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Entrevista:GUSTAVO GUTIÉRREZ | TEÓLOGO

"Hay gente para quien todo es marxismo"

Juan Arias

Durante este último viaje de Juan Pablo II a América Latina, después de la del Papa, la presencia que más se ha notado, en la sombra, ha sido la del padre de la teología de la liberación, el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, ideólogo y máximo exponente de esa nueva corriente teológica que tantos sueños lleva quitando al Vaticano y al mundo conservador. Ya en el avión, a la ida, muchos periodistas habían preguntado a Juan Pablo II si pensaba encontrarse con Gutiérrez. Su respuesta fue: "El programa no lo prevé".

En todos los discursos del Papa, desde que puso pie en Venezuela, y sobre todo desde que llegó a Perú, los observadores analizaban cada frase en función de una posible respuesta al importante teólogo. Y apenas llegada a Lima la Prensa internacional, el teólogo peruano tuvo que desaparece para evitar el acoso de los informadores. El último día, éste corresponsal pudo abordarlo con un pequeño grupo de informado res escogidos personalmente por Gutiérrez.Pregunta. ¿Qué piensa del viaje del Papa?

Respuesta. Mi pueblo es muy creyente. Lo está viviendo como una gran fiesta. Forma parte de la religiosidad popular de esta gente, que es "mi gente". Es un pueblo tremendamente pobre y humillado, y se siente feliz de que venga a visitarlo un personaje tan importante, aplaudido en todo el mundo.

P. Han presentado al Papa como a un "Cristo redivivo", como al "rey de los católicos".

R. Es evidente que se trata de una exageración. Creo que el primero en rechazarlo habrá sido el Papa. Son afirmaciones desaforadas que se explican sólo como un pecado de cultura, nada más.

P. Y usted, ¿cómo ha vivido personalmente este viaje?

R. Esquizofrénicamente, porque mi cabeza es europea, racional, pero mi sangre es india y lo he vivido con mi pueblo como una gran fiesta.

P. Entonces, ¿ha sido sólo una fiesta?

R. Eso lo dice usted, no yo.

P. ¿Ha salido a ver al Papa a la calle?

R. Por supuesto. Lo esperé el primer día en la plaza de Armas, junto con todos los demás sacerdotes de la diócesis y con mi obispo. Aquí, para ser progresista y avanzado, no es necesario, como en Europa, estar reñido con el propio obispo.

P. ¿Qué ha entendido la gente de los discursos?

R. Los entiende de una forma global. Los pobres tienen mucho instinto. Ellos han comprendido que el Papa les ha hablado de esperanza. Ha sido para ellos como un mensaje de cercanía. Les ha hablado de los derechos de los trabajadores, ha condenado su situación de injusticia infrahumana y ha defendido a los indios. Por eso estaban contentos.

P. Algunos han visto en el delirio de la gente una especie de fuga o magia religiosa.

R. Ni con dos millones de policías hubiese sido posible congregar casi un millón de jóvenes junto al Papa, y una magia que empuja a cinco millones de personas a salir a la calle me parece demasiado. Es verdad que la religiosidad popular de esta gente es muy grande, pero lo más importante de todo es el hecho de que el Papa ha hablado de esta religiosidad popular como de "un resorte liberador". A mí mismo me ha parecido una afirmación tremendamente audaz si se piensa que hasta ahora la religiosidad había sido vista por una buena parte de la Iglesia sólo como resignación a lo que sucede.

P. El Papa ha insistido machaconamente en que las raíces de la injusticia están, ante todo, en el corazón del hombre, en el pecado.

R. Y lleva razón. Para un cristiano es así, porque el pecado es la falta de amor, y quien no ama explota al prójimo.

P. Dice también el Papa que no basta liberar al hombre de la injusticia, sino que tiene que hacerlo del pecado, es decir, una liberación integral.

R. Yo eso lo escribí ya hace 15 años. Lo importante es que no se excluyan los tres niveles de liberación que Puebla había cogido entonces de mi libro: liberación social, personal o humana y del pecado. Lo importante es no darle una clave espiritualista, de fuga, al concepto de liberación delpecado.

"La cruz de la conquista fue la de la evangelización"

P. El Papa no ha hecho la autocrítica de la primera evangelización y hasta ha exaltado la cruz de Pizarro, que fue la de la conquista.R. Fue la cruz de la conquista, pero también la de la evangelización. Sin ella no sería yo hoy lo que soy. Yo hubiese hablado con más dureza que el Papa de los abusos y crímenes de la conquista, pero tampoco puedo ignorar que hubo un pufitado de misioneros heroicos que se opuso, en nombre del Evangelio, a aquellas atrocidades. Por eso he considerado muy imporitante el hecho de que el Papa haya citado tantas veces aquí al padre Bartolomé de las Casas, quien había llegado a decir que los españoles bien se merecerían los castigos de Dios por lo que habían hecho. Pero no puedo ignorar que también él era español. A veces, la historia es curiosa, y de un gesto negativo pueden nacer frutos buenos. Como de una mujer violentada, gesto cruel, puede nacer un niño precioso, que es siempre un bien.

P. El ex Santo Oficio, con su documento sobre la teología de la liberación, prácticamente le ha condenado.

R. El documento del cardenal Ratzinger, nosotros, los cristianos de Perú, lo tenemos que leer a la luz del documento posterior publicado por nuestros obispos. se no me condena y yo lo encuentro muy bueno. En Roma hicieron muchos esfuerzos por doblegar a nuestros obispos, pero no lo consiguieron. Y yo tengo que sentirme en comunión con mi Iglesia. Y aquí, en Perú, ningún obispo me ha prohibido nunca actuar en su diócesis, soy párroco y enseño teología en. la universidad Católica.

P. ¿Cómo es el cardenal Ratzinger?

R. Pregúnteselo a él.

P. El Papa ha hablado de "falsos profetas" que entran en la puerta falsa de la Iglesia y son ladrones y asesinos. Muchos lo han interpretado como referido a ustedes, los teólogos de la liberación.

R. Todo lo que se dice de malo, en cualquier parte del mundo, se nos aplica en seguida a nosotros. Yo lo aceptaré sólo cuando el Papa me nombre personalmente. Se trata de un texto del Evangelio que yo también predico a menudo en mi iglesia. Habrá que ver ante Dios quiénes son esos falsos profetas. Yo no entro por ninguna puerta falsa, pues vivo en plena comunión con mi obispo, el cardenal Juan Landazuri, que, como saben, es una de las personas más evangélicas de la Iglesia de hoy.

P. El Papa nos había dicho en el avión que iba a hablar poco aquí de la teología de la liberación, porque él se dirige a la gente sencilla y ésta no la entiende.

R. Y lleva toda la razón. Vaya usted por la calle, pare a una persona pobre y pregúntele qué piensa del cardenal Ratzinger y del teólogo Gustavo Gutiérrez, y le responderá que si está loco. Yo tampoco hablo nunca en mi iglesia, en los sermones, de la teología de la liberación. Esta teología, como las demás, es sólo un instrumento de trabajo. Yo la descubrí a mis 40 años, y hasta entonces no la necesité para ser cristiano. Y espero que ahora pueda seguir siéndolo con ella.

P. El Papa dice siempre que la opción de la Iglesia por los pobres no es excluyente ni exclusiva.

R. Tiene razón. Es lo que hemos predicado siempre todos. El Evangelio no excluye a nadie, sólo que por fin se ha empezado a aceptar que los "preferidos" del reino de Dios son los pobres, los últimos, y no al revés. ¿Le parece poco?

P. Se acusa a su teología de estar contaminada de marxismo.

R. Es curioso, porque precisamente uno de los mayores expertos actuales en marxismo sostiene que la "teoría de la dependencia", que yo utilizo, es incluso antimarxista. Lo que ocurre es que hay gente para quien todo es marxismo. Es como si por el hecho de hablar de "mecanismos de defensa", que es una categoría de Freud, yo tuviera que ser necesariarnente ateo y judío como él.

"No me interesan las pequeñas intrigas"

P. ¿Qué es lo que más le interesa en este momento?R. No me interesan los problemas chiquitos, las pequeñas intrigas. Me interesan los problemas grandes, mi pueblo, su hambre, su desnudez, su explotación. Me interesa que salga de su túnel de miseria y de frustración. Hoy, Perú está viviendo quizá el peor momento de su historia en el campo social y económico, mientras existe, al revés, una gran vitalidad religiosa y unas ganas grandes por parte de los pobres de organizarse y de salir de esta pesadilla de injusticia.

P. ¿Qué le pareció la manipulación que se hizo del discurso de los jóvenes al Papa?

R. Una vergüenza para mi pueblo y para mi Iglesia. No sé si sabremos; nunca lo que ocurrió.

P. El Opus Dei, que ha actuado con tanto activismo en esta visita del Papa, ¿se acerca a su teología de la liberación?

R. Supongo que lo pregunta como un chiste. Pues claro que no. ¿Es que no sucede igual en España?

P. Se dice que existen contactos entre Sendero Luminoso y la Iglesia católica.

R. Eso es completamente falso. Ellos son un movimiento político y nada más. Podrían tener interés quizá en atraerse al mundo incaico, a los indios, y siendo éstos muy religiosos, quizá no les interese golpear a la Iglesia, pero nada más. Eso sí, por el hecho de que desaprobemos sus métodos violentos, que yo condeno firmemente, no quiere decir que deje de ser verdad la gran injusticia en la que están sumidos hoy aún nuestros indios

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