honor del principal partido de oposición, Nueva Democracia, quien llama la atención sobre algunas unidades militares que, supuestamente, han sido colocadas en estado de alerta. Antonis Drosoyannis, viceministro y mano derecha de Papandreu en cuestiones de Defensa, niega rotundamente que algo se mueva en el Ejército y aprovecha para calificar de infantiles los rumores de que la OTAN ha suspendido el envío de información militar a Grecia desde el momento mismo en que se hizo pública la candidatura presidencial de Sartzetakis.

Justamente cuando el liderazgo griego ha perdido una de sus dos cabezas, la de Caramanlis, el primer ministro turco, Turgut Ozal, hace un llamamiento a los dirigentes de Atenas para que acepten la apertura de negociaciones sobre el conjunto de las relaciones bilaterales. La Prensa turca asegura estos días que la dinámica política actual en Grecia hace más probable que el Gobierno de Papandreu tome una decisión que para Ankara sería poco menos que casus belli: la ampliación de las aguas territoriales en el mar Egeo a 12 millas.

Con el PASOK en el poder y Papandreu de primer ministro, las relaciones con Turquía han empeorado y el diálogo sobre el contencioso del Egeo y la crisis de Chipre ha sido nulo. De ahí a pensar en una iniciativa espectacular en las próximas semanas hay un abismo al que difícilmente se lanzará Papandreu, por más que sea un hombre que lleva siempre en la manga la carta de la sorpresa.

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