El cine de Godard sale beneficiado de la controversia sobre su última película
La controversia creada en Francia en torno a la última película de Jean Luc Godard, Je vous salue, Marie, no sólo ha beneficiado la distribución comercial del filme sino que ha obligado a los críticos y a los comentaristas de la cultura a considerarla con mayor atención. De este modo el cine de Godard ha sido revisado en profundidad y contemplado como un ejemplo de coherencia y, en el caso de esta película, atacada desde sectores integristas, como un objeto artístico de gran pureza.
El escándalo que ha rodeado en Francia el estreno de Je vous salue, Marie, ha beneficiado, más que perjudicar, al director de la película, Jean Luc Godard. Los espectadores, temerosos de que fuera prohibida, se lanzaron el fin de semana a los cines de París para juzgar por sí mismos si los católicos integristas tenían motivos para sentirse heridos o no. La crítica, en términos generales, ya había hecho saber su opinión: Je vous salue, Marie, sentenciaron los principales diarios, es una película pura.La pureza del filme de Jean Luc Godard, uno de los grandes cineastas franceses, puede llegar a convertir el filme, incluso, en un exponente del mejor pensamiento cinematográfico religioso, a juzgar por las críticas que ha recibido en Francia.
Con respecto a la pureza que se le ha atribuido a Je vous salue, Marie, el juez que examinó la demanda de prohibición presentada por dos asociaciones católicas tampoco tuvo dudas. La película puede molestar a determinados espectadores, pero no es ni pornográfica ni obscena. La sentencia hará jurisprudencia, porque establece claramente el derecho a la libertad de creación en el cine, tanto más cuanto el espectador, al comprar voluntariamente la entrada, hace uso de su libertad y se sitúa en una posición de coloquio con la obra que se le presenta. "El espectador acepta el riesgo de sufrir el carácter provocante o escandaloso de la obra en relación con sus creencias", afirma la sentencia.
Gran calidad
El juez, Pierre Dray, no parece haber apreciado gran calidad en la película, pero reconoce que su obligación no es calificarla de buena o mala. Mas aun, el tribunal quedó algo sorprendido por la brutalidad del lenguaje empleado, y así lo hace constar. Incluso reconoce que algunos católicos pueden sentirse molestos, y eso pese a que el juez demostró desconocer los dogmas de la Iglesia católica: confunde en la sentencia el misterio de la Inmaculada Concepción (que trata de la concepción de María sin pecado original) con el de la virginidad de la madre de Jesucristo, que es, en el fondo, el tema central de la película.Je vous salue, Marie fue inicialmente bien recibida por la crítica católica y conservadora, y algo menos por los diarios progresistas, desconcertados con el cántico a la castidad que realiza el director. Jean Luc Godard no hizo nada para aclarar la polémica.
Libération tuvo que renunciar a publicar una entrevista coherente, y otros periódicos se limitaron a recoger unas declaraciones más bien crípticas: "Je vous salue, Marie", afirmó Godard, "es una pobre película, y no nos encontraríamos en ese punto si la Iglesia supiera luchar con los pobres con menos palabras ricas y más imágenes auténticas y pobres. Si ha habido pecado por nuestra parte, no ha sido otro que el de aproximarnos con orgullo siempre joven del nuevo cine a aquella que Georges Bernanos calificó de "más joven que el pecado".
El dedo en la llaga
André Frossard, de Le Figaro, puso el dedo en la llaga: "¿Puede herir a los católicos el último filme de Godard? La respuesta es sí. Las imágenes que les presenta no son evidentemente las que les sugiere su piedad, y el vocabulario, increíblemente grosero, no es ciertamente el mismo de san Lucas. Dicho esto, creo que el director no ha pretendido escandalizarles. Diría más bien que creía provocar a los otros, a los materialistas, exaltando, a su manera, las virtudes de la castidad y de la virginidad".Algo así debió sentir el crítico del diario comunista L'Humanité, cuando escribió irónicamente que, viendo la película, había tenido la impresión de que Godard estaba utilizando escenas que le habían sobrado de otras obras. Libération fue menos duro, aunque deja constancia de su perplejidad: "No hay personajes. No hay historia. No hay película. Nada. Un gran agujero negro. O más bien un gran vacío".
Le Quotidien de Paris afirmaba que "sería injusto ver en esta anunciación una intención blasfema".
"Himno a la castidad"
Un personaje político como Michel Guy, que fue secretario de Estado para la Cultura con Valéry Giscard d'Estaing, fue más lejos: "Es la película más pura del mundo, un himno a la castidad. Quienes gritan que es irrespetuosa, están ciegos. La comunidad católica se debe felicitar de que un director de cine se interese por este problema con tanta ternura". Para algunos críticos, Je vous salue, Marie marca un hito en la carrera cinematográfica de Jean Luc Godard.La historia es mucho más lineal que de costumbre, y el guión, mucho más elaborado ("Evidentemente", explica Godard, "porque el texto viene de las Escrituras, y yo me he limitado a aprovecharme de él").
La película sería la continuación lógica de un sentido de lo sagrado que ya aparece en Sauve qui peut o en Carmen, las dos producciones anteriores del polémico director.
Por si acaso la película termina pasando a la historia como una obra del nuevo catolicismo, la jerarquía eclesiástica francesa ha preferido mantener un prudente silencio. Parece como si los obispos no sepan a qué carta quedarse con el viraje de Godard.
El director de cine, por su parte, no cree que haya nada especialmente nuevo en esta película: "En cada ocasión de mi vida he intentado hablar con sujeto, verbo y complemento, de forma que la frase diera cuenta de todos los aspectos, ya sean ricos o miserables, tratándolos en lugar de maltratarlos".
Godard, que ha tenido malas experiencias con la censura (dos películas anteriores estuvieron prohibidas) se declaró "satisfecho" con la sentencia del juez, sobre todo porque el alcalde de Versalles, que había decidido cerrar los cines a su filme, corrigió la orden municipal.
Babelia
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