La policia atribuye a delincuentes comunes la muerte de un inspector en Barcelona
Delincuentes comunes, probablemente relacionados con el tráfico de drogas, fueron los autores del asesinato del inspector de policía Miguel Ángel Morquecho de la Cal, de 27 años, casado y natural de Burgos, -que fue acribillado a tiros en la madrugada de ayer en Barcelona cuando procedía a identificar a unos desconocidos en compañía de otro inspector, Pedro Pernia Piéguez, que resultó herido de gravedad.Este último agente se recuperaba ayer tras ser sometido a una operación quirúrgica de urgencia en el hospital Clínico de Barcelona, y aunque su vida no corre peligro, su estado sigue siendo "grave". Aunque en los minutos que siguieron al tiroteo se presumía que se trataba de un atentado terrorista, la policía comprobó posteriormente que los autores eran delincuentes comunes (véase la segunda edición de EL PAÍS de ayer). Los Reyes de España enviaron ayer un telegrama de pésame a los familiares de la víctima y otro dando ánimos al inspector herido.
Una jeringuilla, con restos de sangre en su interior, fue encontrada ayer junto a los casquillos de las balas que terminaron con la vida del inspector de policía. Esta circunstancia refuerza las primeras hipótesis policiales de que el asesino puede ser un traficante o un heroinómano.
Distintas fuentes aseguraron ayer a este diario que la policía conoce ya la identidad del asesino, gracias a que el Gabinete de Identificación de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona identificó unas huellas dactilares encontradas en el automóvil que utilizaron el autor de los disparos y sus acompañantes para huir.
La noticia del tiroteo en el barrio barcelonés de Sants fue conocida por la policía alrededor de las 0.20 horas de ayer, cuando un policía nacional del 091 recibió una llamada de la propietaria de un bar, en la que ésta comunicaba que el inspector Pedro Bernia había entrado en su local, herido en el vientre, sangrando abundantemente y pidiendo auxilio.
La comunicante explicó también que su esposo había acompañado al hospital Clínico al herido. Cuando las primeras dotaciones de coches zeta llegaron al lugar donde se había producido el tiroteo, en el barrio barcelonés de Sants, encontraron, junto a un vehículo policial K -camuflado-, el cuerpo del inspector muerto.
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