Nuevo escándalo en Italia por presuntas relaciones de jueces con la Camorra

El Consejo Superior de la Magistratura empezó ayer a examinar en Roma, a puerta cerrada, el escándalo que acaba de estallar en el ámbito judicial italiano tras descubrirse indicios de que 16 miembros de las magistraturas de Turín, Milán y Nápoles han estado vinculados con elementos de la Camorra.Una de las consecuencias graves de este caso es que podría llegarse a suspender, e incluso anular, el importante proceso que se sigue en Turín contra toda una serie de personajes del mundo político -entre ellos, el primer teniente de alcalde de la ciudad, Biffi Gentile, socialista-, acusados por Adriano Zampini, autor del famoso Manual del corruptor.

Uno de los jueces acusados de mantener contactos con personajes de la mafia napolitana es Viola Carpinteri, que forma parte del tribunal que lleva el citado proceso. Se piensa también que probablemente tendrán que declarar hasta el presidente del tribunal, Giancarlo Capirossi, y Antonio Trebissoni, otro de los jueces. Esto ha hecho que los defensores de los imputados haya pedido inmediatamente que se suspenda el proceso de Turín, porque consideran que no es creíble un tribunal sospechoso de implicaciones con la Camorra.

Algunos de los jueces sospechosos han sido ya destinados oficialmente a otras sedes, como medida cautelar. Según las primeras indiscreciones, las fuentes de acusación proceden de escuchas telefónicas y las confesiones de algunos arrepentidos.

Sobre este nuevo escándalo existen varias' hipótesis, en espera' de que el Consejo Superior de la Magistratura aclare y decida. Para algunos se trata de una maniobra para ensuciar la imagen de una magistratura que estaba adquiriendo una buena imagen ante la opinión pública, tras haber llevado a la cárcel por vez primera a personajes de primera línea del mundo político e industrial. Para otros, es el resultado de la difícil y peligrosa arma de los arrepentidos. De ellos se ha servido hasta el momento la Magistratura, y ahora ese arma se vuelve contra ella misma.

Los observadores sostienen que, en cualquier caso, unos cuantos jueces corrompidos no pueden acabar enlodando a toda una magistratura leal a la justicia.