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Entrevista:

Anthony Burgess: "Mi inglés británico ha muerto; el nuevo inglés viene de América"

El escritor asiste a la inauguración de las editoriales Penguin y Longman en España

"Estoy aquí para celebrar el matrimonio español de un pájaro surantártico con un hombre", afirma el escritor británico Anthony Burgess, quien ha venido a España como invitado para la inauguración de las editoriales Penguin y Longman en España, haciendo alusión a los nombres de estas casas, que por primera vez se reúnen en una sola empresa para ampliar sus operaciones comerciales en este país, principalmente en relación con la enseñanza del inglés. Burgess afirma que su inglés británico ha muerto. El inglés norteamericano está ganando la batalla.

Anthony Burgess se esfuerza en pronunciar correctamente el castellano, pero luego desiste y dice en inglés que su pretensión actual es olvidar todos los idiomas que sabe para no perder su dominio del inglés. Ha venido a Madrid para asistir al lanzamiento en España de la editorial distribuidora Longman Penguin España. Ambas editoriales británicas son conocidas en este país desde hace varios años, la primera por sus métodos de enseñanza del inglés y la segunda por impulsar el libro de bolsillo. La nueva casa en Madrid está situada en la calle de Noblejas, 1. Burgess estará hoy en la librería Turner firmando ejemplares de sus libros y posteriormente viajará a Barcelona."Estoy vinculado a este proyecto porque yo he sido muchos años profesor de inglés como segundo idioma en Malasia y Borneo", afirma Burgess. "Hace 30 años escribí un libro de historia de la literatura inglesa para extranjeros que todavía se usa. De modo que estoy muy interesado en los problemas de la enseñanza de idiomas, porque yo solía dar clases de inglés a malasios, chinos e indios. Hay diferentes problemas en distintos países. Los chinos, por ejemplo, tenían problemas tremendos porque ellos trataban de seguir la línea melódica de una frase pronunciada en inglés buscando su significado, tal como en chino las variaciones de sonido en las sílabas tienen una variación en el significado. Yo trataba de explicarles que eso en inglés no funciona, que no tiene ninguna importancia, y les resultaba dificil comprenderlo".

Sin embargo, y pese al interés que tiene en este asunto, Burgess se muestra escéptico en relación con el acto de la comunicación.

"La verdad es que nos estamos comunicando en todo el mundo, pero no a través del lenguaje", dice Burgess. "Nos comunicamos a través de Dallas, aunque no es propiamente un lenguaje. Nos comunicamos a través de la coca-cola, los supermercados, los signos de tránsito, todo este idioma universal. Comemos la misma comida: perritos calientes, hamburguesas, ésa es la verdadera comunicación. Los jóvenes se comunican a través de la música rock, escuchando canciones en muchos idiomas, especialmente el inglés. En cuanto a comunicarse a través de ideas, es cada vez más difícil. En televisión no tienes que preocuparte mucho de lo que ves. Con Dallas, por ejemplo, todo es sexo, poder y dinero. No tienes que preocuparte de lo que dicen, no discuten ideas ni nada. Pero es la nueva forma de comunicarse. Las personas que lo ven reciben los mensajes de la moda, del peinado, la ropa, la decoración. Es el tipo de información que la gente quiere. La nueva comunicación no es verbal, sino visual".

El 'rock' universal

"He sido muy escéptico siempre en relación a esto" continúa, "especialmente porque sé varios idiomas. Conozco mi lengua, el inglés, aunque no muy bien. El francés, no muy bien. El italiano, no muy bien. El alemán, no muy bien. Mi cerebro está lleno de idiomas que no domino lo suficiente, y no sé cuál puede ser la solución. Antes pensaba que la música era un lenguaje internacional, pero ya no lo creo así. El rock sí lo es"."Este año, por ejemplo, celebramos el tercer centenario de Josef Friederich Haendel. Los franceses no hicieron absolutamente nada el 23 de febrero. En el Reino Unido sí hubo actos de celebración. No hay nada del lenguaje internacional de la música. Lo único internacional ahora son las cosas que comemos, las que escuchamos, las que escribimos. Ningún pensamiento".

"España y el Reino Unido pudieron difundir sus lenguas imperiales. Fue posible llevar el español a un nuevo mundo, de modo que se creó una enorme civilización española. Lo mismo hicimos los británicos. Debemos decir a la gente que habla finés, sueco, noruego, húngaro: "lo siento, tu momento terminó". Tenemos que concentrarnos en las grandes lenguas, como el inglés, el castellano el francés, el chino".

Los idiomas cambian

"Hay cierta tendencia, sí, a tratar de preservar en las naciones la lengua vernácula y la identidad cultural. Pero, por ejemplo, los franceses no aceptan ningún otro idioma. Todos deben hablar francés el francés debe ser la lengua europea, y lo cierto es que se ha con vertido en el idioma más difícil de toda Europa, porque cambia tan rápido que las palabras pierden su forma fonética. El castellano, como el italiano, conservan la solidez en su pronunciación. El francés se ha erosionado, las palabra han perdido las sílabas finales y es cada vez más dificil entender el habla, no los textos.""En relación al inglés, no sé. Mi inglés ha muerto, el nuevo inglés viene de América, no es el inglés británico" dice el escritor. Los jóvenes británicos quieren hablar el inglés americano. Escuchan el rock, la música, y quieren imitarla. El lugar de referencia obligado es Nueva York, no Washington, sino Nueva York. Así es que cuando escribo un libro, debo escribirlo para Estados Unidos, es ahí donde millones de personas van a leerlo, no en Gran Bretaña".

"Yo no vivo en Gran Bretaña, pero, naturalmente, sigo escribiendo en inglés" -prosigue Burgess- "Sin embargo, siento que mi inglés ha cortado con el del Reino Unido. Cuando regreso a mi país no siempre entiendo lo que dicen, las referencias que hacen a personajes y lugares, circunstancias a las que soy ajeno. Pienso que la literatura española es mejor conocida en Gran Bretaña que la inglesa en España", afirma. "No me refiero solamente a Don Quijote, sino que siempre hemos estado en el drama español, Lope de Vega, Calderón y otros. Yo, personalmente, cuando empecé a escribir novelas estaba muy influencia do por Ibáñez y Pérez Galdós".

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