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Reportaje:

Acuerdo de principio entre España y Argelia en el contencioso del gas natural

España y Argelia ultiman estos días en el más absoluto secreto un acuerdo de cooperación política y económica que podría firmarse, al más alto nivel e incluyendo una solución imaginativa al conflicto del suministro del gas natural, antes de un mes, según informan fuentes solventes. El último impulso al acuerdo bilateral se dio la semana pasada, en el curso de una visita privada que realizó a Madrid el ministro argelino de Energía, Belkacem Nabi, que se entrevistó en la Moncloa con el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra.

Fuentes solventes señalan que el compromiso que se negocia, sobre el que ya existe un entendimiento de principios, se conocerá como Acuerdo de Cooperación Política y Económica y podría firmarse en el curso de una visita que el presidente del Gobierno, Felipe González , curse a Argel en el mes de marzo. En medios informados no se descarta que sea el presidente argelino, Chadli Benyedid, quien visite Madrid, en lugar de viajar el presidente español a la capital argelina.El acuerdo de cooperación política y económica tendrá como centro de interés el contencioso del gas natural, problema que ha emponzoñado las relaciones políticas y económicas entre las dos capitales desde hace casi tres años y que, ante la ausencia de un acuerdo, llevó a la compañía estatal argelina Sonatrach a presentar una demanda contra la española Enagas, ante la Cámara de Comercio Internacional de Ginebra, por supuesto incumplimiento del contrato que ambas compañías firmaron en 1975.

Asimismo, el futuro acuerdo abrirá el paso a la retirada de esta demanda de arbitraje de la Cámara de Ginebra y suspenderá la serie de medidas cautelares y las represalias que, por ambas partes, se han adoptado desde que el contencioso entró por la vía jurídica hace casi un año. En 1984, el comercio entre las dos naciones se redujo, en volumen y cantidades, en más de un 50%.

Numerosas empresas españolas, especialmente del ramo de la construcción y exportadoras de productos manufacturados, se han visto rechazadas en los concursos públicos abiertos por las autoridades argelinas, hasta el extremo que su intensa actividad en dicho país se ha visto reducida a nada en el último año.

En sus aspectos concretos, el compromiso alcanzado sobre el gas se basa en una extensión del contrato de 1975, manteniendo las cantidades globales de gas natural pactadas -45.000 millones de termias anuales-, pero con la condición de que las mismas no sean exigidas, en virtud de la cláúsula take o pay (toma o paga), durante un periodo de transición de entre 3 y 5 años. En ese periodo de transición, el gobierno español se compromete a arripliar su red gasística interna y a favorecer los consumos de gas natural para poder cumplir las exigencias de importaciones que les impondrá a medio plazo el nuevo contrato.

Precio europeo

Asimismo, España acepta a cambio pagar el gas que retire al denominado precio europeo por millón de BTU (British Termical Unit), situado en estos momentos en torno a los 3,89 dólares, en lugar del precio contractual, que no supera los tres dólares por millón de BTU. El desbloqueo en las negociaciones se produjo a raíz de la visita que cursó a Argelia, el pasado noviembre, el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, con motivo de las celebraciones del aniversario de la independencia argelina. En aquella visita, Alfonso Guerra tuvo una larga entrevista con el presidente argelino, a quien presentó verbalmente una propuesta que ha servido de base para las actuales negociaciones, celebradas de forma intensa en estas últimas semanas en lo que se conocen como conversaciones subterráneas.Estas conversaciones culminaron la semana pasada con la visita de Nabi a Madrid, en la que se perfiló la solución del contencioso del gas y se abrió el camino para negociar sobre otros campos. Para algunas fuentes, la previsible solución del conflicto del gas por medio de la firma de un acuerdo de cooperación política y económica supone abrazar la denominada via francesa de relaciones con Argelia, donde simples contratos de suministro de gas natural se desfiguran con grandes nombres para justificar precios poco competitivos de una energía cada vez mas barata.

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