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Reportaje:El socio incómodo de la Alianza Atlántica

Grecia-OTAN: sí, pero no

Papandreu mantiene las bases de EE UU y a su país en la Alianza, pero su cautela irrita a la Casa Blanca

Dicen que Dios ha dado una cruz a cada uno de los dos bloques militares. Mientras que el Pacto de Varsovia tiene que sobrellevar con resignación las deslealtades temporales de la Rumanía de Ceaucescu, la OTAN hace acopio de paciencia para aguantar el calvario de un aliado griego que se pregunta en voz alta para qué le sirve a Grecia el Pacto Atlántico. En Washington crece la irritación contra el primer ministro Andreas Papandreu y los estrategas norteamericanos no descartan el desmantelamiento de sus cuatro bases militares en suelo griego si el líder socialista es reelegido este año y mantiene lo que EE UU considera una actitud hostil.

JUAN FERNÁNDEZ ELORRIAGA

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Los socialistas helenos, actualmente en el poder, afirman que el asentamiento de las bases estadounidenses y la entrada de Grecia en la OTAN se predujeron cuando, en la década de los cincuenta, el país estaba colonialmente postrado. Para ilustrarlo se aduce la declaración de John E. Peurifoy, embajador de Estados Unidos en Atenas aquel 1952:

"El Gobierno estadounidense considera que el restablecimiento en Grecia de un sistema electoral proporcional simple perpetuaría la inestabilidad del Gobierno y repercutiría negativamente en la utilización eficiente de nuestra ayuda", sentenció el embajador. Dicho y hecho; se cambió de proyecto electoral y, con el 49% de los votos, la derecha obtuvo 247 de los 300 escaños, logrando dejar a la izquierda a la puerta del Parlamento.

El mapa electoral ha cambiado mucho en 30 años. Contando sus siete disidentes, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) tiene 172 escaños; la derecha civilizada de Nueva Democracia engloba 111 diputados, y quedan 13 escaños para los comunistas prosoviéticos. Esta abrumadora mayoría le ha permitido al PASOK hacer y dehacer desde su victoria de 1981.

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Andreas Papandreu y sus barbudos mocetones ganaron en 1981 coreando lemas de EOK ke NATO, idio sindikato ("Mercado Común y NATO, idéntico sindicato"). El PASOK había prometido redimir a sus votantes del limbo del Mercado Común y de la OTAN. Los agricultores helenos estaban convencidos de que el abrazo de Europa les iba a estrangular. En cuanto a la OTAN, la mayoría de los griegos había visto la impasibilidad de sus aliados ante la ocupación de Chipre por Turquía, y muchos se pusieron a hacerle coro al PASOK.

Pero el nacionalismo anti-OTAN no había sido inventado por los socialistas. Poco después de la intervención legal de Turquía en Chipre (1974), que se prolong hasta transformarse en ocupació ¡legal, Konstantin Karamanlis gran patriarca de la derecha griega, declaraba en la plaza de Aristóteles, de Salónica, que "nunca janiás" volvería Grecia a forma parte del ala militar del Pacto Atlántico. Pero ya el año 1980 retornaba Atenas al redil, tras mucho tira y afloja con el general Bernard Rogers.

Casi simultáneamente, Grecia había sido metida de cabeza en el Mercado Común por el mago optimista Karamanlis, convencido por su íntimo amigo Giscard d'Estain de que la Comunidad sería para

Grecia un verdadero balneario. Ahora, el equipo económico de Papandreu brega por obtener un estatuto especial que haga rentable la permanencia en el Mercado Común.

La tercera promesa de Papandreu a su electorado había sido, en 1981, eliminar "las bases militares de la muerte". Dos aéreas en los alrededores de Atenas y dos navales en la isla de Creta, las bases estadounidenses siguen en pie en virtud de un acuerdo de prolongación firmado por Papandreu con Estados Unidos en 1983. Lo bizantino del asunto es que, mientras que Estados Unidos dispone de una traducción inglesa del acuerdo que permite su renovación, los griegos insisten en que el original descarta la prolongación del pacto.

Retórica

El hecho es que nadie cree en Atenas que las bases vayan a ser cerradas en 1988, a pesar de los últimos globos sondas lanzados al respecto en Estados Unidos. El Washington Post reconoció hace poco, de una fuente cercana a la Administración Reagan, que si Papandreu no quiere las bases el Pentágono las podría trasladar a Turquía. Eso se llama en Grecia azuzar al lobo de Anatolia, recordándoles a los helenos que en el Mediterráneo oriental no son tan indispensables como quisieran.

El PASOK lleva cuatro años insistiendo desde el poder en que el peligro no le viene a Grecia por el norte búlgaro, sino del este turco. Por ello, a Atenas le serviría una alianza militar que avalara los espacios aéreo y marítimo que Turquía no le reconoce en el mar Egeo. La OTAN se negó a utilizar el aeropuerto de la isla griega de Lemos para no irritar a Turquía, que se opone a la militarización de la ínsula, y Grecia reaccionó prohibiéndole al Pacto Atlántico las maniobras en dicho mar.

Además, Papandreu ha amenazado a Estados Unidos con sacar de suelo griego todas las armas atómicas si el proceso de desnuclearización multilateral de la península balcánica no da resultado. Pero cada vez es menos probable la desnuclearización de los seis países que forman el "barril de pólvora de Europa": dos de la OTAN (Turquía y Grecia), dos del Pacto de Varsovia (Rumania y Bulgaria) y dos socialistas independientes (Yugoslavia y Albania).

Mientras tanto, el primer ministro griego coquetea con Moscú: se opuso en su tiempo a las sanciones contra Polonia, no condenó a la Unión Soviética por el derribo del avión surcoreano, ha comprendido la entrada de la URS S en Afganistán y se desolidarizó con la instalación de los euromisiles. El precio político que los portavoces de Chernenko han pagado durante la reciente visita de Papandreu al Kremlin ha sido el apoyo de Moscú a la ley del Mar, de las Naciones Unidas. Ésta permite a todos los países extender sus aguas territoriales hasta las 12 millas "sin ningún tipo de obstrucciones". Ello convertiría el mar Egeo en un lago griego, al tener Grecia ancladas en él 1.001 islas contra sólo dos Turquía. En repetidas ocasiones, Ankara ha declarado que vería en ello un motivo inmediato de guerra contra Grecia.

Vísperas electorales

Está claro que Papandreu no ha podido cumplir en cuatro años sus tres promesas electorales. Siempre dijo que, por encima de todo, no adoptaría medidas que pusieran en peligro la seguridad del país, léase que irritaran demasiado a Occidente y agigantaran la amenaza turca. Todos saben, hasta Estados Unidos, que Papandreu necesita salvar la cara, a pocos meses de una nueva cita electoral. Se avecinan, por tanto, meses de marcada retórica anti-OTAN y anti-Reagan para compensar la decepción de los votantes de la izquierda del PASOK.

Lo que está claro es que, con los socialistas en la oposición, Grecia sería ingobernable, un iceberg político a la deriva en medio del Mediterráneo. Con el PASOK, ni se han cerrado las bases, ni Grecia se ha salido de la OTAN, ni se ha producido una alianza con los comunistas prosoviéticos. Al contrario, en el mar Jónico se va a abrir una base de aviones espías AWACS.

En el orden interno, y para tranquilidad de la casta de los armadores helenos, el ministro de la Marina Mercante, Kachifaras, le decía hace poco a su homólogo soviético que la URSS tiene que arrendar más tonelaje en barcos griegos, porque los sucesores de Marcos y Onassis son 'víctimas' del capitalismo monopolista occidental.

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