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Rumasa creció con la pasividad o complicidad de varios Gobiernos de Franco, Carrero, Arias y Suárez

"Sólo la pasividad y, en ocasiones, la complicidad e incluso el apoyo explícito de los Gobiernos anteriores a 1977 pueden explicar el surgimiento del fenómeno Rumasa y sus desastrosas repercusiones políticas, económicas y sociales". Esta contundente frase figura en las conclusiones de la comisión investigadora del Congreso de los Diputados para esclarecer el asunto Rumasa. El punto de partida de la expansión incontrolada del holding de la abeja se establece en 1969, cuando José María Ruiz-Mateos adquiere el Banco de Siero. Así, las responsabilidades arrancan del decimotercer Gobierno de Franco y abarcan también los períodos de Luis Carrero Blanco, Carlos Arias Navarro y el primer Gobierno de Adolfo Suárez.

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Las conclusiones elaboradas por la ponencia -a las que es posible que se oponga hoy el Grupo Popular en la reunión a puerta cerrada de la comisión, anunciando un voto particular-, sefialan que desde que en 1969 Ruiz-Mateos adquirió los bancos de Siero y Murciano con unas ayudas del Banco de España superiores a los 1.170 millones de pesetas, hasta la etapa de Enrique Fuentes Quintana como vicepresidente económico del Gobierno, Ia actitud de los rectores de la política económica española durante ese largo periodo de tiempo se caracterizó por el favorecimiento activo de la expansión de un grupo absolutamente desconocido en lo que se refiere a sus objetivos y a su solvencia". Para la ponencia parece claro que esta actitud fue asumida por los diferentes gobiernos de la época que, "en Consejo de Ministros, acordaron la concesión de tales apoyos a José María Ruiz-Mateos".El resto de conclusiones elaboradas a partir del informe señala el carácter anómalo del fenómeno Rumasa -gestión centralizada en Ruiz-Mateos, crecimiento con dinero ajeno y no con capital propio-; el freno que supone la política antiinflacionista iniciada a partir de 1977 y el incremento de la presión del Banco de España sobre el grupo para que deje de comprar y clarifique sus cuentas; el incremento de las pérdidas que eleva el déficit patrimonial a 260.000 millones de pesetas; y la decisión de expropiar que, en su opinión, ha sido reconocida como la única con el paso del tiempo.

Trato diferenciado

Uno de los principales puntos en los que se fundan estas afirmaciones es el trato diferenciado que se da a las crisis bancarias que tienen lugar entonces, ya que mientras el Banco de España recibe la orden de que cesen las ayudas concedidas a los bancos de Siero y Murciano no se hace lo mismo con el financiero Jerezano, a pesar de que en esos años comienzan a hacerse patentes las preocupaciones relativas a la solvencia del holding de la abeja.

En 1968, el Banco de España hizo la primera advertencia a los responsables del Ministerio de Hacienda -el titular del departamento era Juan José Espinosa San Martín, nombrado en 1965 y cesado en la crisis de octubre de 1969- señalando las dificultades legales existentes para controlar las relaciones entre los bancos propiedad de un holding y las empresas que formaban parte de él. Esta misma situación se va repitiendo y en un informe posterior, se vuelve a poner de manifiesto, al solicitar que se consideren riesgos de un mismo titular los contraidos con un grupo de empresas filiales y los que figurando a nombres diversos correspondan a personas naturales o jurídicas directa o indirectamente vinculadas entre si, por razones económicas o personales. En ninguno de los dos casos, ocupando la cartera de Hacienda Espinosa San Martín y Alberto Monreal Luque, se hace caso a estas peticiones y un decreto de 1969 establece que "se computarán como riesgos de un mismo titular el conjunto de los contra¡dos con un grupo de empresas filiales del banco".

Alberto Monreal Luque, en sus declaraciones ante la Comisión del Congreso, señaló que no conocía ningun escrito procedente del Banco de españa en el que se señalaran estos aspectos y que no lo despachó con él Mariano Navarro Rubio, entonces gobernador del banco emisor, y que le sorprendía que se pusiese "este escrito cuando ya sabía el gobernador que se iba a marchar, en lugar de en el momento en que toma posesión su nuevo ministro".

A pesar de estos avisos del Banco de España, los ministros de Hacienda de aquellos años declararon que "la preocupación por el tema Rumasa no existía en aquel momento", según Monreal Luque, y mientras, el holding iba adquiriendo nuevos bancos en dificultades a medida que empezaban a registrar pérdidas las diversas divisiones industriales del grupo, como reconocen los responsables de esas áreas en sus comparecencias ante la comisión. Antonio Barrera de Irimo señaló en la misma comisión que Rumasa era "un grupo cuya entidad todavía en aquellos momentos era limitada" y con una dimensión que entonces "no parecía tener importancia".

La etapa de ministro de Hacienda de Rafael Cabello de Alba -que hasta su nombramiento fue presidente de Hispano Alemana de Construcciones, de Rumasa- coincide con la compra del Banco de Noroeste por parte del grupo. El Banco del Noroeste había recibido ayudas del Banco de España para que resolviera los problemas de tesorería.

Nuevas ayudas

El ministro, a consulta del gobernador del Banco de España, ordena que no se concedan nuevas ayudas al Noroeste -que hasta entonces no pertenece a Rumasa- porque "los recursos del Banco de España no podían destinarse a paliar las pérdidas de una entidad que no era plenamente solvente". Al tiempo, estimula al resto de bancos industriales a que ayuden a esa entidad. Lo hacen de forma temporal hasta que Rumasa, según declaró Luis Coronel de Palma -gobernador del Banco de España en ese momento- se compromete a asumir todas las responsabilidades "si se consolidan las ayudas recibidas hasta entonces". Coronel de Palma declaró ante la comisión que aunque la situación de debilidad de Rumasa era conocida Ios diferentes ministros no nos dieron jamás respuesta alguna, lo comprendían, pero no manifestaron la razón por la que no se dictaron las disposiciones" que lo atajaran.

Juan Miguel Villar Mir, preocupado por la situación de Rumasa e intentando "evitar que los problemas nacidos de la situación anterior fuera a hacer explosión en la situación siguiente" encarga al Banco de España que se inspeccionen los bancos de Rumasa. El gobernador informa que los bancos "están en el límite de la normalidad" y ante ello se inicia un estudio sobre el tratamiento de los grupos de empresa, que se termina con Eduardo Carriles Galarraga como ministro de Hacienda.

José María López de Letona, gobernador del Banco de España dirigió una carta a Eduardo Carriles en octubre de 1976 en la que señala que "es objeto de preocupación especial el tema relacionado con la acumulación de excesivo poder financiero en una o muy pocas manos" que, utilizando lagunas legales, dominan varios bancos, lo que "permite utilizar su capacidad de crédito en provecho propio". Eduardo Carriles señaló que en su etapa "no se presentó ningún acta, antecedente o escrito oficial" en el que se hablara de irregularidades importantes en relación con los bancos de Rumasa. No obstante señaló que el escrito de López de Letona debió ser una comunicación "a título personal y oficioso" o de un "recordatorio".

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