Los ministros de Exteriores de los 'diez' rechazan la propuesta global sobre el ingreso de España

Lo que ocurrió la semana pasada a nivel técnico, y posteriormente entre los embajadores de los diez se repitió ayer en Bruselas con los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE: mismo tipo de rechazos a las propuestas globales de compromiso en los capítulos de pesca -algunos países parecen tener como único objetivo diezmar la flota pesquera española-, agricultura y asuntos sociales de las negociaciones con España y Portugal (que Madrid rechazó). Sólo Bélgica y la Presidencia italiana del Consejo de Ministros de la CEE, aunque "suponga el aceptar sacrificios", apoyan la totalidad de estas propuestas.Ello abre una nueva incertidumbre de cara a la reunión -no se puede calificar aún de sesión negociadora- de hoy con la parte española. La secretaria de Estado francesa Catherine Lalumiére declaró a las 22.00 horas, cuando terminó la reunión sin acuerdo, que "la pelota está en el campo español, pues si se miran los gestos hechos por España en los últimos tiempos, no son tantos".

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, hizo ayer, ante el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, una defensa "política" de la propuesta global de compromiso, que había presentado la semana pasada para concluir el proceso de la negociación con España y Portugal, y cuyo rechazo pondría en peligro todo el proceso negociador, según fuentes próximas a Delors.

La parte dedicada a la pesca fue rechazada de plano por los ministros de la banda de los cinco -Reino Unido, Irlanda, Francia, RFA y Dinamarca-, que prefieren volver a las propuestas hechas en diciembre. Para estos cinco países, la propuesta de la Comisión no ofrece suficientes garantías de que la capacidad pesquera española no se desbordará después de 1992, término de la primera fase. Hay un objetivo claro: reducir la capacidad pesquera española. Lalumiere fue clara: "Sería catastrófico si España conservara la misma capacidad pesquera tras la adhesión".

La discusión de los diez fue superrestringida, a la hora de debatir las negociaciones de adhesión. "Estamos firmes en los puntos de discusión, pues no queremos que los intereses esenciales de la Comunidad se vean lesionados por la adhesión", dijo Lalumiére, quien comentó las declaraciones de Felipe González sobre la imposibilidad para España de ceder más con un "me pregunto sobre la verdadera voluntad española", añadiendo que "es España la que quiere ingresar en la CEE y no al tevés".

El ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán, y el secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, Manuel Marín, llegaron a Bruselas a la misma hora en que se separaron los diez. Morán también se mostró partidario -en contra de su recelo a mezclar pesca y agricultura expresado en diciembre- de no romper el paquete. Respecto al ingreso el 1 de enero de 1986, comentó que "no hay angustia ni nerviosismo en España que nos lleve a ceder en posiciones en las que no se puede ceder, aunque hay un interés político e histórico" en este ingreso.

Por su parte, la Presidencia italiana del Consejo de Ministros comunitario apeló a que los diez hicieran gala de cierta flexibilidad, especialmente en algunos puntos agrícolas. Pero insistió, como ya lo hizo la Comisión, en discutir todos estos temas en paquete, tesis globalizadora que apoyó Francia pero discutió el Reino Unido.

En cuanto a las declaraciones del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, en las que se vislumbra una amenaza indirecta de que España se vería forzada por la opinión pública a salirse de la OTAN si no se ingresa en la CEE, fueron calificadas de "poco serias" por fuentes comunitarias. Morán, por su parte, declaró a su salida de Madrid que no hay que mezclar los temas de la OTAN y de la CEE. A su llegada a Bruselas, comentó que "no se puede aplicar un doble estándar" a España en la OTAN y en la Comunidad Económica Europea.