Washington teme la 'alergia nuclear' de sus aliados
Estados Unidos teme que se extienda la alergia nuclear entre sus aliados tras hacerse público un documento secreto con los planes del Pentágono para desplegar cabezas atómicas en España y otros países de la OTAN. Washington ha admitido la existencia de estos planes, que desde hace 10 años preveían la posibilidad de instalar en España 38 cargas de profundidad atómica, probablemente para equipar a los aviones de lucha antisubmarina P3-Orion que operan desde Rota, y ha tenido que reconocer que no había advertido previamente de los mismos a los Gobiernos interesados. En el caso español la preocupación es doble, ya que la Administración Reagan desea evitar cualquier desliz que ponga en peligro la integración definitiva de nuestro país en la Alianza Atlántica.Washington ha intentado parar el golpe de la divulgación del documento del Instituto de Estudios Políticos de Washington enviando telegramas a sus embajadas para que aseguren a los Gobiernos aliados que no se instalarán armas nucleares en sus territorios sin su conocimiento y autorización previas. Además de España, otros países de la OTAN -Canadá, Portugal e Islandia- habían sido señalados por un informe secreto del Pentágono, aprobado por la Casa Blanca, para recibir armas nucleares en casos de necesidad especiales.
España, lo mismo que Canadá e Islandia, se ha comprometido a no recibir armas nucleares. Otros países o territorios elegidos por el Pentágono como posibles receptores de cabezas nucleares son Filipinas, la colonia británica de Bermudas, la isla también británica de Diego García, en el océano Índico, y Puerto Rico estado asociado de EE UU. El informe es obra de William M. Arkin, que trabajó para el espionaje militar norteamericano en Berlín, ha publicado varios libros sobre temas nucelares y es un conocido crítico de la estrategia atómica norteamericana. Recientemente provocó también una polémica en la República Federal de Alemania al revelar el despliegue de minas terrestres nucleares estadounidenses.
Arkin trabaja para el Instituto de Estudios Políticos de Washington, una institución independiente que se define como progresista. Unos 40 investigadores realizan en el Instituto trabajos sobre temas de seguridad nacional, economía y política exterior. La Administración no quiso decir ayer si abrirá una investigación sobre la filtración del documento, que tenía la categoría de clasificado y top secret (alto secreto).
Funcionarios del Pentágono y del Departamento de Estado dijeron que están tratando de formular una política para hacer frente a lo que calificaron como un creciente rechazo entre sus aliados y cualquier clase de relación con armas nucleares, informó ayer The New York Times.
La idea es asegurarles que participarán en la formulación de la política nuclear, pero al mismo tiempo advertirles seriamente para que cumplan sus compromisos defensivos en el terreno de las operaciones nucleares. España no tiene ningún compromiso nuclear con EE UU. Esta advertencia está dirigida sobre todo a países que puedan tener la tentación de seguir el camino de Nueva Zelanda, que es un aliado militar de Washington en el ANZUS (Tratado del Pacifico Sur, cuyos otros dos socios son Estados Unidos y Australia) y que acaba de negar el paso por sus puertos de navíos americanos con cargamento nuclear.
Si esta alergia nuclear, como ha sido descrita por funcionarios gubernamentales, se extiende hasta el punto de que EE UU tiene que retirar armas nucleares de algunos países aliados o no puede enviarlas en casos de crisis, la capacidad militar norteamericana se verá disminuida.
"A menos que mantengamos el compromiso de nuestros aliados para recibir las visitas de nuestros barcos y para realizar los despliegues nucleares pertinentes, un país detrás de otro abandonará las obligaciones. No nos vamos a dejar situar en una posición en que quieran nuestra protección pero sin las armas necesarias en sus territorios para hacer el trabajo", afirmó al The New York Times un alto funcionario gubernamental.
James R. Schlesinger, ex secretario de Defensa, declaró ayer que quizá Estados Unidos ha sido el portador de este miedo a las armas nucleares. "A menos que seamos muy sensibles a las reacciones de otros países perjudicaremos la misma política que tratamos de defender", explicó.
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