Dimisiones en el Ministerio de Sanidad
Como médico en ejercicio y lector de su periódico me siento obligado con la sociedad española a intentar esclarecer en algún punto las noticias que sobre el Ministerio de Sanidad han aparecido en la Prensa y otros medios de difusión los últimos días.La historia de las civilizaciones nos confirma que, a través de los tiempos, lo que primero ansía el hombre es satisfacer sus necesidades primarias: alimento, salud, vivienda..., conceptos que no deben tratarse con frivolidad, al menos por dirigentes del Gobierno a quienes como profesionales cualificados hemos depositado en su día nuestra confianza. Me resulta sospechoso y casi inadmisible que el señor ministro de Sanidad desencadene una polémica a través de los medios de difusión por las dimisiones del señor subsecretario y otros altos cargos de dicho departamento.
Me remito a los informes emitidos. Insiste, señor ministro, en la palabra lealtad. ¿Considera usted que mantiene una postura leal con respecto al programa prometido antes del 20 de octubre de 1982? ¿Le preocupa de verdad la reforma sanitaria? Ningún médico cuestiona su capacidad como economista, pero su polémica parece ratificar el poco interés demostrado durante estos dos años en europeizar a nuestro país en materia de sanidad. Sepa que expreso el sentir de muchos médicos anónimos que esperábamos con ilusión la prometida reforma para bien de la medicina española en particular y del pueblo español en general. Esta reforma la tienen que llevar a buen término profesionales cualifi
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cados que conozcan desde hace tiempo los problemas intrínsecos de la misma, ajenos a prioridades coyunturales del momento.
Finalmente, sepa, señor ministro, que muchos médicos nos sentimos defraudados por sus explicaciones de estos días en la Prensa y medios de difusión. ¿No será que trata usted de justificar algo que es injustificable?-
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