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Raúl Octavio Mariscal

Propulsor de un sistema mediante el que los futuros inquilinos construyen sus propias viviendas

Raúl Octavio Mariscal está convencido de que cuando los problemas se agravan "surgen las soluciones". El Instituto de la Vivienda del Sector Social de México, que él preside, ha construido ya en México más de 60.000 viviendas sociales -"a la mitad de coste y en la mitad de tiempo"- por medio de la autoconstrucción, método por el cual los futuros inquilinos edifican sus propias viviendas con los materiales y maquinaria que les presta el instituto. Mariscal acaba de firmar en Madrid un convenio de colaboración con varios organismos españoles para la extensión a nuestro país de la experiencia mexicana.

La ciudad de México, en la que nació Mariscal hace 44 años, tiene una población que se aproxima a los 17.000.000 de habitantes. "De éstos, el 60% demanda una mejor vivienda y, por lo menos, las tres cuartas partes de este porcentaje vive en condiciones muy difíciles". Ante tal problema, el Instituto de la Vivienda de México puso en marcha un programa de promoción de viviendas rnediante el que ya se han edificado más de 60.000."Nuestro instituto", afirma Raúl Octavio Mariscal, "es un organismo no lucrativo que está formado por diversas organizaciones populares, sindicales y campesinas que se aglutinaron para crear un ins trumento que fuera capaz de responder a la inmensa demanda de desarrollo social". Se fijaron el objetivo no sólo de crear vivienda sino también de establecer una serie de programas de desarrollo so cial comunitario en materia de educación, salud, planificación familiar, capacitación de empleo y lucha contra la delincuencia y la drogradicción en las nuevas áreas edificadas.

"Un constructor termina una casa y pone un cartel de 'se vende'; nosotros, sin embargo, creamos nuestra propia demanda y una parte muy importante de nuestra actividad para abaratar costes y tiempos es la autoconstrucción". Este método, del que los mexicanos son propulsores, consiste en la participación de los vecinos tanto en la concepción como en la construcción de su futura vivienda.

'Tenemos varios modelos", afirma Mariscal, "y proponemos a los habitantes que participen en el proyecto. Una vez, ideada la vivienda, procurando conservar el máximo de elementos que conformaban su estilo de vida -balcones, patios e incluso huertas-, comenzamos con la autoconstrucción. Los vecinos forman sus propios equipos y nosotros les facilitamos los materiales, la maquinaria y los consejos técnicos que necesiten. Contamos incluso con nuestros propios métodos de financiación para que no se encarezca el precio de ninguna manera".

La autoconstrucción tiene también sus inconvenientes. La adjudicación de las viviendas se realiza por sorteo, tras un sistema de puntaje según la participación de cada vecino. "Pero, en una ocasión", comenta Mariscal, "un alcalde repartió las viviendas por su cuenta y tuvimos que paralizar las obras porque había quien ponía más cemento en los pilares de la que iba a ser su casa".

La experiencia ha interesado en España y el pasado día 30 se firmó en Madrid un convenio de colaboración entre la Fundación Rafael de Leoz y el Instituto para la Promoción Pública de la Vivienda (a través de las direcciones generales de las Juntas de Andalucía, Canarias y Extremadura), por parte española, y el Instituto de Vivienda ,del Sector Social, por parte de México.

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