Los tesoros arqueológicos de la bahía de Cádiz

El 18 de diciembre próximo pasado, uno de sus periodistas publicó un muy buen artículo acerca de mi interés en salvar los tesoros arqueológicos de la bahía de Cádiz. Unos días después, el 30 de diciembre, su periódico publicó una retractación a dicho artículo y basó su información en una entrevista con Manuel Martín Bueno, subdirector general de Arqueología del Ministerio de Cultura. Prácticamente, todo lo que Bueno afirma acerca mío es falso o tiende a confundir a la opinión pública.La distorsión más importante a la verdad fue su afirmación de que yo no soy un científico, lo que ha causado gran molestia entre mis colegas. Este artículo del 30 de diciembre fue traducido y leído ante muchísimos arqueólogos que atendían la conferencia anual de la Sociedad de Arqueología Histórica en Boston, la semana pasada (incluyo artículo publicado en el New York Times). La reacción general fue de indignación; de que un hombre de tan alta posición en el Gobierno como el señor Bueno pudiera hacer una declaración tan fálsa en contra de otro colega arqueólogo.

Unánimemente demandaron que se tomara acción en contra de las denuncias de Bueno, ya que, al atacarme a mí, atacaba al mismo tiempo a todos los arqueólogos americanos. Algunos miembros de la organización incluso demandaron que se presentara una petición al Gobierno español para que Bueno se disculpara públicamente frente a todos los arqueólogos americanos y a mí.

¿Cómo puede el señor Bueno afirmar que yo no soy un científico, cuando él sabe que he dedicado mi vida al campo de la arqueología submarina y soy una de las personas más destacadas y respetadas en este área de estudio? Yo he publicado más de 30 libros y más de 500 artículos y reportajes científicos sobre materias relacionadas con la arqueología submarina, sin mencionar que he dado conferencias sobre el tema en más de 100 universidades e instituciones alrededor del mundo. También he trabajado como arqueólogo submarino en más de 40 países y he sido profesor de esa disciplina en la universidad de California y en el Instituto Scripps de Oceanografía.

Acerca de lo que Bueno dice de que Plioenician Exploration financia y apoya mi trabajo en la bahía de Cádiz por ganancias financieras, yo le contesto que siempre, en nuestras peticiones al Gobierno, hemos aclarado enfáticamente que nosotros queríamos que todos los objetos importantes y únicos que se hayan recobrado queden en España, y sólo pedimos la mitad de los objetos duplicados, los cuales se usarán para ayudar a recuperar parte de los tremendos gastos que tal empresa requiere.

Si nuestro único interés fuera el hacer dinero, estaríamos trabajando en las Bahamas, Florida o en cualquier otra parte donde los Gobiernos donan a los arqueólogos el 75% de lo que recobran.

Bueno afirma que durante los últimos cinco años han sido dos o tres proyectos por año trabajando en la bahía. Lo que de verdad se ha hecho ha sido mucho menos que eso y son trabajos de muy pequeña importancia.

También el señor Bueno se refiere a que no hay conflicto ni competencia entre la Junta de Andalucía y el Ministerio de Cultura, lo cual es absolutamente falso. La Junta de Andalucía quiere todos los derechos de los pecios que hay en aguas de Andalucía, y por supuesto que tiene razón en pedir dichos derechos.

¿Podría ser que Bueno quiera que todos los pecios queden en Cádiz para su propio beneficio?

Lo importante es hacer que mientras Bueno ha hecho y sigue haciendo todo lo posible para impedir que yo trate de salvar los tesoros que quedan sumergidos en la bahía de Cádiz, cada día se pierden o dañan más cosas. Muchos otros grupos, españoles y extranjeros, han expresado un gran interés en trabajar en Cádiz.

Yo me pregunto por qué Bueno no se traga su tonto orgullo y admite de una vez por todas que él no es arqueólogo submarino y que ni él ni el Ministerio de Cultura tienen los conocimientos ni los medios financieros para. realizar un proyecto de semejante envergadura como el de salvar una herencia del pasado que pertenece al mundo entero y permite a otros, como mi compañía, realizar un trabajo que debe realizarse.-