_
_
_
_
Reportaje:LA OSCURA MUERTE DE UN ARMADOR ESPAÑOL

Guinea Ecuatorial, suma y sigue

La integración de Guinea Ecuatoríal en la zona económica del franco, en vigor desde el pasado 1 de enero, zanjará la relación especial entre España y su ex colonia. El diseño completo de la cooperación española, centrado sobre la educación y la sanidad, será modificado. El monto total de lo invertido por España se cifra en 15.000 millones de pesetas desde 1979. La deuda exterior guineana con España asciende a 6.500 millones de pesetas.La opinión española ha sido muy sensible a las relaciones entre Madrid y Malabo. Nadie consiguió despejar la sospecha de que España malgastó sus esfuerzos allí.

Teodoro Obiang Nguema derrocó a su tío, el dictador Francisco Macías, en agosto de 1979. España adoptó entonces el compromiso moral y político de apoyar el desarrollo de Guinea Ecuatorial. El país se hallaba en una postración económica y social sin precedentes.

Más información
Desde cerveza hasta champú

Miles de personas habían sido ejecutadas por el dictador Macías. Unas 125.000 personas habían huido al extranjero. Las enfermedades endémicas azotaban a la población, de unos 300.000 habitantes, sumida en una miseria dificilmente compatible con la subsistencia. El consumo de pan y el de vitaminas, entre otros, estaba prohibido por Macías. Guinea Ecuatorial era el único país del mundo que carecía de fluido eléctrico.

Con la llegada de la democracia a España y con el derrocamiento de Macías luego, Madrid comenzó a valorar la alta renta de situación de la ex colonia, enclavada en el Golfo de Biafra, y sus potencialidades agrarias y petroleras como motores del futuro.

Los ricos crudos hallados en su plataforma continental auguraban un horizonte esperanzador, después de numerosas prospecciones al Norte de la isla de Bioko. Las perspectivas de explotación de uranio y, de las sales de titanio, en la zona continental de Río Muni, eran valoradas de modo halagüeño.

Un país descoyuntado

Pero las cosas se desarrollaron de otra forma. El Estado guineano, no existía. Tampoco existía sector público ni privado en la economía del país, descoyuntada por Macías. Ni siquiera había un mínimo bastidor administrativo sobre el que soportar aquel desarrollo previsto.

Unos 2.500 españoles viven en Guinea Ecuatorial. 300 de ellos son cooperantes adscritos a 8 ministerios. Numerosos acuerdos de cooperación se firmaron desde entonces, para el desarrollo global del país africano, desde los relativos a materias pesqueras, hasta los de hidrocarburos, los telefónicos, o la formación profesional.

Los esfuerzos de la cooperación española para ayudar a poner en marcha un aparato estatal guineano no prosperaron. Fracasaron por la desidia, la corrupción o la desconfianza guineana hacia la ex metrópoli. Nadie quería trabajar las otrora riquísimas plantaciones de cacao, de café, banano y otros cultivos tropicales. Obiang no fue capaz de seducir a su pueblo con un proyecto político. Carece de él.

Numerosos incidentes y percances de protocolo, junto con hechos de arrogancia probada de funcionarios guineanos en España e irregularidades de particulares españoles en Guinea Ecuato

Guinea Ecuatorial, suma y sigue

rial, arruinaron la confianza necesaria para cooperar.El deterioro de las relaciones culminó en 1983 con la exigencia guineana de que España retirara a sus cooperantes del área de Seguridad y Defensa y con el asilo, en la embajada española en Malabo, del sargento Venancio Micó, involucrado en un intento de golpe contra Obiang.

Pese a la estabilidad conseguida en los nexos Madrid-Malabo después del asilo de Micó (primero preso de los marroquíes en el llamado Corral de Frapejo, en Malabo, y hoy presumiblemente en la prisión de Black Beach) la situación ha empeorado mucho.

Medios solventes creen que Teodoro Obiang Nguema considera desproporcionada la influencia de Gabón en el área y que desea desprenderse de la presencia militar marroquí en Malabo. Unos 500 soldados marroquíes nutren su guardia que le fue brindada por Rabat a petición del poderoso Omar Bongo de Gabón, en 1979. Malabo mantiene con Libreville contenciosos abiertos como el de la ocupación militar gabonesa de las islas petroleras de M'Bañé.

Obiang desea mantener la cooperación española. Pero dentro de la estructura del clan, modo de organización del poder político en numerosos países africanos, Teodoro Obiang carece del poder de legado de los ancianos, un manojo de arcanos y de saberes tradicionales. No se trata de algo esotérico. Es más bien un cúmulo de conocimientos basados en la experiencia comunal y tribal, donde medicina, cirugía, alimentación, indumentaria y magia, las artes para subsistir, devienen un poder paralelo al político.

El poder de Obiang Nguema es pues limitado. Otros, con otras preferencias y otros aliados, disfrutan de poderes a su alrededor. De ellos proceden las conductas que han zancadilleado las relaciones de Guinea con España. El episodio del aeropuerto de Malabo ha sido el último ejemplo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_