Willoch: "La seguridad es más importante que el crecimiento económico"
El primer ministro noruego, el conservador Kaare Willoch, visitará oficialmente España los próximos días 7 y 8 de febrero, en el que es el primer viaje oficial a Madrid de un jefe de Gobierno de Oslo. Willoch es un firme partidario de la OTAN y, aunque se felicita por la distensión que se aprecia en las relaciones Este-Oeste, considera que aún se viven momentos en que la seguridad ha de primar sobre el crecimiento económico. Ante las elecciones del próximo mes de septiembre en el país nórdico, los sondeos de opinión señalan una pérdida de popularidad de la coalición conservadora gobernante, que desde su acceso al poder en 1981 ha ejercido una política económica restrictiva. Willoch, en conversación con un grupo de periodistas españoles, asegura que la posición negociadora occidental en Ginebra se discutirá en la OTAN.
ENVIADO ESPECIALKaare Willoch, primer ministro de Noruega, asegura que la posición occidental en las negociaciones sobre desarme nuclear que las superpotencias van a iniciar próximamente en Ginebra será acordada en la OTAN. El Gobierno noruego no ha decidido aún la respuesta que va a dar a Bruselas cuando sea consultado sobre el programa de despliegue de los euromisiles en Bélgica, aunque es firme partidario de mantener el calendario de despliegue acordado por la alianza en 1979: "En la actualidad, la cuestión de la seguridad es más importante que el crecimiento económico", dice Willoch. El primer ministro noruego va a visitar oficialmente España los próximos días 7 y 8 de febrero.
"Considero que el acuerdo de Ginebra para iniciar negociaciones es prometedor, aunque hay dificultades por delante. Creo que es fructífero que ambas partes estén dispuestas a discutir todos los niveles y todos los aspectos de las armas nucleares. Desde nuestro punto de vista, es necesario alcanzar un acuerdo no sólo sobre los aspectos globales, sino también sobre las fuerzas en Europa", señala Willoch, cuyo Gobierno aún no sabe qué va a responder a Bélgica cuando sea consultado sobre el plan de despliegue de los 48 euromisiles que el Gobierno de Wilfried Martens está estudiando.
Noruega, no obstante, siempre ha mantenido la necesidad de cumplir lo acordado por la Alianza Atlántica en 1979 y, en consecuencia, es partidaria de iniciar el despliegue de los euromisiles el mes de marzo. Willoch considera positivo negociar desde posiciones solventes y no oculta su satisfacción "por la influencia que tenemos debido a nuestra pertenencia a la Alianza", ya que la "postura negociadora occidental en Ginebra será discutida en la OTAN".
Oslo protestó por la violación del espacio aéreo noruego por un misil soviético, el pasado mes de diciembre, pero se dio por satisfecho por las disculpas presentadas por Moscú. Este incidente ratificó la creencia del primer ministro noruego de que "en la actualidad la cuestión de la seguridad es más importante que el crecimiento económico".
Willoch critica los intentos de los socialdemócratas noruegos de establecer una zona nórdica desnuclearizada. A mediados de este mes los dirigentes socialdemócratas de los países nórdicos mantuvieron una reunión en Oslo encaminada a definir una política coordinada de cara a la consecución de una zona nórdica sin armas nucleares. "No hay mucha claridad sobre esta cuestión", manifiesta Willoch. "La política socialdemócrata está envuelta en ambigüedades. Supone, la colaboración con países neutrales, como Suecia o Finlandia, lo que es una contradicción con el acuerdo que tenemos los partidos noruegos, excepción hecha de los socialistas de izquierda, de que las cuestiones de seguridad han de considerarse desde la pertenencia a la OTAN. Cualquier acuerdo sobre armas nucleares sólo tiene sentido si las potencias nucleares forman parte de tal acuerdo".
Interés en América Latina
Noruega, junto con otros países nórdicos, tiene una sensibilidad particularmente desarrollada ante la situación en Latinoamérica. La crisis que vive el istmo americano es seguida con vivo interés por la sociedad noruega, lo que en ocasiones ha provocado alguna polémica. Willoch señala que la política de su Gobierno para con la región se basa en tres puntos: "Democracia, que es un elemento de seguridad; independencia para todos los países respecto a los derechos humanos, y no intervención de la URSS o de ningún país del Este". Con respecto a este punto, el primer ministro noruego puntualiza: "No digo que esto sea así, pero a la región ha de permitírsela resolver sus propios problemas y ha de hacerse en función de los factores que acabo de mencionar, incluida la seguridad para todos los vecinos".Preguntado Willoch si considera que Nicaragua es un elemento de conflicto en el área, el dirigente conservador responde simplemente que "no quisiera decir nada más sobre la situación en la zona".
No a la OLP
Otro punto caliente del globo es que el país nórdico tiene intereses en Oriente Próximo. Soldados noruegos forman parte de las fuerzas de la ONU destacadas en el sur de Líbano, y en estos días se ven por las calles de Oslo pintadas que piden que se permita la presencia en el país de una representación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). El Gobierno acaba de rechazar una solicitud de abrir una oficina de representacíón cursada por la OLP. Sobre este punto hubo discrepancias en los partidos de la coalición gobernante, pero al final se impuso el criterio restrictivo."La cuestión a la que nos enfrentábamos era la de permitir la inmigración de personas con el objetivo manifiesto de ofrecer información sobre las actividades de la OLP", dice Willoch. "He de hacer hincapié en las consecuencias de tal clase de presencia de una organización que acepta el terrorismo como uno de sus medios, y también hay que tener en cuenta los efectos sobre la seguridad para este país", añade, antes de recordar que "nuestra política está basada en el reconocimiento de los derechos del ¡5ueblo palestino, de acuerdo con las resoluciones de la ONU".
Otro punto en el que rechina la conciencia noruega es el de las relaciones con Suráfrica. El año 1984 ha sido extraordinario, comercialmente hablando, en las relaciones entre ambos países, lo que llevó al ministro Asbjorn Haugsvedt a decir que: "lamentaba tener que comunicar tal noticia". Un tercio del transporte del petróleo a Suráfrica se hace en barcos noruegos. De África del Sur se importan, entre otros bienes, frutas. Tales productos llegaron hasta la misma cantina de la jefatura del Gobierno, lo que supuso un fuerte impacto entre los funcionarios, que, cuando se enteraron, arrojaron toda la fruta a la basura, en lo que es una paradigmático ejemplo de la moralidad que inunda a la sociedad noruega.
Willoch señala que Noruega siempre ha deplorado la política de apartheid y se ha sumado a las resoluciones condenatorias de la ONU, pero ve que "no tiene sentido establecer restricciones al transporte marítimo noruego si al tiempo no se aplican las mismas medidas a las otras naciones. Lo que no creo es que haya que usar a Suráfrica como un medio para fortalecer a otras naciones en la competencia con los noruegos. Si se establecen restricciones, participaríamos en ellas".
Suben los socialdemócratas
El próximo mes de septiembre los noruegos acudirán a las urnas para elegir un nuevo Parlamento. Los sondeos, hasta ahora, indican una pérdida de intenciones de votos para la coalición gobernante. El último de ellos, publicado el pasado fin de semana, da a la coalición de conservadores, cristianopopulares y centristas, el 43,5% de los votos, frente al 47,8% que obtuvieron en 1981. Los socialdemócratas tienen el 40,5%, frente al 37,2% que alcanzaron hace tres años y medio, pero cuentan con el apoyo ya prometido de Izquierda, que tiene el 3,5% de las intenciones de voto. Falta por conocer la postura que adoptaría el Partido Socialista de Izquierda, más propenso a apoyar a los socialdemócratas, que goza de un 6,5% de in,tenciones de voto. Vistas así las cosas, parece que Willoch va a tener algunas dificultades para mantenerse en el Gobierno."Creo que ambos estamos cerca de la victoria", manifiesta Rafiense Agro Harlem Brundtlan, la líder de los socialdemócratas. "Es imposible hacer previsiones. Mucho depende de lo que ocurra de aquí al día de las elecciones".
El primer ministro reconoce que su política de recortar el gasto público es impopular. Willoch considera que la política de los socialdemócratas llevaba a la ruina al país y que su triunfo electoral era un mandato para poner coto al excesivo intervencionismo estatal, pero el noruego ahora se queja de estas restricciones.
"Hayuna cuestión que es bastante difilcil de entender y es que los altos ingresos procedentes del petróleo no pueden emplearse de un modo inmediato para resolver nuestros problemas: mucho gasto crea más inflación y más desempleo", dice Willoch, quien acusa a la oposición de "falta de realismo y responsabilidad por hacer creer a la gente que habría que usar la mayoría del dinero inmediatamente". Willoch concede que el paro es ahora mayor que hace cuatro años (unos 60.000 trabajadores, casi el 4% de la población activa noruega está desempleada), "pero está muy lejos del que existe en otros países desarrollados. Es mucho más bajo que en otros países con Gobiernos socialistas. España es un ejemplo de que nada es tan sencillo como dicen los socialistas noruegos, que sostienen que la solución del problema del paro es una cuestión de voluntad política".
Más información en la página 49
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