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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chaquetón y Mercé, la joven maestra

Chaquetón se supera a sí mismo Es increíble lo que ocurre con este cantaor. Salvo esporádicas ocasiones en que no acaba de encontrarse a sí mismo, cada actuación suya raya en la perfección. Le habíamos escuchado la semana anterior en Fuenlabrada, donde tuvo una actuación redonda. Pues bien, en este segundo festival de su peña la mejoró. Hizo sólo tres palos (la malagueña del Mellizo, alegrías y soleares), pero en cada uno de ellos dio una lección magistral.Son muchos los factores que juegan a favor de Chaquetón para hacer de él ese gran cantaor que es: tiene voz, tiene fuerza, un profundo conocimiento de cada estilo de cante, tiene corazón. Y tiene sobre todo cabeza para organizar todo eso, estructurarlo al servicio de la máxima exigencia flamenca y organizar así esos prodigios de equilibrio y perfección que suelen ser cada uno de sus cantes.

II Festival de Arte Flamenco

Cante: Fernando Gálvez, Julián Rodríguez, Merenguito, Maite Martín, Chaquetón, José Mercé. Toque: Juan el Marqués, Salva de María, Enrique de Melchor, Óscar Luis. Baile: Gema y Carolina. Presentación: Toñi Álvarez y Pedro Saiz. Organización: Peña Flamenca Chaquetón.Sala de arte del Montepío Comercial e Industrial. Madrid, 2 de marzo de 1985.

José Mercé es más irregular, pero cuando le coge bien, como dicen los flamencos, hay que descubrirse. El sábado le cogió superior y armó el taco. Saltó por tientos, vio que la cosa iba bien, tomó confianza, subió el vuelo y ya no descendió de las alturas. Hizo tientos tangos, siguiriyas y bulerías, y todo lo hizo con largueza y maestría, con Jondura, con duende. Extraordinario José Mercé.

Lección de cante

Hermosa lección de cante la que dieron estos dos hombres, Chaquetón y Mercé, a la que no sería justo omitir la contribución del toque de Enrique de Melchor, un toque brillante, rico de sugestiones, enormemente flamenco. Enrique, con la colaboración siempre eficaz de Óscar Luis, hizo también un par de cosas en concierto en su línea habitual, que refleja el momento de plenitud creadora en que se encuentra. Hubo otros guitarristas dignos de mención, los dos jovencísimos y progresando constantemente: Juan el Marqués, en concierto, con su hermana, estuvo brillante con su pulsación vigorosa, casi agresiva; Salva de María se está convirtiendo en un excelente tocaor acompañante.Volvamos al cante. Fernando Gálvez puso su veteranía al servicio de Gema y Carolina, dos niñitas alumnas de Lina (la mujer de Chaquetón), que bailaron por alegrías y por caracoles con gracia infantil. Julián Rodríguez es un buen aficionado que afronta con seriedad el cante; hizo una bonita serie de cantes de la gama malagueñera, con diversos fandangos y la jabera, y siguiriyas, que para mi gusto no acabó de cuadrar perfectamente.

Merenguito se equivocó en el uso y el abuso del quiebro, para el que su extraña voz está muy bien dotada. El quiebro de voz es un recurso que hay que meter justo en su momento y nada más. Incluso hay estilos que no los admiten en absoluto; la malagueña, por ejemplo, tiene una línea melódica limpia, tersa, sin fisuras, en la que cualquier ruptura tonal del cantaor no hace más que perturbar y distorsionar el desarrollo del cante.

Maite Martín, por fin, una joven catalana que anda ahora por estos pagos cosechando bastantes éxitos. Está bien, tiene voz y conoce los cantes; sus bulerías sobre todo fueron dichas con mucha propiedad, que a veces nos recordaron voces jerezanas y gitanas.

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