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Los países árabes moderados tratan de forzar una negociación con Israel

Los países árabes moderados pretenden convertir la "fórmula de acción política conjunto, acordada entre el rey Hussein de Jordania y el líder de la resistencia palestina, Yasir Arafat, en su caballo de batalla para, con la ayuda de EE UU, forzar una negociación de paz con Israel. Pero las indiscreciones sobre lo acordado el lunes en Amman revelan que la mencionada fórmula no cumple el principal requisito exigido por Washington para la apertura de conversaciones.

Adoptada en 1967, tras la guerra árabe-israelí de los seis días, la resolución de la ONU estipula una retirada israelí de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza a cambio del derecho del Estado judío a disponer de fronteras seguras y reconocidas. También aborda la cuestión palestina como un simple problema de refugiados, sin mencionar su derecho a la autodeterminación y a la creación de un Estado independiente.A falta del texto del pacto Hussein-Arafat, que no ha sido publicado, se puede deducir de las filtraciones de la Prensa árabe y de las confidencias de algunos responsables palestinos que el acuerdo que "culmina el largo proceso de discusiones y concertaciones entre dirigentes palestinos y jordanos", según la agencia de Prensa de la OLP, se inspira en el principio del intercambio de "la paz por los territorios ocupados".

Para concretar este intercambio, ambos interlocutores proponen negociar en el marco de una conferencia internacional, en base al plan de paz árabe de Fez de 1982 y al conjunto de las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, con vistas a crear un Estado palestino independiente, confederado con el reino hachemita, en los 5.000 kilómetros cuadrados de los territorios ocupados.

Además de la ambigüedad que supone la toma en consideración de todas las resoluciones de la Naciones Unidas, a veces contradictorias, el acuerdo adoptado por ambos interlocutores contiene, al parecer, otros pasajes confusos cuando alude a la representación palestina en las hipotéticas conversaciones.

La imprecisión del texto se explica, según una fuente de la OLP, por el deseo de Arafat de ir flexibilizando su postura si la iniciativa común con el soberano jordano recibe una acogida positiva, y aparenta poder desbloquear el atolladero en el que se encuentra sumido Oriente Próximo.

Los disidentes y los grupos marxistas palestinos afincados en Damasco rechazaron, como era de esperar, el acuerdo y fueron respaldados en su condena por la Prensa siria, que dedica amplios espacios a denunciar la traición o "el nuevo compló que pretende anular los derechos legítimos del pueblo palestino".

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