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Washington minimiza la crisis abierta con sus aliados del Pacífico Sur

Francisco G. Basterra

Estados Unidos trató ayer de minimizar la crisis abierta con sus aliados del Pacífico Sur, y el primer ministro australiano, Bob Hawke, confirmó, tras entrevistarse con el presidente Ronald Reagan, que su país continúa siendo un miembro seguro de la alianza tripartita ANZUS (el tratado de defensa mutua que une a Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda). A pesar de esta afirmación, el Gobierno de Camberra ha decidido no autorizar el uso de sus bases aéreas para que aviones norteamericanos controlen las pruebas del misil intercontinental MX.EE UU seguirá adelante con las pruebas, a finales de este año, y las controlará desde barcos o desde aviones que utilizarán la base de Clark, en Filipinas. Un misil MX será lanzado desde la base californiana de Vandenberg para que alcance su radio de acción máximo de 7.500 millas, que le llevará a un punto del mar de Tasmania, entre Australia y Nueva Zelanda, en aguas internacionales. La Administración entiende que la negativa de Hawke no afecta a la alianza entre los dos países y trata de no ahondar la crisis para tratar de salvar el ANZUS.

Todo el peso de la irritación norteamericana recae sobre Nueva Zelanda, el tercer miembro del pacto de mutua defensa ANZUS, que incluye también a Australia y a EE UU, cuyo Gobierno laborista ha negado a Washington el uso de sus puertos para barcos con armamento nuclear. La Administración afirmó ayer que Nueva Zelanda ya no es un aliado pero tampoco un adversario de Norteamérica.

EE UU no acepta trabas

La utilización libre de los puertos es considerada un elemento clave en la alianza ANZUS y Washington no acepta trabas a las libres escalas de sus buques. La Marina norteamericana está aumentando su capacidad nuclear y el 85% de su flota de combate, 289 navíos, tienen capacidad de portar armamento atómico, y toda limitación a estos barcos disminuye la efectividad de su despliegue. La flota norteamericana de superficie lleva a bordo 2.700 armas nucleares tácticas y los submarinos 5.700 cabezas nucleares. Un funcionario de la Administración dijo ayer que la visita a puertos aliados de nuestros barcos en el Pacífico es tan fundamental para EE UU como el despliegue de tropas estadounidenses en la RFA. La reacción a la negativa neozelandesa debe entenderse por la creciente preocupación de EE UU de que los movimientos antinucleares y las propuestas de zonas desnuclearizadas cobren de nuevo fuerza, en un momento en que se van a iniciar unas difíciles negociaciones de desarme con la URSS.

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Washington trata de impedir que no cunda el ejemplo neozelandés. Papandreu acaba de negar a EE UU el permiso para reemplazar las armas nucleares que tienen en sus bases en Grecia. Bélgica y Holanda no han decidido aún la instalación de misiles de crucero. Se reproducen en el Reino Unido las manifestaciones contra los euromisiles y, en Asia, Japón mantiene una posición ambigua sobre la llegada de barcos americanos con armas nucleares a sus puertos.

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